Tres fil¨®sofos contra la prisa y el ruido
EL PA?S re¨²ne a los pensadores C¨¦sar Rendueles, Manuel Cruz y Daniel Innerarity para hablar de las sociedades de hoy
Asumiendo la no existencia de piedras filosofales que resuelvan nuestros extrav¨ªos, se trataba en este caso ¨Cm¨¢s que de dar aventuradas respuestas- de buscar las buenas preguntas. O al menos de desbrozar caminos. As¨ª que C¨¦sar Rendueles, Manuel Cruz y Daniel Innerarity, tres de los nombres m¨¢s activos e inquietos del pensamiento en espa?ol, aceptaron la invitaci¨®n de EL PA?S para hablar de todo y de nada. Esta conversaci¨®n se desarroll¨® recientemente en Burgos, tras la intervenci¨®n de los tres autores en el II Foro de la Cultura. Una de las conclusiones de la charla: todo va demasiado deprisa en nuestras sociedades de hoy.
Pregunta. Entonces¡ ?cultura¡ o culturas?
Manuel Cruz. Yo estoy de acuerdo en lo de culturas, en plural. Y a veces la cultura no es que est¨¦ viciada por una l¨®gica mercantil, sino que responde adem¨¢s a una l¨®gica de subalternidad. Se habla siempre del creador, y la izquierda a lo m¨¢s que llega es a reclamar que el m¨¢ximo de gente tenga acceso a la obra de ese creador. Y ah¨ª se entrecruzan los conceptos de obra de arte y de autoridad. Hay que revisar ese v¨ªnculo.
C¨¦sar Rendueles. Tendemos a hablar de la cultura en t¨¦rminos de pr¨¢cticas profesionales, y despreciamos una riqu¨ªsima cultura amateur, y esto tiene que ver con la precarizaci¨®n. O nos olvidamos de pr¨¢cticas est¨¦ticas o artesanales no estrictamente culturales pero que rondan ese territorio, como pueden ser algunas manifestaciones deportivas. En los peri¨®dicos hay cosas que salen en las p¨¢ginas de Cultura cuando deber¨ªan salir en las de Consumo, y en cambio algunas de Deportes podr¨ªan ir en Cultura.
Tres mosqueteros para pensar
C¨¦sar Rendueles (Gerona, 1975). Soci¨®logo y doctor en Filosof¨ªa, ense?a actualmente Sociolog¨ªa en la Universidad Complutense de Madrid. Entre sus ensayos recientes destacan Sociofobia. El cambio pol¨ªtico en la era de la utop¨ªa digital (2013) y Capitalismo canalla. Una historia personal del capitalismo a trav¨¦s de la literatura (2015). Rendueles fue uno de los fundadores, en 2002, del movimiento social y cultural de izquierdas Ladinamo.
Daniel Innerarity (Bilbao, 1959). Catedr¨¢tico de Filosof¨ªa Pol¨ªtica y Social, investigador IKERBASQUE en la Universidad del Pa¨ªs Vasco y director del Instituto de Gobernanza Democr¨¢tica. Entre sus obras destacan La democracia del conocimiento (Premio Euskadi de Ensayo 2012), La sociedad invisible (Premio Espasa de Ensayo 2004) o La transformaci¨®n de la pol¨ªtica (Premio Nacional de Literatura en la modalidad de Ensayo de 2003). Fue n¨²mero 2 en las listas de la coalici¨®n navarra Geroa Bai en las elecciones generales del pasado 20 de diciembre.
Manuel Cruz (Barcelona, 1951). Catedr¨¢tico de Filosof¨ªa Contempor¨¢nea en la Universidad de Barcelona e investigador en el Instituto de Filosof¨ªa del CSIC (Madrid). Algunos de sus principales ensayos son Las malas pasadas del pasado (Premio Anagrama de Ensayo 2005), Amo, luego existo (Premio Espasa de Ensayo 2010) y Ser sin tiempo, que acaba de publicar en Herder Editorial. Es diputado independiente por el PSC-PSOE en el Congreso.
