Eduard Fern¨¢ndez y poco m¨¢s

Aunque la selecci¨®n de pel¨ªculas a concurso no haya sido especialmente brillante hay algunas ediciones de festivales de cine que siempre tendr¨¢n un lugar privilegiado en tu memoria cin¨¦fila porque en medio de un tono gris¨¢ceo descubriste una joya, o con suerte, un par de ellas. No he tenido ese placer en este festival de San Sebastian. Hablo del cine que he visto en la secci¨®n oficial. Y estoy seguro de que los espectadores que no tuvieran que ce?irse a ella, que fueran a su aire, s¨ª han podido disfrutar de un cine excelente. Por ejemplo: yo hubiera sido feliz de revisar la filmograf¨ªa completa de Jacques Becker, uno de los tres o cuatro directores franceses que amo, y cuya obra ha homenajeado San Sebastian, pero no hab¨ªa tiempo. Y, francamente, no ten¨ªa ning¨²n t¨ªtulo favorito para que le concedieran la Concha de Oro.

Se la han otorgado a la discreta, pero tambi¨¦n olvidable pel¨ªcula china I¡¯m not Madame Bovary. Que el t¨ªtulo no enga?e a los comprensibles admiradores de Flaubert. No es una nueva adaptaci¨®n de su inmortal novela. S¨ª de lo asfixiante que puede ser la existencia en una China donde la burocracia es la reina, donde se prohib¨ªa tener m¨¢s de un hijo, donde los pleitos por intentar que se te haga justicia se pueden alargar interminablemente. El director Xiaogang Feng lo cuenta con cierto atrevimiento (al parecer, la censura le est¨¢ acosando), con alg¨²n momento de comedia, con intenci¨®n de s¨¢tira. Y tiene cierta gracia la interpretaci¨®n de su protagonista, Fan Bingbing, que ha recibido un aceptable premio a la mejor interpretaci¨®n femenina.

El reconocimiento al mejor director tambi¨¦n posee sabor asi¨¢tico. Se lo otorgan al coreano Hong Sang-soo por Yourself and Yours, una agotadora cr¨®nica de una ruptura amorosa y de la retorcida personalidad de la hembra, resuelta en planos fijos de diez minutos en los que los personajes largan y largan. De acuerdo en que la f¨®rmula es original, pero no logro adivinar donde reside su presunto arte.

Eduard Fern¨¢ndez y poco m¨¢s

El premio especial del Jurado se ha concedido ex aequo ala sueca El gigante y a la argentina El invierno. La primera sigue con estilo documental los doloridos pasos y los sue?os de un enano con el rostro deformado que mantiene la ilusi¨®n de ser campe¨®n en el juego de la petanca. La segunda describe la ¨¢rida y complicada supervivencia de esquiladores en la Patagonia. Les deseo suerte a los sufridos personajes de ambas, pero tal como me narran sus historias no me transmiten nada parecido a conmoci¨®n.

No creo que el guion de Que Dios nos perdone sea lo mejor de ella. Prefiero la realizaci¨®n, el clima turbio, la veraz ambientaci¨®n que consigue el director Rodrigo Sorogoyen. ?Y qu¨¦ me parece indiscutible en el palmar¨¦s? Pues el premio de interpretaci¨®n a ese actor inmenso llamado Eduard Fern¨¢ndez encarnando al esp¨ªa, estafador, mangui de altura, mentiroso profesional Francisco Paesa en la inquietante El hombre de las mil caras. Siempre me creo a este actor, due?o de infinidad de registros. Aqu¨ª no mueve un musculo de la cara, pero todo en ¨¦l da miedo, su autocontrol, que jam¨¢s ense?e sus cartas, la g¨¦lida seguridad de un tipo que sabe demasiado sobre las permanentes cloacas de los Estados, su capacidad para el camuflaje y la huida r¨¢pida, su maestr¨ªa para la maquinaci¨®n. Es un espect¨¢culo ver una y otra vez las creaciones de este actor superdotado, hondo, magn¨¦tico, siempre cre¨ªble.