Internet no invent¨® la literatura experimental
Varios libros actualizan OuLiPo, el laboratorio narrativo integrado en los sesenta por Raymond Queneau, Georges Perec o Italo Calvino
Casi todo en la vida de Pablo Mart¨ªn S¨¢nchez ha girado entorno al OuLiPo. Nacido hace 39 a?os cerca de Reus, creci¨® leyendo con devoci¨®n a Georges Perec, Raymond Queneau e Italo Calvino, los tres miembros m¨¢s insignes del ¡°taller de literatura potencial¡± fundado en la Francia casi carpetovet¨®nica de 1960. M¨¢s tarde, dedic¨® su tesis doctoral a las pr¨¢cticas intertextuales en el grupo, acudi¨® a sus seminarios de verano en la localidad francesa de Bourges y estructur¨® sus dos novelas hasta la fecha, El anarquista que se llamaba como yo y la reci¨¦n publicada Tuyo es el ma?ana (ambas en Acantilado), sirvi¨¦ndose de m¨¦todos oulipianos.
Cuando en 2014 recibi¨® una llamada que le anunciaba que hab¨ªa sido escogido como el primer miembro espa?ol de la historia del grupo, sinti¨® un indudable orgullo. Pero tambi¨¦n se tom¨® un par de d¨ªas de reflexi¨®n antes de aceptar. ¡°Supe que no pod¨ªa decir que no, aunque en el fondo lo hubiera deseado¡±, confiesa Mart¨ªn S¨¢nchez. ¡°Convertirse en ?oulipiano es un honor, pero significa tener m¨¢s responsabilidad y algo menos de libertad al escoger tus caminos¡±, admite. Acab¨® entendiendo que no le supon¨ªa un problema. ¡°Como esas trabas que utilizamos al escribir, comprend¨ª que era una restricci¨®n que me permit¨ªa alcanzar la libertad absoluta¡±, afirma el novelista.
Anne Garr¨¦ta: ¡°Se han alejado del proyecto original. Existe una tendencia a repetir f¨®rmulas del pasado¡±
La traba, la restricci¨®n y el obst¨¢culo. Resulta imposible definir en qu¨¦ consiste el OuLiPo sin pasar por esa casilla. Los autores adscritos al grupo se imponen reglas para escribir: prescindir de una vocal para firmar una novela, sustituir los sustantivos de un verso por otros situados a escasa distancia en el diccionario, inspirarse en el ¨¢lgebra de Boole para firmar un poema. No es casualidad que el cofundador del grupo junto a Queneau, Fran?ois Le Lionnais, adem¨¢s de ajedrecista y pataf¨ªsico, fuera matem¨¢tico, como lo siguen siendo varios de sus miembros: la inspiraci¨®n en las estructuras abstractas del c¨¢lculo nunca vuela demasiado lejos. Su misi¨®n original consisti¨® en inventar distintos tipos de restricciones, o bien rescatar otras olvidadas del pasado, y abrir as¨ª nuevas v¨ªas para la literatura.
En las conferencias sobre poes¨ªa que pronunci¨® en Harvard en 1967, Jorge Luis Borges hizo una confesi¨®n ante su audiencia: ¡°Yo empec¨¦, como la mayor¨ªa de j¨®venes, creyendo que el verso libre era m¨¢s f¨¢cil que las formas sujetas a reglas. Hoy estoy casi seguro de que es mucho m¨¢s dif¨ªcil que las formas medidas y cl¨¢sicas¡±. El OuLiPo se construye sobre esa misma convicci¨®n. No le encuentra ning¨²n encanto a la p¨¢gina en blanco y no cree en el genio rom¨¢ntico ni en la liberaci¨®n del inconsciente que persiguieron los surrealistas. La escritura autom¨¢tica no es lo suyo. Para Queneau, la inspiraci¨®n que consist¨ªa en obedecer ciegamente a lo que a uno se le pasa por la cabeza es, en realidad, ¡°una esclavitud¡± respecto a reglas asimiladas de manera inconsciente. ¡°Al genio inspirado y al escritor alucinado, los oulipianos oponen el modesto artesano que en su obrador manipula la lengua como materia prima¡±, escribe el universitario Hermes Salceda en el pr¨®logo de Ideas potentes, primer tomo del nuevo Atlas de literatura potencial (Pepitas de Calabaza).
Atlas de literatura potencial, 1. Ideas potentes.
Oulipo. Pepitas de calabaza.
Es un oficio de hombres.
Oulipo. La U?a Rota
Ejercicios de literatura potencial.
Oulipo. Caja Negra Editora.
Ejercicios de estilo.
Raymond Queneau. C¨¢tedra.
Cien mil millones de poemas. Homenaje a Raymond Queneau.
Jordi Doce, Rafael Reig, Fernando Aramburu, Francisco J. Irazoki, Santiago Auser¨®n, Pilar Ad¨®n, Javier Azpeitia, Marta Agudo, Julieta Valero y V. Molina Foix.
Demipage.
La vida instrucciones de uso.
Georges Perec. Anagrama
Especies de espacios.
Georges Perec. Montesinos.
