Del biber¨®n a la ametralladora
Llu¨ªs Pasqual pone en escena la terrible batalla del Ebro donde murieron chavales de 17 a?os
A la mayor¨ªa no les dejaban a¨²n llegar tarde a casa y ni fumaban ni ten¨ªan novia. Muchos todav¨ªa no se afeitaban. Pero los enviaron a la guerra, y a la muerte. Se le adjudica a Federica Montseny haberles puesto el nombre por el que se les conoce colectivamente: la quinta del biber¨®n (¡°?17 a?os? Pero si todav¨ªa deben tomar el biber¨®n¡±). Eran los chicos de las levas republicanas de 1938 y 1939, 30.000 j¨®venes nacidos en 1920 y 1921 con cuya incorporaci¨®n obligatoria a filas el bando republicano trat¨® de paliar la falta de soldados provocada por la sangr¨ªa de dos a?os de cruenta guerra civil. En julio de 1938 se mand¨® a muchos de ellos, tras una somera instrucci¨®n, muy insuficiente, a pelear en el peor enfrentamiento de la contienda, la batalla del Ebro, un matadero. El co?ac que se beb¨ªa ritualmente ¡ªpara infundir coraje¡ª antes de cruzar el r¨ªo fue para bastantes, como cuenta el historiador militar Juan Carlos Losada, la primera copa de sus vidas, y acaso la ¨²ltima. Se convirtieron en carne de ca?¨®n y la mayor¨ªa no regres¨®.
Lo hacen de alguna manera ahora, 78 a?os despu¨¦s, en un ins¨®lito, emotivo y espectacular montaje del Teatre Lliure (Barcelona), In memoriam, que dirige Llu¨ªs Pasqual y que abre el 30 de septiembre en el Teatre Municipal de Girona la programaci¨®n del festival Temporada Alta (y se ver¨¢ luego en el Lliure del 14 de octubre al 13 de noviembre). La obra, basada en testimonios reales, quiere ser un homenaje a aquellos pobres chavales masacrados.
¡°Un t¨ªo m¨ªo fue soldado de la quinta del biber¨®n, y muri¨®¡±, explica Llu¨ªs Pasqual. ¡°Era un tema que por ese motivo me interesaba especialmente, y esas cosas acaban saliendo¡±. Pasqual subraya que ¡°la generaci¨®n de mis padres fue una generaci¨®n de silencio, y ha llegado el momento de romper ese silencio y explicar una historia que necesita ser explicada. Contamos lo que fue y lo contamos haci¨¦ndolo, ese es el reto¡±. El director, autor tambi¨¦n de la dramaturgia y de la amalgama de textos entresacados y sintetizados de la avalancha de cartas, diarios y recuerdos, convers¨® con varios supervivientes de las levas que le ofrecieron su testimonio directo para componer el espect¨¢culo. La obra sigue la peripecia de seis j¨®venes llamados a filas hasta que acaban, sucios, desarrapados, desesperados, envueltos en el olor a cordita y muerte, en una trinchera de la sierra de P¨¤ndols, aquel infierno en el que las cotas cambiaban de manos continuamente y se luchaba con enloquecida ferocidad sin dar ni esperar cuartel.
El cabo primero del Teatre Lliure
Llu¨ªs Pasqual dice no tener experiencia b¨¦lica alguna. "Tan solo una estancia breve en Sarajevo cuando hab¨ªa francotiradores. Aunque las consecuencias de la guerra debo llevarlas dentro, como recuerdos de ni?ez, trasmitidas por esa gente silenciosa de la generaci¨®n de mis padres". Sin embargo, al rascar, Pasqual desvela que hizo la mili y lleg¨® ?a cabo primero! Vaya, experiencia de mando de pelot¨®n y todo. Eso le habr¨¢ servido para dirigir a sus muchachos. "Estaban tan peces como lo estuvieron los biberones de verdad. No sab¨ªan que mandaba m¨¢s si un sargento o un coronel, y ni siquiera c¨®mo se cog¨ªa y manejaba un fusil. Han tenido que aprenderlo todo". Incluso qui¨¦n era Pasionaria. Pasqual visit¨® con ellos en varias ocasiones los escenarios reales de la batalla del Ebro.
