Cr¨®nicas de los tiempos infames
El documental se titula 'El fin de ETA' e ilustra con voces m¨²ltiples pero todas ellas interesantes c¨®mo el monstruo entr¨® en inapelable agon¨ªa
El documental se titula El fin de ETA (sin interrogaciones) e ilustra con voces m¨²ltiples pero todas ellas interesantes, independientemente de que est¨¦s de acuerdo con unas u otras, c¨®mo el monstruo entr¨® en inapelable agon¨ªa. Imagino que podr¨¢n verlo alguna vez en las televisiones y ser¨ªa deseable que encontrara distribuci¨®n comercial en las salas de cine, aunque fuera muy restringida. Lo dirige Justin Webster y el muy documentado guion lo firman Luis Rodr¨ªguez Aizpeolea y Jos¨¦ Mar¨ªa Izquierdo, dos periodistas de raza que siempre saben de lo que est¨¢n hablando. Lo protagonizan los encuentros clandestinos entre dos pol¨ªticos antag¨®nicos, Eguiguren y Otegi, que buscaron complicadas formulas pol¨ªticas para que terminara una pesadilla inacabable, aunque ya se sintiera muy d¨¦bil, acorralada por la ley y sin fuerza, pero tambi¨¦n por el progresivo desencanto de la gente que hizo posible su siniestra supervivencia.
Y es tremendo el relato sobre las negociaciones que hace Eguiguren, alguien que habla y mira con se?ales de una depresi¨®n larga y feroz, incomprendido y hostiado por todos, por los suyos y los otros, un tipo que le ech¨® coraje y paciencia, que comprob¨® que la luz era escasa y la oscuridad casi irrompible. Y entre todos mataron a la alima?a y ella sola se muri¨®. Mi calificativo sobre ETA no es exagerado. De lo primero que nos informan en este documental es de que ETA asesin¨® a 847 personas. Y no aparecen los tullidos f¨ªsicos o emocionales a perpetuidad. Y tampoco se sabe el nombre de los que enviaron al cementerio a m¨¢s de trescientas v¨ªctimas. Este m¨¢s que meritorio testimonio se cierra en la tumba de un masacrado. A su viuda la acompa?a un hombre. Fue el asesino de su esposo. Pide perd¨®n. Es perdonado. Me parece admirable. Pero no creo que yo pudiera perdonar a los que que hubieran segado la existencia de los m¨ªos, convirti¨¦ndome en un zombi.
Excepto a sus autores, el terrorismo nos inspira consecuente y cotidiano pavor al resto de los seres humanos. Incluyo el terrorismo en masa que imponen los estados y que nunca ser¨¢ juzgado en los nuevos y deseables N¨²remberg, que los asesinos m¨¢s poderosos morir¨¢n en su camita y arrullados por su familia. Siempre ha disfrutado de infame protagonismo en la vida real, en cualquier lugar del mundo. Tambi¨¦n es un tema muy goloso para el cine. Los ancestros, el esplendor y los ¨²ltimos espasmos del monstruo en la geograf¨ªa de Irlanda ha inspirado pel¨ªculas que me gustan bastante. Recuerdo sin ser exhaustivo t¨ªtulos como La hija de Ryan, Michael Collins, Agenda oculta, Juego de l¨¢grimas, En el nombre del padre, The Boxer, El viento que agita la cebada, Omagh...
En Espa?a, Imanol Uribe ha realizado, con mayor o menor fortuna, en cuatro ocasiones, pel¨ªculas relacionadas con ETA. Y acabo de devorar una novela dif¨ªcilmente superable sobre dos d¨¦cadas en el imperio del terror. Se titula Patria y lleva la firma de Fernando Aramburu. Posee sabor, olor, lucidez, una narrativa digna de los cl¨¢sicos, una capacidad de emoci¨®n que pueden derretir a esp¨ªritus glaciales. Cuenta lo que le ocurre a la gente por fuera, pero sobre todo por dentro, antes y despu¨¦s del asesinato de un peque?o empresario en un pueblo de Gipuzkoa. Nadie me ha descrito mejor, con tanta veracidad, sentimiento, dureza, retrato ambiental y observaci¨®n del alma lo que ocurri¨® en el Pa¨ªs Vasco durante los salvajes a?os de plomo. Ojal¨¢ que esta novela excepcional encuentre un director de cine a su altura. est¨¦tica y moral. Si no es as¨ª, que la dejen en paz. Sus 650 p¨¢ginas podr¨ªan ser m¨¢s. Y dejan inolvidable huella.
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