Contra la excelencia

La ley eugen¨¦sica danesa, aprobada en 1929, la noruega y la sueca (gestada con los socialdem¨®cratas en el Gobierno y en vigor hasta 1976), dieron cobertura a la esterilizaci¨®n obligatoria de m¨¢s de cien mil personas, mujeres pobres en su mayor¨ªa, para evitar gastos al Estado. Durante ese per¨ªodo, 65.000 ciudadanos fueron esterilizados en los EE UU contra su voluntad, con objeto de ¡°perfeccionar la raza¡±. La Alemania de Hitler fue m¨¢s all¨¢ y, para optimizar su incipiente econom¨ªa b¨¦lica, castr¨® a 400.000 personas en los a?os previos a la invasi¨®n de Polonia: luego, asfixi¨® con mon¨®xido de carbono a 250.000 m¨¢s que ten¨ªan minusval¨ªas, una enfermedad ps¨ªquica o estaban enfermos y agotados tras servir como mano de obra esclava en canteras y en f¨¢bricas, muchas de ellas de marcas hoy punteras.

En C¨¢scaras vac¨ªas, Magda Labarga y Laila Ripoll evocan sugestivamente este exterminio tan poco divulgado, pre¨¢mbulo de la Soluci¨®n Final aplicada a gitanos y jud¨ªos un a?o despu¨¦s. Sus int¨¦rpretes abordan los personajes desde dentro de s¨ª: Paloma Orellana, bailarina Down, encarna a una chica con dicho s¨ªndrome; casi todos sus compa?eros tienen tambi¨¦n alg¨²n tipo de discapacidad. Pasen y vean como nos enga?an los sentidos: ?ngela Ib¨¢?ez, ?es una actriz magn¨ªfica, que encarna a una sorda, o es una mujer capaz de sobrecogernos con un mon¨®logo cuya verdad crece exponencialmente por el esfuerzo que le cuesta hablar en voz alta y por la belleza que transmite?

Nadie dir¨ªa que Jes¨²s Vidal tiene la desventaja que tiene (sino otra), mejor no desvelar cu¨¢l, con la que resulta soberanamente dif¨ªcil actuar, pero no imposible: ya lo ver¨¢n.

Espect¨¢culo transgresor

Este espect¨¢culo transgrede la correcci¨®n pol¨ªtica habitual, tan cansina: los int¨¦rpretes llaman a la discapacidad ¡ªcada uno a la suya¡ª por su feo nombre, dicen de s¨ª mismos ir¨®nicamente y sin complejo alguno que son c¨¢scaras vac¨ªas. Hitler los denominaba as¨ª, y al reencarnar en escena a otros como ellos que fueron gaseados por los nazis, ponen en evidencia hasta qu¨¦ punto la teor¨ªa eugen¨¦sica y su aplicaci¨®n fueron cosa de psic¨®patas, gente incapaz de conmoverse y de entender que el sol sale para todos, pero tambi¨¦n de una sociedad sobrepasada por los gastos de las reparaciones a los vencedores de la I Guerra Mundial, la suspensi¨®n de pagos sobre la deuda de 1931 y las bancarrotas en cascada.

Las actuaciones mencionadas, junto a las de los no menos admirables Ra¨²l Aguirre, Patty Bonet y David Blanco, ¨²nico de ellos sin h¨¢ndicap f¨ªsico ni ps¨ªquico, ponen en evidencia los lugares comunes que pesan sobre un colectivo tan heterog¨¦neo: el prejuicio es a menudo peor que el problema sobre el que pesa.