El meridiano perdido de C¨¢diz
Un estudio rescata del olvido la l¨ªnea imaginaria que sirvi¨® de referencia a la cartograf¨ªa n¨¢utica durante un siglo y dio prestigio internacional a la ciudad
Dec¨ªan los ge¨®grafos medievales que la determinaci¨®n de la longitud en las coordenadas geogr¨¢ficas era el l¨ªmite puesto por Dios a la inteligencia de los hombres. Y no andaban desencaminados cuando, durante siglos, Estados como Espa?a, Inglaterra, Holanda y Francia convocaron concursos en los que promet¨ªan altas recompensas a cambio de un m¨¦todo eficaz para definir esas medidas. La seguridad de las navegaciones o el dibujo de las fronteras bien lo merec¨ªan. A diferencia de la latitud y su centro geogr¨¢fico en el Ecuador, la longitud ni siquiera gozaba del consenso para un meridiano cero. Por eso, durante siglos, tener un meridiano propio como Estado era se?al de poder¨ªo y progreso. Espa?a tuvo varios: Madrid, Toledo, Isla del Hierro, Pico del Teide o Salamanca. El de C¨¢diz fue durante un siglo el referente mayoritario para toda la flota espa?ola. Cay¨® en desuso a?os antes del establecimiento del de Greenwich como meridiano internacional y ahora un estudio lo rescata del ostracismo.
Miguel Ramos, investigador y autor del documento, llevaba a?os ¡°con el gusanillo de investigar qu¨¦ supuso para C¨¢diz su establecimiento¡±. ¡°Desde 1753 hasta 1850, la mayor parte de las cartas n¨¢uticas espa?olas y de los diarios de navegaci¨®n est¨¢n referidos al meridiano de C¨¢diz. Goz¨® de gran relevancia internacional y prestigio mar¨ªtimo, pero hoy en la ciudad nada lo recuerda¡±, resume Ramos. Hasta ahora, ni siquiera se sab¨ªa por qu¨¦ puntos transcurr¨ªa con exactitud.
Varias causas hicieron, en 1717, del meridiano de C¨¢diz una gu¨ªa para la navegaci¨®n espa?ola. Aquel a?o, la ciudad se convirti¨® en sede de la Real Casa de la Contrataci¨®n de Indias, organismo que regulaba el comercio y la navegaci¨®n con los territorios de ultramar. Su traslado desde Sevilla solo confirm¨® lo que ya estaba ocurriendo desde hac¨ªa d¨¦cadas. El poder¨ªo comercial de C¨¢diz en el comercio con las Indias gener¨® a la ciudad ping¨¹es beneficios y empuj¨® otros acontecimientos: en 1717 se crea, adem¨¢s, la primera Academia de Guardias Marinas de la Armada, antecedente de la actual Escuela Naval Militar.
En ese siglo de oro del comercio, a C¨¢diz (que en ese momento era la quinta ciudad m¨¢s poblada de Espa?a) le faltaba su propio meridiano. Lleg¨® en 1753 gracias al Observatorio Astron¨®mico de la Marina, que se ubicaba en la desaparecida torre del homenaje del Castillo de la Villa. Espa?a pas¨® a contar con dos meridianos importantes activos, Madrid y C¨¢diz. