?Y si el Papa em¨¦rito fuera v¨ªctima del ISIS?
El pintor Crist¨®bal Toral hace un retrato realista de un presunto secuestro yihadista de Benedicto XVI
Crist¨®bal Toral (Antequera, 1940) tuvo una pesadilla que convirti¨® en un cuadro en el que ha trabajado durante un a?o, hasta el ¨²ltimo verano. Y ayer por la ma?ana lo desvel¨® para EL PA?S, en medio de su propio estupor, ¡°el que a¨²n persiste en mi memoria¡±. La pesadilla se la produjeron, asegura, ¡°la violencia terrible que reproducen los noticiarios sobre las matanzas del ISIS?en el Estado Isl¨¢mico¡±. De esa pesadilla surgi¨® la nebulosa del cuadro. Ayer a mediod¨ªa descubri¨® el resultado de la pesadilla pintada, un cuadro en el que ¡°dos demonios yihadistas¡± tienen apresado al Papa Benedicto XVI.
Al Papa, en el cuadro, le sangra la mu?eca de la mano izquierda; con la derecha agarra con fuerza, ¡°la fuerza de su fe cristiana¡±, un rosario; el h¨¢bito papal est¨¢ manchado de la arena del desierto. Benedicto XVI, en el retrato de este pintor realista espa?ol, sonr¨ªe, ¡°como si estuviera seguro de s¨ª mismo, de la fuerza de su fe¡±. El vestido del Papa lo dise?¨® Cornejo, y el mismo sastre tan conocido en el mundo del teatro realiz¨® los vestidos de los dos yihadistas, dice Toral. ¡°Es realismo, y es pesadilla¡±.
Toral no es religioso, particularmente; a veces se para en las iglesias, ¡°para escuchar el silencio, pero no para escuchar a los curas¡±. Y ha pintado El secuestro del Papa Benedicto XVI ¡°como si estuviera dando un grito de alarma a la Iglesia y a los poderes p¨²blicos¡±. ¡°?C¨®mo es posible que durante a?os yihadistas como los que est¨¢n en el cuadro hayan maltratado hasta la muerte horrible por degollamiento a seres inocentes? ?Y c¨®mo es posible que no se haya escuchado a la Iglesia elevar m¨¢s la voz ante la ignominia¡±.
Es un cuadro realista que ¨¦l desvela convencido de que ¡°su sitio no es una casa particular; es un grito civil y su sitio es un museo, cualquier lugar de libre acceso¡±. ?Y por qu¨¦ este Papa? ¡°Me gust¨® Juan Pablo II; respeto, por su acci¨®n humanitaria, al Papa Francisco. Y cuando Benedicto XVI dej¨® el papado me pareci¨® noble, no es com¨²n que alguien se baje de tan alta magistratura. Es el Papa em¨¦rito. En mi met¨¢fora no quise que le faltara un Papa a la Iglesia cat¨®lica¡±.
Toral entraba este mi¨¦rcoles a mediod¨ªa en su estudio de Menasalbas (Toledo), que ha calentado para los periodistas. Descubri¨® el cuadro como quien desvela un misterio. Solo lo conocieron los hombres que le sirvieron para el triple retrato: dos herreros del pueblo, que posaron como yihadistas, y un pariente de uno de ellos, cuyo aspecto le record¨® al de Benedicto XVI.
Al propio Toral el resultado le ha parecido ¡°sobrecogedor¡±. ¡°Aparte de la met¨¢fora del cuadro, que alude a dos religiones en lucha, una en manos de fan¨¢ticos que no tienen nada que ver con la naturaleza verdadera de su religi¨®n; y la cat¨®lica, que tambi¨¦n ha conocido ¨¦pocas de grandes fanatismos. He querido mostrar la violencia de nuestro tiempo. Esta lucha en blanco y negro que nos lleva a grandes maestros, como Zurbar¨¢n. Esta sensaci¨®n de crueldad que percib¨ª en mi pesadilla se resuelve aqu¨ª como la expresi¨®n espeluznante de esa violencia que nadie es capaz de atajar¡±.
El infierno, en negro; y la paz, en esa blancura. Esos son los colores que dominan en la pesadilla de Toral. ?Y se acab¨® la pesadilla pint¨¢ndola? ¡°La pesadilla est¨¢ ah¨ª. Es el cuadro, es lo que pasa, la realidad, su dolor. Y no he querido retratar tan solo un s¨ªmbolo. Quise retratar la realidad. La realidad es una pesadilla¡±.
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