Un jueves lluvioso de octubre, en la Biblioteca Nacional de Francia, al oeste de la capital. Cinco se?ores de aspecto bonach¨®n se suben al escenario, como suelen hacer un jueves de cada mes desde 1996, para proponer distintos juegos con la lengua a un p¨²blico formado por unos 300 asistentes. Antes de dar comienzo a la sesi¨®n, Marcel B¨¦namou, secretario ¡°definitivamente provisional¡± del grupo desde 1971, intenta explicar qu¨¦ es el OuLiPo a los ne¨®fitos. ¡°Una definici¨®n atribuida a Raymond Queneau nos asimilaba a ratas que construyen los laberintos de los que se proponen salir. Compararnos con ratas puede parecer injurioso, porque ese roedor no tiene buena prensa en la cultura occidental: destruye las cosechas y propaga epidemias. Y estar¨¢n de acuerdo en que nada se parece menos a un oulipiano¡¡±, dice suscitando carcajadas.
Si el OuLiPo es una vanguardia, se parece poco a las dem¨¢s. El grupo se define por su modestia y accesibilidad, en las ant¨ªpodas de la arrogante erudici¨®n de Andr¨¦ Breton y compa?¨ªa. ¡°Queneau, que form¨® parte del grupo surrealista, qued¨® traumatizado por el autoritarismo de Breton. Nosotros funcionamos de la manera contraria: nadie puede ser expulsado y nadie puede marcharse¡±, aclara el actual presidente del OuLiPo, Paul Fournel. La ¨²nica manera de dimitir es ¡°suicidarse ante notario¡±. ¡°Y uno puede negarse a entrar en el grupo, pero ha sucedido pocas veces. El caso m¨¢s conocido es el de Julio Cort¨¢zar. Sus amigos le dijeron que no ¨¦ramos lo suficientemente pr¨®ximos al Partido Comunista¡±, explica Fournel. Pese a su fama de corriente apol¨ªtico, sus 10 miembros fundadores se implicaron en la Resistencia durante la invasi¨®n nazi. Le Lionnais ser¨ªa deportado al campo de concentraci¨®n de Dora. La clandestinidad del grupo en sus primeros a?os y su afici¨®n a c¨®digos y mensajes encriptados remiten inevitablemente a ese contexto hist¨®rico.
Un lunes gris¨¢ceo de noviembre, en la plaza de Clichy, en el norte de Par¨ªs. Anne Garr¨¦ta se prepara para pinchar discos en la ceremonia de entrega de un premio literario en una conocida brasserie. La novelista es una de las cinco mujeres integradas en el OuLiPo a lo largo de su historia. Entr¨® en el a?o 2000, antes de distanciarse respecto al grupo. ¡°Se han alejado del proyecto original. Existe una tendencia a repetir f¨®rmulas del pasado y a utilizar las trabas como una receta de cocina. El OuLiPo no puede ser solo eso: debe encontrar nuevas formas para desarrollar el potencial de la literatura¡±, opina. Se march¨® tras intentar cambiar el grupo desde dentro, sin ¨¦xito. ¡°Todo intento de reforma fracasa cuando una instituci¨®n envejece y se osifica. Las mujeres s¨ª me entendieron, pero ¨¦ramos muy pocas¡±, lamenta. Garr¨¦ta cree que, para sobrevivir, el grupo deber¨¢ resolver distintos debates que han brotado en su interior. ¡°?Quiere favorecer la paridad o seguir siendo un monocultivo masculino? ?Prefiere ser un grupo de reflexi¨®n o una empresa dedicada al espect¨¢culo?¡±, se interroga la escritora antes de regresar a los platos.
Pese a su fama de apol¨ªtico, los 10 grupos fundadores se implicaron en la Resistencia durante la invasi¨®n nazi
Ese ¨²ltimo punto es el que genera m¨¢s debate en los encuentros mensuales que el grupo realiza en privado, en los domicilios de ¡°cinco o seis miembros con comedores suficientemente grandes¡±, seg¨²n Fournel. Su presencia medi¨¢tica, sus intervenciones p¨²blicas y su entrada en los curr¨ªculos educativos han popularizado el OuLiPo hasta lo indecible. Puede que incluso demasiado. ¡°Es un peligro quedar asociados solo a una literatura recreativa o de entretenimiento. Tambi¨¦n hay que conservar la parte dedicada a la investigaci¨®n¡±, opina otro de sus miembros, el poeta Fr¨¦d¨¦ric Forte, que entr¨® en 2005. ¡°El OuLiPo puede ser tan ligero como serio: en Francia nos tratan de bromistas, pero en Estados Unidos se nos considera una vanguardia experimental. Hay que mantener las dos dimensiones. Me parece bien la falta de esnobismo y arrogancia, pero odiar¨ªa que la gente creyera que mi ¨²nico objetivo es hacer re¨ªr¡±, asegura.
Desde su posici¨®n de outsider, como ¨¦l mismo se define, Mart¨ªn S¨¢nchez aporta otro punto de vista: ¡°Puede que haya habido una sobreexposici¨®n, pero una cosa es mostrarse menos y otra regresar a los or¨ªgenes, cuando el OuLiPo fue poco menos que una sociedad secreta. Siendo un grupo que est¨¢ al servicio de la literatura y de los escritores, no tendr¨ªa sentido esconderse o desarrollar un trabajo oculto¡±. A los esc¨¦pticos sobre la pertinencia de sus teor¨ªas, los integrantes del OuLiPo les recomiendan observar el arco temporal que abarca desde las reglas aristot¨¦licas en el teatro cl¨¢sico ¡ªlas famosas unidades de acci¨®n, tiempo y lugar¡ª hasta esa red social que nos obliga a escribir mensajes de menos de 140 caracteres.
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