¡°Supe que jam¨¢s me perdonar¨ªan lo de ¡®Todas putas¡±
Hern¨¢n Migoya, protagonista de uno de los esc¨¢ndalos m¨¢s sonados de la literatura espa?ola, reaparece en Per¨²
¡°No quiero que esto quede muy pla?idero¡±, dice Hern¨¢n Migoya (Ponferrada, 1971). Lleva dos horas hablando del mundo literario, de Espa?a, de la prensa y de ciertas intimidades que no siempre me deja anotar en la libreta, pero confiesa que es feliz y que no quiere dar la impresi¨®n de que vive en la amargura o en el rencor. ¡°No me han ido mal las cosas en estos a?os. He escrito lo que he querido, nadie me ha metido tijeras y he sido muy libre. Lo ¨²nico que digo es que se pasaron tres pueblos conmigo¡±.
¡°Estos a?os¡± son los trece que han transcurrido desde 2003, cuando apareci¨® un volumen de relatos titulado Todas putas, objeto de uno de los esc¨¢ndalos m¨¢s ruidosos y persistentes de la literatura espa?ola. Algunos de los relatos estaban protagonizados por violadores y ped¨®filos. Lo que desat¨® el vendaval fue que la editora del libro, Miriam Tey, era directora del Instituto de la Mujer. Tiempo despu¨¦s, Hern¨¢n Migoya, un tipo bien conocido en los ambientes comiqueros, erot¨®manos y literarios de Barcelona, donde fue una figura de referencia (director de la revista El V¨ªbora, guionista de c¨®mic y de cine de ciencia-ficci¨®n, autoridad pulp en la ciudad m¨¢s pulp de Espa?a), fue desapareciendo del panorama. ¡°Perd¨ª amigos, la gente me retiraba el saludo, incluso notaba miedo en los periodistas cuando me presentaban. Me daban la mano y se echaban para atr¨¢s al descubrir que yo era el de Todas putas¡±. Hizo un intento de cambiar de registro y de tema con su siguiente libro, Obervamos c¨®mo cae Octavio, que no amortigu¨® ni un poco el ruido anterior. M¨¢s tarde public¨® la continuaci¨®n de Todas putas, y m¨¢s tarde desapareci¨® (en t¨¦rminos de presencia literaria). Le perd¨ª el rastro hasta 2013, cuando recib¨ª una solicitud de amistad suya en Facebook. La acept¨¦ y, de inmediato, me escribi¨®: ¡°Abrazos desde Per¨²¡±.
?Qu¨¦ hac¨ªa Hern¨¢n Migoya en Per¨²? ?Estaba pasando una temporada o se hab¨ªa ido para siempre? ¡°Mira ¡ªdice¡ª, si no fuera por mis padres, creo que no vendr¨ªa nunca a Espa?a. Vengo a verlos de vez en cuando. Ya est¨¢¡±. Estos d¨ªas aprovecha una de esas visitas para presentar su nuevo libro, Deshacer las Am¨¦ricas, que define como mucho m¨¢s duro que Todas putas. ¡°Todas putas es el Mujercitas de la literatura sat¨ªrica espa?ola, en comparaci¨®n¡±.
Migoya acab¨® en Per¨² por huir de la sombra de aquel esc¨¢ndalo. ¡°Tom¨¦ la decisi¨®n cuando saqu¨¦ mi novela Una, grande y zombi. Me pidieron una entrevista y el redactor me confes¨® que le hab¨ªa gustado mucho, hablamos un rato de forma amigable, coment¨¢ndome el libro, pero, al encender la grabadora, me solt¨®: ¡®Cu¨¢nta violencia contra las mujeres, ?no?¡¯ Ah¨ª dije basta. No pude m¨¢s. Supe que jam¨¢s me iban a perdonar lo de Todas putas¡±. Se acababa de divorciar de una mujer peruana, con la que hab¨ªa viajado a menudo al pa¨ªs, del que se enamor¨®, y decidi¨® liarse la manta a la cabeza e irse. ¡°Yo viv¨ªa muy bien en Barcelona, pero no era cool. Era el buf¨®n del panorama cultural barcelon¨¦s, nunca me iban a tomar en serio en nada de lo que hiciera¡±.
En 2013 se instal¨® definitivamente en Lima, donde hace lo mismo que en Espa?a: guiones de c¨®mics y de cine, ¨¢mbitos donde ha mantenido su prestigio, y escribir novelas como Deshacer las Am¨¦ricas, donde coloca a su alter ego (por m¨¢s que rechace que la historia sea autobiogr¨¢fica) en la misma tesitura de exiliado voluntario, inmerso en una org¨ªa de sexo y juergas al otro lado del charco. ¡°Me gusta Per¨² porque no es sofisticado o no quiere ser sofisticado¡±.
?Se arrepiente Hern¨¢n Migoya de haber escrito Todas putas? ?O, al menos, de haberlo titulado as¨ª? ¡°Me arrepiento de hab¨¦rmelo tomado tan en serio. Yo era un ingenuo que no sab¨ªa de qu¨¦ iba esto. No respond¨ª a los ataques, cre¨ª que era mejor dejarlo pasar todo, no entend¨ª el juego medi¨¢tico. Tendr¨ªa que haber salido a la palestra a divertirme¡±. En Per¨² conocen el esc¨¢ndalo. De hecho, el libro se ha reeditado y, seg¨²n Migoya, se est¨¢ convirtiendo en una peque?a obra de culto en su g¨¦nero. ¡°Y la mayor¨ªa de su p¨²blico son lectoras, mujeres j¨®venes¡±, apunta. ¡°En Per¨² se r¨ªen mucho de esto, les hace mucha gracia la historia. Nadie me mira mal ni me reprocha nada. Es fant¨¢stico, llevo la vida que no pod¨ªa hacer en Barcelona, donde solo se atrev¨ªan a apoyarme p¨²blicamente unos pocos escritores. Hubo quien escribi¨® que deb¨ªa estar en la c¨¢rcel por lo que hice, por escribir unos cuentos de ficci¨®n. Se pasaron tres pueblos¡±.
¡°Perdono la maldad, entiendo a los monstruos porque yo soy un monstruo, como mis personajes, pero no la hipocres¨ªa¡±, sentencia Migoya, con un acento catal¨¢n muy suave (de charnego, dir¨ªa ¨¦l) que no ha perdido. Insiste en que no tiene rencor, que es feliz, que no quiere sonar lastimero. Y parece feliz. Y casi consigue no sonar del todo lastimero, aunque tambi¨¦n puede deberse al jet lag.
Babelia
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