En cuanto a la representaci¨®n de la guerra en teatro, Pasqual, aunque la ha mostrado en Madre Coraje o Eduard II, dice que es un tema muy dif¨ªcil de escenificar. "Tenemos demasiados referentes visuales y el teatro queda corto. Tuvo que llegar un Genet para explicarnos que lo que importa de la guerra en realidad es el zumbido de las moscas sobre los cad¨¢veres sin enterrar". Bueno, Shakespeare no lo hizo mal. "Tambi¨¦n ¨¦l sab¨ªa que no se puede representar la guerra de manera realista en un escenario. Lo suyo son primeros planos. Los combatientes que se buscan en la batalla, entre ellos o a un caballo".
Los seis actores, miembros de la Nova Kompanyia del Lliure y con edades comprendidas entre los 22 y los 27 a?os, se van metiendo poco a poco en la piel de los biberones desde que empieza la funci¨®n, transform¨¢ndose en ellos. Representan la vida de los biso?os soldados interactuando con una pantalla en la que se proyectan impresionantes audiovisuales creados por Franc Aleu que incluyen im¨¢genes de la ¨¦poca. Una orquesta de c¨¢mara compuesta por otros tantos m¨²sicos interpreta en directo m¨²sica barroca. La selecci¨®n tiene un motivo. ¡°Esa m¨²sica funciona como fin¨ªsimo hilo conductor y tiene detr¨¢s una historia: el d¨ªa que mi t¨ªo se fue a presentar en el cuartel pas¨® ante una iglesia que hab¨ªa sido quemada y encontr¨® unas partituras de un cancionero de guerra que inclu¨ªa unas piezas de Monteverdi, algunos de sus madrigali guerrieri. Se llev¨® esas partituras como amuleto¡±. En In memoriam, la m¨²sica contrasta con la tragedia de los chavales que en realidad, recalca Pasqual, ¡°no tuvo nada de noble y sublime¡±.
Desde hace un a?o, para preparar el espect¨¢culo, el director se ha ido reuniendo con supervivientes de la leva del biber¨®n, gente que cumple 96 a?os en 2016. Son una decena, a los que se nombra en los agradecimientos de In memoriam. ¡°Todos cuentan lo mismo, de la misma manera. Hablan poco del miedo o de la muerte. Pero coinciden en que no pasa un d¨ªa en que no piensen en aquello. Impresiona mucho cuando recuerdan que no pod¨ªan ni imaginar lo que era la guerra. Nosotros tenemos el cine y la televisi¨®n y hemos visto cosas tan realistas como Salvar al soldado Ryan. Pero ellos no hab¨ªan visto nada. No sab¨ªan nada. La brutalidad y el horror de la guerra los cogi¨® v¨ªrgenes. Ni siquiera sab¨ªan qu¨¦ era o c¨®mo funcionaban una ametralladora o un mortero. Todo era desconocido para ellos. Y era terror¨ªfico¡±.
Pasqual aprovecha para enmarcar la experiencia de los biberones. ¡°Negr¨ªn y Franco quer¨ªan alargar la contienda por diferentes motivos. El primero confiaba en que estallara por fin la guerra mundial. El segundo quer¨ªa matar cuantos m¨¢s enemigos mejor, para hacerse m¨¢s f¨¢cil la posguerra. Ninguno de los bandos acudi¨® a la Batalla del Ebro con finalidades estrat¨¦gicas, sino pol¨ªticas¡±. Los integrantes de la quinta del biber¨®n formaban parte de lo m¨¢s verde del ej¨¦rcito rojo. ¡°Se los llev¨® a morir, carec¨ªan de todo lo necesario para enfrentarse al ej¨¦rcito profesional de Franco¡±. ?Quiere In memoriam reivindicar a aquellos muchachos? ¡°Darlos a conocer, recordarlos. Aunque no es una clase de historia sino un recuerdo emotivo he tratado de hacer un verdadero documental en un escenario¡±. El director se mueve entre ese af¨¢n realista y el sentimiento que le provocan los j¨®venes de las levas: ¡°Me enternecen¡±.
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