¡°No s¨¦ qu¨¦ es eso de un concurso para buscar al director del Prado¡±
Miguel Zugaza habla de las razones de su adi¨®s y deja entrever que Gabriele Finaldi y Miguel Falomir son los sucesores ideales
Desde los ventanales del despacho de Miguel Zugaza (Durango, Bizkaia, 1964) junto a la iglesia de Los Jer¨®nimos se ven las cubiertas del Prado como si se pudieran tocar con los dedos. Pero el todav¨ªa director de la pinacoteca ya empieza a verlas desde lejos. La cuenta atr¨¢s para abandonar el puesto que asumi¨® hace 15 a?os ha comenzado. Zugaza se va al Bellas Artes de Bilbao ¨Cque ya dirigi¨® entre 1996 y 2002- con alguna espina clavada y muchas satisfacciones. Y una preocupaci¨®n: que el proceso de su relevo se lleva a cabo de manera tranquila, eficaz y sin sobresaltos. No se sabe qu¨¦ ocurrir¨¢ con la sucesi¨®n pero hay algo que parece claro: Gabriele Finaldi -su antiguo n¨²mero dos en El Prado, hoy director de la National Gallery- y Miguel Falomir -actual subdirector del Prado-, son sus candidatos ideales. Falomir lo es tambi¨¦n para el grueso del equipo t¨¦cnico del museo (conservadores, restauradores¡). De hecho, sus principales representantes ya han pedido al ministro de Educaci¨®n y Cultura y al presidente del Patronato, Jos¨¦ Pedro P¨¦rez-Llorca, que sea ¨¦l quien sustituya a Zugaza.
Pregunta. ?Con qu¨¦ muescas y espinas dejar¨¢ el cargo? ?Se ha dejado mucha piel en el camino?
Respuesta. De verdad que no, ha sido f¨¢cil. Hemos tenido un apoyo pol¨ªtico, de los medios de comunicaci¨®n, del mundo del arte y de los colegas internacionales que nunca hab¨ªa tenido el museo.
El ¨¦xito o el fracaso del Louvre con ¡®La Gioconda¡¯
Miguel Zugaza dio a entender en su reciente despedida ante los medios que una de las espinas que lleva clavadas es no haber podido introducir m¨¢s y mejor el arte contempor¨¢neo en El Prado. "Parec¨ªa que ten¨ªa que pedir permiso¡±, dijo exactamente aquel d¨ªa. "Eso es verdad", insiste, "hemos llevado al Prado a Cy Twombly, a Richard Hamilton, a Miguel ?ngel Blanco, a Thomas Struth... pero han sido como tentativas, para despertar un alma del Prado que creo que hay que cuidar, y que es su sentido de contemporaneidad. Al visitante no le puedes decir que lo que va a ver en El Prado es el pasado y lo que va a ver en otros museos es el presente. Eso es confundir al p¨²blico, que es totalmente contempor¨¢neo. Lo que pasa es que no es f¨¢cil hacer programas de arte contempor¨¢neo en un museo as¨ª, porque puedes caer en la frivolizaci¨®n de la relaci¨®n entre el pasado y el presente".
Acerca de si alguna vez sinti¨® inquietud ante la posibilidad de que El Prado muriera de ¨¦xito y si ten¨ªa que poner coto a la masificaci¨®n y a a la lucha por superar el r¨¦cord de visitas, el inminente exdirector explica: "El Prado no ha ca¨ªdo en la masificaci¨®n, ni f¨ªsica ni intelectualmente. Cuantificar el ¨¦xito de un museo a trav¨¦s de su audiencia es un error absoluto. Yo soy muy cr¨ªtico, por ejemplo, con lo que pasa en el Louvre. Es un museo visitado por diez millones de personas al a?o¡ pero cuando est¨¢s all¨ª no sabes bien si es un ¨¦xito o un fracaso, cuando una sola obra de arte es capaz de secuestrar a todo un museo, como es el caso de La Gioconda".
P. Ese consenso pol¨ªtico, ese acuerdo t¨¢cito de que al Prado no se le toca, lo suyo le habr¨¢ costado¡ no siempre fue as¨ª.
R. Pero el director del Prado es un pararrayos, y eso lo tiene que asumir quien est¨¦ al frente. Yo he sido el pararrayos del Prado.
P. ?C¨®mo se desdobla uno en esa especie de estructura bic¨¦fala que se necesita para dirigir un trasatl¨¢ntico como El Prado, por un lado la gesti¨®n pura y dura y por otro el di¨¢logo con historiadores, conservadores, restauradores¡?
