Barenboim clama por la paz con Haydn y Mozart
El director lleva su orquesta multicultural a la tercera edici¨®n del Concierto por los Derechos Humanos en Ginebra
Se enorgullece el maestro Daniel Barenboim de haber puesto de acuerdo a israel¨ªes, turcos, palestinos e iran¨ªes. De acuerdo para interpretar, junto a espa?oles, una m¨²sica exquisita que acaricia los o¨ªdos en la Sala de los Derechos Humanos de la Organizaci¨®n de Naciones Unidas (ONU) en Ginebra. Aqu¨ª y bajo la c¨²pula de estalactitas que dise?¨® el artista Miquel Barcel¨® revindican el maestro y su?West-Eastern Divan Orchestra la paz y la concordia un 10 de diciembre, D¨ªa mundial de los derechos humanos. Es la tercera edici¨®n de un concierto que se ha convertido en una tradici¨®n anual que inaugur¨® en la capital suiza el tenor peruano Juan Diego Fl¨®rez en 2014, y cuyo testigo tom¨® Barenboim en 2015. Ahora, por segundo a?o consecutivo, el argentino ha vuelto a poner su batuta al servicio de un poderoso mensaje de concordia.
"La m¨²sica es muy ¨²til para que se produzca la primera condici¨®n para el di¨¢logo: la igualdad"
¡°No soy un ingenuo, s¨¦ que la m¨²sica no va a resolver los problemas que aquejan al mundo, pero s¨ª que es muy ¨²til para que se produzca la primera condici¨®n para el di¨¢logo: la igualdad¡±, asegura Barenboim. Predica con el ejemplo con ayuda de la West-Eastern Divan Orchestra. ¡°Aqu¨ª todos somos iguales¡±. Incluso los cinco solistas que interpretan el programa del concierto por los derechos humanos son miembros de la propia formaci¨®n. El conjunto naci¨® en 1999, como un proyecto com¨²n del propio director argentino-israel¨ª y el ya fallecido escritor palestino Edward Said. Ambos se fijaron el ambicioso objetivo de unir a j¨®venes m¨²sicos de Israel, Palestina y otros pa¨ªses ¨¢rabes para promover la convivencia pac¨ªfica y el di¨¢logo intercultural. Diecisiete a?os despu¨¦s, la orquesta sigue siendo uno los escasos modelos de coexistencia cultural. No solo eso, a pesar del c¨®ctel de nacionalidades que se mezclan en su vientre y del distinto nivel musical de los int¨¦rpretes, el conjunto suena como una perfecta y arm¨®nica m¨¢quina engrasada por la exigencia del maestro.
Y como estandarte blanden en su cita en la ONU m¨²sica de Haydn y Mozart. Del primero se ocupa el iran¨ª Kian Soltani, acompa?ado de la orquesta, con una brillante interpretaci¨®n al chelo del Concierto para violonchelo en do mayor, hob. VII B1. Del segundo, la espa?ola Cristina G¨®mez Godoy al oboe, el palestino Jussef Eisa al clarinete, la turca Zeynep K?yl¨¹oglu al fagot y la israel¨ª Merav Goldman a la trompa. Cuatro solistas, entre los que destaca la maestr¨ªa de G¨®mez Godoy. El conjunto interpreta la Sinfon¨ªa concertante para oboe, clarinete, trompa, fagot y orquesta, de Mozart.
La m¨²sica del compositor austriaco ya estuvo en el primer concierto por los derechos humanos que ofreci¨® Barenboim, en esta misma sala el a?o pasado. Ahora repite con ¨¦l. ¡°Mozart es un compositor apto para este tipo de acontecimientos porque es una m¨²sica con un sentido emocional maravilloso. No es unidireccional, te puede hacer re¨ªr y llorar a la vez y siempre con un equilibrio perfecto y una exquisita sensaci¨®n de armon¨ªa¡±. No le falta raz¨®n. El andante suena en su mayor¨ªa c¨®mico. Tr¨¢gico por momentos. Una mezcla de optimismo y gravedad que, adem¨¢s de en notas, estuvo presente en palabras.
La ONU alert¨® la v¨ªspera del D¨ªa de los derechos humanos de la desaparici¨®n de cientos de j¨®venes varones sirios que escapaban de Alepo, y en Ginebra la mirada estaba puesta inevitablemente en la guerra que arde en Oriente Pr¨®ximo. ¡°El conflicto palestino-israel¨ª llevaba a?os en los titulares de toda la prensa, pero ahora nos encontramos con que ha desaparecido por completo de los peri¨®dicos. Y esto es negativo porque demuestra que existen otras cat¨¢strofes incluso peores¡±, dijo Barenboim al terminar el concierto, que se retransmitir¨¢ a decenas de pa¨ªses y se podr¨¢ en Televisi¨®n Espa?ola. ¡°Cuando la gente habla de globalizaci¨®n, se suele olvidar de que no solo significa que puedas comer sushi en Berl¨ªn o pasta en Budapest. Esto est¨¢ muy bien pero no es globalizaci¨®n. Global quiere decir que todo lo que ocurre debe ser de inter¨¦s com¨²n¡±, sentencia.
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