Un astillero varado en la historia
Las Atarazanas de Sevilla llevan dos d¨¦cadas cerradas pese a su soberbia arquitectura civil
Es un desconocido para los sevillanos. A pesar de estar en pleno centro. A pesar de sus 13.500 metros cuadrados. A pesar de su belleza ¨¢ulica. Las Reales Atarazanas siguen bajo candado dos d¨¦cadas despu¨¦s de que las Administraciones decidieran fulminar el secreto para que todos disfrutaran sus espectaculares b¨®vedas. Mientras llega ese d¨ªa mil veces retrasado, esta semana rueda en su interior la serie Juego de Tronos y dentro de un a?o Jon Snow puede aparecer espada en mano en los televisores de medio mundo entre los arcos de este monumento. Entonces muchos se preguntar¨¢n incr¨¦dulos c¨®mo puede este astillero del siglo XIII, ubicado entre la Giralda y el r¨ªo Guadalquivir, seguir cerrado.
Es el proyecto estrella en las conversaciones sobre patrimonio, arqueolog¨ªa y arquitectura. Sobre si es preferible mantener las piedras intactas pero escondidas o adaptarlas para su disfrute. Pero tambi¨¦n sobre el laberinto de los despachos oficiales y la extrema dificultad para rehabilitar edificios cargados de historia en la capital andaluza. Mover una piedra cuesta en Sevilla sudor, a?os de informes, comisiones y disputas aireadas en la prensa.
Siete majestuosas naves forman hoy el monumento, levantado en 1252 por Alfonso X El Sabio para surtir de barcos las expediciones que recorrieron el mundo. Entonces fueron 17 naves (la extensi¨®n se duplicaba) para conquistar territorios y traer materias primas hasta Sevilla, cuartel general de Exteriores los siglos venideros. En el XVIII el espacio fue readaptado como f¨¢brica de artiller¨ªa, ¨¦poca en la que se levantaron las b¨®vedas de crucer¨ªa de ladrillo. Hoy el suelo est¨¢ cinco metros por encima de la cota original, por lo que la imaginaci¨®n agiganta la espectacularidad del lugar.
En 1991, la Junta de Andaluc¨ªa anunci¨® que lo convertir¨ªa en centro de arte contempor¨¢neo; en 2005, volvi¨® a asegurar que, por fin, tras d¨¦cadas de abandono, las Atarazanas se rehabilitar¨ªan para abrir sus puertas. En 2008 se plante¨® su conversi¨®n en el nuevo Caixaforum para albergar exposiciones internacionales. Desde entonces, el monumento atraves¨® m¨²ltiples escollos y ante las dificultades para adaptar un edificio protegido como Bien de Inter¨¦s Cultural (BIC) a sus necesidades y la negativa del Ayuntamiento de Juan Ignacio Zoido (PP, reci¨¦n nombrado ministro de Interior), a conceder la licencia de obras ¡ªpese al visto bueno de la Comisi¨®n de Patrimonio (PSOE), La Caixa dijo basta, abandon¨® la idea y se llev¨® el Caixaforum a su nueva sede en la Torre Sevilla. Finalmente, como mal menor se comprometi¨® a financiar su rehabilitaci¨®n aunque el proyecto de centro multicultural mut¨® en otro m¨¢s barato (de 25 millones a solo 10) enfocado al di¨¢logo con Am¨¦rica. Y cuando este oto?o parec¨ªa que por fin se iniciaban las obras, un juez ha paralizado el proyecto tras solicitarlo la asociaci¨®n conservacionista Adepa, porque podr¨ªa causar ¡°da?os irreversibles¡± en las pilastras.
La pol¨¦mica enfrenta a Adepa e Icomos, organismo asesor de la Unesco, que abogan por modificar el proyecto, con el arquitecto responsable de la obra, Guillermo V¨¢zquez Consuegra, la Junta y el Ayuntamiento de Sevilla, Administraciones que avalan la remodelaci¨®n. Y de fondo, la Fundaci¨®n La Caixa, pagadora de la obra y que busca un tono conciliador para que la pol¨¦mica no le salpique. Como ap¨¦ndice del proyecto ¡ªque aumenta hasta los 11 millones¡ª se construir¨¢ un ¡°balc¨®n arqueol¨®gico¡± desde el que se ver¨¢ la cota original del edificio. Ser¨¢ tras excavar cinco metros bajo tierra para visualizar elementos hoy enterrados, con la muralla almohade de la ciudad como cierre de esa reserva arqueol¨®gica.