Daniel Innerarity. La cultura ya no se puede entender como un mundo de espacios contenedores. Como pasa en la universidad, las mejores ideas suelen surgir entre chispazos, entre espacios que se est¨¢n peleando y colaborando y una excesiva especializaci¨®n trae cosas normalmente poco interesantes.
M. C. Suele darse una identificaci¨®n entre cultura y saber¡ y eso nos lleva a las academias. O sea, el saber como aquello de lo que hay academia, y si no, no es saber. Y pienso si ah¨ª no ha habido un retroceso en planteamientos que se llegaron a hacer pero que no han tenido m¨¢s recorrido, pienso en aquello que V¨¢zquez Montalb¨¢n defend¨ªa como subcultura.
P. Que un rapero improvise durante 24 horas rimando letras y poni¨¦ndoles m¨²sica, para algunos es subcultura. Para otros es cultura con may¨²sculas. Y por cierto: ?no creen que esos mensajes improvisados ¨Clo mismo que el replanteamiento cr¨ªtico de ideas y situaciones mediante la filosof¨ªa- pueden estar interesando tanto a la gente m¨¢s joven porque los dos se enfrentan a los mensajes est¨¢ticos, oficiales?
D. I. Hay un libro muy interesante de Von Kleist, aunque de t¨ªtulo horrible, Sobre la formaci¨®n de nuestro pensamiento a medida que se habla. Trata de que, en el fondo, no hay pensamiento all¨ª donde no se da un cierto bricolaje personal. Vivimos en un mundo atravesado de discursos oficiales, pr¨¢cticas institucionales y lugares comunes. En esos circuitos mec¨¢nicos hay que introducir elementos de reflexividad, y por lo tanto de apropiaci¨®n. Pensar es tener un interruptor. E interrumpir.
P. S¨ª, pero para eso de pensar por uno mismo hace falta silencio y tiempo, justo lo que empieza a faltar. M¨¢s bien hay ruido y prisa.
C. R. Totalmente. Y enlazando con lo de antes: yo desconf¨ªo de la espontaneidad. Y creo que si alguna fuerza tienen la filosof¨ªa y el pensamiento racional es esa capacidad de someter esa espontaneidad. Y efectivamente, hay un ruido de fondo que nos inunda, es como una rueda de h¨¢mster¡
P. ?Se llama inercia?
C. R. S¨ª, la inercia simb¨®lica y social que nos rodea.
M. C. A la gente le hace gracia que el fil¨®sofo piense de las cosas concretas¡ en el fondo espera que el fil¨®sofo vea en ellas m¨¢s cosas de las que uno ve. Pero por otro lado creo que la gente necesita tambi¨¦n esquemas te¨®ricos, elementos que le organicen un poco el mundo.
D. I. Hacen falta mapas, referencias a la totalidad¡
M. C. S¨ª, y otra cosa: el tiempo ha desaparecido. Ya no funcionamos con tiempo, sino con una sucesi¨®n de instantes de los que se espera la m¨¢xima intensidad.
D. I. Dec¨ªa Wittgenstein que si los fil¨®sofos form¨¢ramos una secta y tuvi¨¦ramos una expresi¨®n que nos desvelara como tales, una clave que marcara esa pertenencia, ser¨ªa precisamente ¡°t¨®mate tu tiempo¡±¡
C. R. Los espacios culturales privilegiados, al menos en las dos ¨²ltimas d¨¦cadas, han sido muy refractarios a los espacios de desconexi¨®n. A m¨ª me alarma lo poco que se habla de las bibliotecas, unas instituciones milenarias que funcionan particularmente bien. Y resulta que lo ¨²nico que dicen de ellas los programas culturales de los partidos pol¨ªticos es que su problema es de conectividad. ?Cuando justamente es al rev¨¦s, son espacios de desconexi¨®n que funcionan muy bien! Y lo mismo est¨¢ pasando en la Universidad, donde los espacios acad¨¦micos que implican pausa y perspectiva son demonizados.
