¡®El invierno¡¯, una lucha de supervivencia en el fin del mundo
La ¨®pera prima del argentino Emiliano Torres compite por la Concha de Oro en San Sebasti¨¢n
En el extremo sur de Argentina, el aislamiento absoluto vuelve enorme hasta la m¨¢s ¨ªnfima tragedia humana. All¨ª, un viejo capataz es despedido de la estancia en la que trabaja desde hace muchos a?os. Un pe¨®n rural m¨¢s joven ocupa su lugar. El cambio no ser¨¢ f¨¢cil para ninguno de los dos. El invierno, la ¨®pera prima del argentino Emiliano Torres (Buenos Aires, 1971), muestra la lucha de dos supervivientes en un paraje ¨¢rido e inh¨®spito, distinto a las postales m¨¢s conocidas de la Patagonia. Muy lejos de ese escenario, en la ciudad espa?ola de San Sebasti¨¢n, la cinta compite ahora por alzarse con la Concha de Oro en la 64 edici¨®n del festival.
"Hay que pasar el invierno", se suele decir en esas tierras, como si solo se tratara de esperar a que llegue de nuevo el verano, con sus d¨ªas interminables y noches cort¨ªsimas. La mayor¨ªa de los trabajadores rurales llega con el calor para cuidar reba?os, esquilar ovejas y trasladar la lana hasta los puertos, pero desaparecen de all¨ª en los meses fr¨ªos, s¨®lo aptos para almas solitarias y resistentes. Evans, el viejo capataz, recela de todo el mundo, tambi¨¦n de Jara, pero ve en ¨¦l a su joven yo. Jara le observa y parece abocado a repetir los pasos de su predecesor.
Nadie m¨¢s inesperado que un referente del teatro para interpretar un papel tan contenido como el del hura?o Evans, pero el dramaturgo y actor chileno Alejandro Sieveking es una gran elecci¨®n. Tambi¨¦n convence Cristian Salguero en su rol antag¨®nico, como joven del norte de Argentina que deja a su familia y recorre 4.000 kil¨®metros para irse a trabajar al fin del mundo. Salguero, quien actu¨® a las ¨®rdenes de Santiago Mitre en La Patota (Paulina), copia todas las rutinas del anterior capataz, en un intento por lograr un contrato de trabajo que, por el momento, es solo de palabra.
Filmar en condiciones extremas
No solo Evans y Jara se mimetizan. Tambi¨¦n la pel¨ªcula -una coproducci¨®n argentino-francesa- se adapta a la primitiva vida patag¨®nica y se vuelve esencial. "Filmar all¨ª se convierte en una aventura. Hay mucho viento, con r¨¢fagas de 80 kil¨®metros por hora, que hacen muy dif¨ªcil caminar y lo condicionan todo: si filmar o no, poner luz o no, incluso cambiar la posici¨®n la c¨¢mara", detalla Torres en una entrevista antes de viajar a Espa?a. "En contextos as¨ª hay que dar lo mejor cada uno y encontrar soluciones creativas y me siento extra?amente c¨®modo en estas situaciones", agrega.
El cineasta recuerda que el puntapi¨¦ inicial de la cinta ocurri¨® diez a?os atr¨¢s, cuando busc¨® refugio en una estancia y pas¨® un d¨ªa a solas con un capataz, sus caballos, perros, y ganado. Tras una extensa carrera como ayudante de direcci¨®n junto a Marco Bechis, Miguel Courtois e Iciar Bolla¨ªn, entre otros, retom¨® ese recuerdo para intentar reflejar la realidad de los peones rurales en esa cara oculta de la Patagonia, con "barro y sangre".
El paisaje se vuelve un personaje m¨¢s, que hechiza y a la vez enfrenta a los protagonistas, mientras los verdaderos due?os de las tierras permanecen en la sombra, lejos de all¨ª. A pesar de la fuerte presencia f¨ªlmica de la Patagonia, la historia que narra El Invierno es universal. "La lucha de dos hombres por un trabajo miserable ocurre en casi cualquier lugar", confirma Torres.
La pel¨ªcula va m¨¢s all¨¢ de reflexionar sobre las condiciones del trabajo, al cuestionarse el trabajo en si. Por eso, deja al espectador con una pregunta en la cabeza al abandonar la sala: ?Qu¨¦ ganamos con un trabajo y qu¨¦ dejamos en el camino?
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