Vac¨ªo
Si ahora regresara Manolo V¨¢zquez Montalb¨¢n verificar¨ªa que, efectivamente, el r¨¦gimen de la Transici¨®n est¨¢ en ¡°almoneda¡±
En estos tiempos acelerados por el ritmo hist¨¦rico de las tecnolog¨ªas digitales, en que la pausa, el silencio, el tedio, parecen prohibidos, recuerdo con nostalgia las tardes de algunos fines de semana en la casa de Cruilles de Anna Sall¨¦s y Manolo V¨¢zquez Montalb¨¢n. El placer, actualmente casi prohibido, de la conversaci¨®n sin prisa ni objetivo preciso, del dejar fluir las horas entre algunas palabras, mucha modorra y los chispazos de Manolo. Siempre he sentido envidia de los que duermen poco y est¨¢n despiertos como si durmieran mucho. Manolo era uno de ellos. Y ten¨ªa tiempo para todo. No creo que se conozca escritor con mayor productividad literaria por hora. Una idea y una canci¨®n: siempre dec¨ªa que sus art¨ªculos los escrib¨ªa sobre el patr¨®n de una tonadilla. Y dec¨ªa tambi¨¦n que si trabajaba tanto era simplemente para vencer su pereza. De natural soy muy vago, afirmaba contra toda evidencia, y tengo que combatirlo imponi¨¦ndome muchos deberes. Y a¨²n le sobraba tiempo para la conversaci¨®n y la celebraci¨®n del aburrimiento.
Pocos d¨ªas antes de su muerte en los pasillos del aeropuerto de Bangkok, Manolo escribi¨® una columna en EL PA?S: ¡°No hemos valorado suficientemente la sensaci¨®n de vac¨ªo que nos espera cuando del friso pol¨ªtico desaparezcan Pujol, Aznar y, probablemente, Arzalluz¡±, cerrando un ciclo del que la primera se?al hab¨ªa sido la salida de Felipe Gonz¨¢lez. Si ahora regresara verificar¨ªa que, efectivamente, estos personajes han pasado a la trastienda y el r¨¦gimen de la Transici¨®n est¨¢ en ¡°almoneda¡±, para decirlo en expresi¨®n de Arias Navarro que a ¨¦l le gustaba utilizar. Del mismo modo que si viera estos d¨ªas c¨®mo la destrucci¨®n de Alepo se ha convertido en la se?al del final de la ¨¦poca que se abri¨® con la derrota de la URSS en la Guerra Fr¨ªa, podr¨ªa recordar su empe?o en contribuir a la emergencia de las noticias y de las ideas que te?¨ªan de negra realidad el retrato en rosa de un mundo sometido a la pax americana.
No es dif¨ªcil imaginar que con su compromiso con las propuestas emancipatorias, para decirlo con su lenguaje, y buscando potenciales nuevos agentes del cambio, hoy estar¨ªa cerca de Unidos Podemos y de los Comunes y con una complicidad cr¨ªtica con el soberanismo catal¨¢n. Pero la singularidad de Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n es que cualquier batalla pol¨ªtica, aun la que le pareciera m¨¢s disparatada, era inseparable de su pathos de escritor insaciable. Escribir era, en el fondo, su manera de estar en el mundo. Y de hacer soportable la certeza de que el final feliz no existe.
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