El escenario es incierto. Para poder rehabilitar el edificio y hacer transitable la planta superior de las naves hay que reforzar toda su estructura porque las b¨®vedas se siguen moviendo, ceden poco a poco y no aguantar¨ªan el peso de los visitantes. Y para ello el proyecto incluye rodear las 48 pilastras mud¨¦jares con cinchos de hormig¨®n y 289 micropilotes de 14 cent¨ªmetros de di¨¢metro que absorber¨ªan la carga del edificio. A pesar de que toda esta estructura est¨¢ enterrada bajo el suelo, los conservacionistas han puesto el grito en el cielo porque las pilastras ser¨¢n taladradas con 128 perforaciones de tres cent¨ªmetros de di¨¢metro que dejar¨ªan un rastro irreversible. Y ah¨ª reside el coraz¨®n de la pol¨¦mica.
El a?o pasado la Comisi¨®n de Patrimonio, ¨®rgano consultivo de la Junta andaluza, autoriz¨® las obras porque vio que cumpl¨ªan con la Ley de Patrimonio Hist¨®rico que ata?e al edificio. Sin embargo, el presidente de Adepa, Joaqu¨ªn Egea, asegura que siete organismos ven irregularidades en las obras y censura la falta de un plan director espec¨ªfico del edificio. Adem¨¢s, alerta de que si el juez de lo contencioso administrativo aprecia indicios de ilegalidad, acudir¨¢ a la v¨ªa penal para denunciar a los t¨¦cnicos de la Comisi¨®n de Patrimonio.
Por su parte, Icomos considera que el proyecto debe recuperar ¡°la escenograf¨ªa total de su ¨¦poca, en su lugar y cota de la obra original¡±. Es decir, el organismo reclama excavar los 8.000 metros cuadrados de la planta baja, una posibilidad que los responsables del proyecto tildan de descabellada porque el relleno de cinco metros que ha cubierto durante siglos el suelo ha impedido que la estructura se derrumbe.
V¨¢zquez Consuegra razona que toda su intervenci¨®n en el monumento es reversible, y que si en el futuro se decide abrir catas arqueol¨®gicas, es posible desmontar la estructura que rodea las pilastras. Y subraya que los 289 micropilotes ocupan siete metros cuadrados, el 0,08% de la superficie de la planta baja. ¡°Han creado una alarma infundada. Con tantos agujeros actuales, otro agujero de tres cent¨ªmetros es imperceptible. Alrededor de las pilastras solo quedan esp¨¢rragos de hormig¨®n que puedes cortar en el futuro con una radial¡±, argumenta el arquitecto. A continuaci¨®n, rechaza las cr¨ªticas sobre la falta de di¨¢logo ya que el proyecto estuvo en exposici¨®n p¨²blica y ninguna de las asociaciones cr¨ªticas lo visit¨®.
Desde la Obra Social de La Caixa, su director general Rafael Chueca responde con cautela: ¡°?C¨®mo lo vivimos? Con respeto a todos, con frustraci¨®n porque cueste tanto tener consenso. Hemos intentado escuchar a todo el mundo, aceptado el mill¨®n extra y ahora estudiaremos el auto judicial¡±. ¡°Nos sabe mal tener el dinero parado, pero sobre todo estar en el medio de las pol¨¦micas cuando solo queremos aportar. Si la Junta nos dice tranquilos, que los tr¨¢mites est¨¢n cumplidos, ella es la propietaria, garante y representante de los andaluces¡±, a?ade.
La Junta acusa a Adepa de exponer ante el juez un informe lleno de imprecisiones y que ¡°podr¨ªa estar falseando la realidad para implementar una imagen distorsionada del proyecto¡±. Mientras, el Ayuntamiento defiende que ¡°el procedimiento a seguir para revertir las obras es laborioso, delicado y costoso¡±, lo cual no convierte a las obras en ¡°irreversibles¡±, sino todo lo contrario.
De momento, el juez ha paralizado cautelarmente las obras para recabar informes y analizar el proyecto. Tanto la Junta como el Ayuntamiento y Adepa han alegado para intentar que la decisi¨®n del magistrado desbloquee la paralizaci¨®n o por el contrario fuerce al arquitecto a reformular las soluciones.
El problema de fondo es que el tempo pol¨ªtico ha dado paso al judicial, si cabe a¨²n m¨¢s lento y caprichoso. Los informes que reclame el juez retrasar¨¢n su decisi¨®n meses y esta es apelable ante la Audiencia. El candado de este coloso mediaval parece sellado con argamasa.
Babelia
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