¡®Norma¡¯ regresa al escenario del Real tras 102 a?os
La ¨®pera de Bellini es quiz¨¢s la gran obra del repertorio que m¨¢s tiempo ha estado sin representarse en el teatro madrile?o
Un siglo de espera se hace largo para ciertas cosas. Ver Norma representada en el Teatro Real es una de ellas. M¨¢s cuando se trata de un t¨ªtulo fetiche en el repertorio universal. La obra doblemente cumbre ¨Centre los t¨ªtulos de su autor, Vincenzo Bellini y como s¨ªmbolo de una corriente: el belcantismo- no se hab¨ªa representado en el mismo desde 1914, comenta su director art¨ªstico, Joan Matabosch. Pero son Roberto Abbado desde el foso y Davide Livermore, a cargo de la escena, quienes la recuperan desde el pr¨®ximo d¨ªa 20 hasta el cuatro de noviembre para el p¨²blico madrile?o. Ambos se han hecho cargo de un triple reparto, en el que destacan Gregory Kunde (Pollione) y Maria Agresta (Norma) al frente.
Cuando Par¨ªs respiraba la humedad de un Sena marcado por el romanticismo, muchos de sus mel¨®manos se consolaban mecidos por dos compositores amigos. Uno hab¨ªa nacido en Sicilia y otro en Polonia: Bellini y Chopin. Tanto monta, monta tanto, aunque sea uno ocup¨¢ndose del piano y otro de la ¨®pera. El caso es que se trataba de dos seres obsesionados con la melod¨ªa. No para arrancar l¨¢grimas, que s¨ª, tambi¨¦n para trascender a otros estadios.
Cada uno lo logr¨® en su estilo y su campo. En el caso de Norma, Bellini enriqueci¨® tanto sus posibilidades de tempo o armon¨ªa, que lleg¨® a obsesionar a quien d¨¦cadas despu¨¦s empez¨® a carg¨¢rsela, Richard Wagner. Alguien no precisamente partidario de la ¨®pera italiana, aunque hiciera con Norma una sonora excepci¨®n. ¡°Estaba obsesionado con esta obra, la dirigi¨® varias veces e incluso compuso un pasaje para completar el personaje de Oroveso¡±, comenta Livermore. Al parecer no lleg¨® esa parte entre las partituras y decidi¨® enmendarlo a su modo, tal como apunt¨® Matabosch.
Como todas las obras de repertorio, tiene sus leyendas. Y su, a menudo, complejo traslado a la contemporaneidad. Pero en estos tiempos, siempre hay una est¨¦tica Juego de Tronos a mano para resolver dramas remotos. En este caso el de una sacerdotisa de la Galia con halo sagrado entre los suyos y enamorada del hombre equivocado: Pollione, el invasor romano. La escenograf¨ªa es sencilla. Se basa en el ¨¢rbol como s¨ªmbolo tot¨¦mico: la planta dispuesta al sacrificio, ¡°el lugar donde Norma es capaz de predecir el futuro y vislumbrar su final¡±, a?ade el director de escena.
Adecuar una ¨®pera a nuestro tiempo no es cuesti¨®n de elegir entre trajes modernos o antiguos, si no de hacer todo lo posible para emocionar"
Livermore, cantante, adem¨¢s, es partidario en esta producci¨®n puesta en pie por el Real, el Palau de les Arts de Valencia y la Abao bilba¨ªna, de mostrarse comedido en los elementos. ¡°Yo soy de los directores de escena que recurren al programa No poner lejos al cantante 2.0. Tampoco creo que adecuar una ¨®pera a nuestro tiempo sea cuesti¨®n de elegir entre trajes modernos o antiguos, si no de hacer todo lo posible para contar historias de manera emocionante. La emoci¨®n es lo que impact¨® a los espectadores que asistieron al estreno de la misma y la emoci¨®n ser¨¢ la clave para que triunfe en cualquier teatro hoy¡±, agrega.
Tambi¨¦n la paradoja, la contradicci¨®n interna de unos personajes que no se dejan llevar por lo establecido, seg¨²n Abbado. ¡°Es la contradicci¨®n, la tensi¨®n la que domina y define la partitura. Una tensi¨®n, no s¨®lo argumental, tambi¨¦n de estilo. Se trata de una obra que hunde sus ra¨ªces en el neoclasicismo pero engancha a la perfecci¨®n con lo rom¨¢ntico, hasta convertirse en bandera de dicho movimiento. Pero tambi¨¦n en el largo aliento de los tempos, debe ser interpretada de manera muy lenta pero concentrada¡±, a?ade el director musical.
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