P. ?Temen que el estudio de las humanidades acabe muriendo de muerte lenta al no ser vistas como saberes ¨²tiles?
D. I. Totalmente. En el mundo de la investigaci¨®n filos¨®fica, la rentabilidad que se nos exige es una rentabilidad pensada con criterios de las ciencias de la naturaleza.
C. R. Se est¨¢ uniformizando much¨ªsimo la producci¨®n cient¨ªfica, cada vez es m¨¢s dif¨ªcil desarrollar investigaciones un poco marginales o arriesgadas. Se busca el rendimiento inmediato. Todo esto es una cat¨¢strofe.
D. I. Vivimos en una sociedad que no est¨¢ muy interesada en replantearse la cuesti¨®n de qu¨¦ significa que algo sea ¨²til. Es una cuesti¨®n que incomoda.
M. C. ?Utilidad? Mira, es muy normal que cualquier persona de la calle te diga de los pol¨ªticos: ¡°?Bah, es que no quieren otra cosa que el poder!¡±, como hablando de algo asqueroso. Pero ?y si en vez de querer el poder quisieran acumular mucho dinero? ?Es que eso ser¨ªa mejor?
P. Ah¨ª sale la figura del idiotes aristot¨¦lico¡ la abdicaci¨®n de much¨ªsima gente ante la pol¨ªtica, ?no?
C. R. Bueno, yo soy m¨¢s optimista. Cada vez veo m¨¢s gente consciente de llevar ¡°vidas da?adas¡±, como dec¨ªa Adorno. De haber vivido y seguir viviendo una mentira. Y lo veo tambi¨¦n en la Universidad. Frente a una inercia heredada del pasado, cada vez veo m¨¢s gente, sobre todo estudiantes, que hace grandes esfuerzos para vivir de otra manera.
P. En lo referente a cierta l¨®gica de la volatilidad y la obsolescencia programada de las cosas, ?hasta qu¨¦ punto ha incidido en ello la apuesta furiosa por el avance tecn¨®logico/digital? ?No desemboca eso a veces en la chucher¨ªa digital?
C. R. El solucionismo tecnol¨®gico es el s¨ªntoma de una aceleraci¨®n consumista, de un consumismo llevado a ¨¢mbitos de nuestras vidas que de otra manera ser¨ªa m¨¢s dif¨ªcil comercializar¡ como el ¨¢mbito de las emociones o el de la informaci¨®n. As¨ª que, por ejemplo, sistem¨¢ticamente buscamos una especie de ¨ªdolo en las tecnolog¨ªas digitales ?como si fueran las ¨²nicas tecnolog¨ªas que hay!
M. C. Ojal¨¢ que lo tecnol¨®gico fuera una chucher¨ªa, pero no lo es. Eso que llamamos el complejo cient¨ªfico-t¨¦cnico no para de crecer.
P. ¡°Un mundo de todos y de nadie¡±, escribi¨® Daniel Innerarity¡
D. I. Bueno, pero hay formas de desaceleraci¨®n que son muy emancipadoras. Yo creo, por ejemplo, que no responder el correo electr¨®nico o el tuit o el whatsapp de forma inmediata es una fuente de ganancia de racionalidad. Las cosas que se hacen inmediatamente se hacen mal. Evitar los automatismos y no estar sujetos a la l¨®gica de lo inmediato es liberador.
C. R. Hay una larga tradici¨®n de reaccionarios de izquierda, como Benjamin o Pasolini, que fueron premonitorios, con una enorme capacidad para vislumbrar hacia d¨®nde nos llevaba el desarrollismo brutal. Y creo que el pensamiento ecologista y eco-socialista s¨ª que est¨¢ planteando algunos desaf¨ªos pol¨ªticos urgentes en esa direcci¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.