La tecnolog¨ªa y el peso de los recuerdos

Durante m¨¢s de tres d¨¦cadas, Super Mario ha sido una constante en la parte m¨¢s ociosa de nuestras vidas. No hay pantalla en la que no haya aparecido el popular fontanero italiano. Y ahora tambi¨¦n estar¨¢ presente en los tel¨¦fonos m¨®viles a finales de este a?o, con el objetivo de revalidar la perpetua adicci¨®n a la nostalgia que nos define. Combinar modernidad con la a?oranza de tiempos pasados es la jugada maestra del marketing actual. Y nosotros apenas oponemos resistencia.

Con las nuevas tecnolog¨ªas, nos hemos sacudido el sentimiento de p¨¦rdida y tambi¨¦n la melancol¨ªa, en favor de una nostalgia m¨¢s hedonista y proactiva. Ahora salimos a la calle para cazar pok¨¦mones con un tel¨¦fono y devoramos cualquier test que nos descubra a qu¨¦ personaje de Salvados por la campana nos parecemos.

Los m¨¢s creativos llegan incluso a reinventar sus series y pel¨ªculas favoritas en forma de videojuego ochentero. En YouTube proliferan versiones de Buscando a Nemo o Breaking Bad bajo el nombre de 8 Bits Cinema. Ahora tambi¨¦n con Stranger Things. La serie ha servido para apuntalar la estrategia retro de Netflix. La cadena recupera para el streaming t¨ªtulos como Padres forzosos y Las chicas Gilmore y hace del revival un subg¨¦nero m¨¢s de su amplio cat¨¢logo.

Algunos psic¨®logos explican que todos necesitamos de esos recuerdos positivos porque nos conducen a una sensaci¨®n de pertenencia y porque elevan la autoestima.

Son, en definitiva, una v¨ªa directa hacia el optimismo, que resulta ser uno de los sentimientos que las marcas comerciales m¨¢s desean evocar cuando pensamos en ellas.