R. En estos 15 a?os yo he sido mucho m¨¢s gestor que historiador del arte, eso tengo que decirlo como balance. Cuando llegu¨¦, digamos que El Prado necesitaba un director que arreglara cosas. Pero el futuro director tendr¨¢ que ser m¨¢s un historiador del arte que un gestor. El museo ya no necesita ese perfil.
P. ?Porque el museo se ha normalizado?
R. Porque se ha construido un nuevo museo, literalmente. No se parece nada El Prado de hoy al de hace 15 a?os, que estaba como penalizado por la Historia. Se han modernizado las estructuras, todo. Pero en cambio la gente que ha hecho posible el nuevo Prado es la que estaba aqu¨ª ¨Cun poco confundida, desorientada y desmotivada, eso s¨ª- hace 15 a?os.
P. Entiendo que una de las posibles razones de dejar su puesto es esa relacionada con el deseo de aparcar un poco al gestor y recuperar al historiador del arte¡
R. S¨ª¡ espero estar m¨¢s cerca de esa parte. Me resulta muy atractivo poder recuperar al historiador del arte en un museo como el Bellas Artes de Bilbao, que conozco bien.
P. Cabe pensar que otras razones pueden ser una buena oferta econ¨®mica, la perspectiva de acercarse a su ciudad y a su familia¡ pero ?por qu¨¦ otros motivos se va usted?
R. Son razones estrictamente personales. Tengo la sensaci¨®n de haber culminado lo que yo pod¨ªa hacer bien en El Prado. Y creo que aquello por lo que yo pod¨ªa pedir un determinado nivel de sacrificio a mi familia ya est¨¢ concluido. No hay otros factores, y desde luego el econ¨®mico no existe. La gente habla de un fichaje gal¨¢ctico para el Bellas Artes de Bilbao, y aunque a m¨ª encantar¨ªa, no lo soy.
P. ?C¨®mo est¨¢ viviendo el proceso de su relevo, que ya se ha iniciado? ?Es optimista en cuanto a que los responsables de nombrar a su sucesor tengan en cuenta sus consejos y sus sugerencias?
R. El Ministerio y el Patronato del Prado no se tienen que liar. Tienen que buscar al candidato adecuado con el procedimiento adecuado.
P. Usted ya ha mostrado su escepticismo ante la posibilidad de un concurso internacional como modo de elegir a su sucesor¡
R. Es que no s¨¦ qu¨¦ es eso de un concurso internacional para buscar un director para El Prado ahora. Lo bueno es que hace 15 a?os el ministro de Cultura dec¨ªa qui¨¦n iba a ser el director del museo, y ahora ha cedido esa posibilidad al Patronato, y es el Patronato el que garantiza la transparencia.
P. ?El Patronato del Prado garantiza la misma transparencia que un concurso abierto?
R. Es que no s¨¦ lo que significa un concurso abierto. Los grandes museos mundiales buscan candidatos para la sucesi¨®n pero no hacen concursos con grandes jurados. En el caso de la National Gallery de Londres, por ejemplo, es el Patronato el que designa una comisi¨®n que juzga las propuestas que se elevar¨¢n al primer ministro. El del Prado es un Patronato despolitizado y que representa muy bien a la sociedad espa?ola con personalidades muy importantes en ¨¦l.
P. Bueno, estar¨¢ despolitizado pero su actual presidente lleg¨® recomendado por una fuerza pol¨ªtica concreta.
R. No, Jos¨¦ Pedro P¨¦rez Llorca es un hombre de consenso, ?no?
P. ?Cu¨¢nto hay de cierto en lo que se ha dicho y publicado sobre la mala relaci¨®n entre ustedes?
R. Nada. Lo desmiento totalmente. He sido siempre muy sincero con ¨¦l y cuando ¨¦l lleg¨® a la residencia ya le dije que yo estaba m¨¢s de salida que otra cosa¡
P. Cuando se iba a ir el director adjunto Gabriele Finaldi a dirigir la National Gallery, usted dijo que dentro de la casa hab¨ªa gente muy capaz para sucederle. Y fue Miguel Falomir quien le sustituy¨®. ?Ocurrir¨¢ ahora lo mismo, pero con Falomir relevando a Miguel Zugaza?
R. Yo s¨ª lo s¨¦ y lo que yo opino lo saben quienes tienen que saberlo.
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