Un monstruo salvador en una pel¨ªcula irregular de Bayona
El cr¨ªtico de cine de EL PA?S comenta la pel¨ªcula 'Un monstruo viene a verme'
Todo en el argumento de Un monstruo viene a vermede J. A. Bayona, invita a la l¨¢grima del espectador, a la empat¨ªa absoluta con un cr¨ªo al que el coraz¨®n le sangra, el cerebro est¨¢ a punto de explotar atenazado por el miedo, condenado a la p¨¦rdida de lo que ama, asediado por la infinita crueldad de otros ni?os, masticando soledad y desamparo, so?ando, intolerablemente familiarizado con las pesadillas. Y estoy dispuesto a compartir su angustia a condici¨®n de no sentirme manipulado, de que la m¨²sica no me agobie intentando subrayar los sentimientos. La emoci¨®n se transmite con naturalidad y fluidez, no la puede contagiar un ordenador que calcula el n¨²mero de entradas si la mayor¨ªa de los espectadores llora.
Sigo con inter¨¦s la historia que me cuenta Bayona, reconozco la poderosa factura visual que envuelve su mensaje. Los relatos con formato de animaci¨®n sobre la mezcla del bien y del mal y la complejidad de la naturaleza humana que le narra el monstruo a la desolada criatura est¨¢n realizados con estilo deslumbrante, con imaginaci¨®n, con efectos especiales de lujo; los actores y las actrices tienen peso dram¨¢tico (no reconoces el careto de Liam Neeson tras la m¨¢scara de ese ¨¢rbol gigantesco transformado en drag¨®n pero su impresionante voz es decisiva); el retrato de un ni?o con pavor a la orfandad puede establecer inmediata conexi¨®n emocional, pero ante material tan adictivo existe una barrera que me distancia, me agota el abuso del piano acompa?ando a secuencias que pretenden continuamente ser intensas, asisto desde fuera a un material compuesto de sentimentalismo, lirismo desgarrado y un aura de terror. Es previsible su ¨¦xito, al igual que ha ocurrido con las pel¨ªculas anteriores de este director, pero admitiendo su solvencia para sacar adelante proyectos muy caros con estreno garantizado en cualquier lugar del mundo, hasta ahora no ha logrado cautivarme. Su m¨¦rito es transparente, pero no me enamora.
Creo que he visto en los ¨²ltimos tiempos una docena de pel¨ªculas sobre ni?os y adolescentes tortuosos, con una carga abrumadora de violencia interior que pueden descargar en los m¨¢s d¨¦biles. Y recuerdo festivales en los que se repet¨ªan mosqueantemente tem¨¢ticas habitadas por el suicidio, o el c¨¢ncer, o los divorcios. Ahora parece haberle tocado el turno a los infiernos que puede sufrir gente en la edad de la incertidumbre, la inseguridad, la vulnerabilidad extrema. Y las consecuencias de sus actos destructivos tratando de afirmarse a lo bestia o de pedir desesperadamente auxilio.
La chilena Jes¨²s insiste en el tema, relatando parcialmente un hecho tan real como espeluznante: el asesinato a golpes y patadas de un chaval homosexual en un parque de Santiago, perpetrado por un grupo de matones adolescentes, puestos hasta arriba de todo, sin motivos personales, por el sadismo de cargarse al diferente.
La dirige Fernando Guzzoni. Con estilo voluntariamente s¨®rdido, con im¨¢genes entre negras y sucias, con vocaci¨®n naturalista, alargando de forma tan irritante como gratuita el apaleamiento del cr¨ªo. En esa masacre tambi¨¦n participa un chaval que mantiene una relaci¨®n distante con su padre, que copula igualmente con varones y hembras, secretamente herido, incapaz de ponerse m¨ªnimamente de acuerdo con la vida. Y es lamentable, pero tal como me cuentan la historia su angustioso presente y su imposible futuro, el de su padre, el de sus colegas, me da igual. Vi Jes¨²s en un pase en Madrid. Y no entend¨ª nada de lo que dec¨ªan. Imposible acceder a ese argot. Mi juicio tambi¨¦n puede estar condicionado por esa incomprensi¨®n. O a lo peor, nada de lo que contaban ten¨ªa el menor inter¨¦s. El festival de San Sebasti¨¢n ha tenido la sensatez de a?adirle subt¨ªtulos en castellano. Ignoro si la comprensi¨®n del lenguaje que utilizan puede alterar la valoraci¨®n de ella.
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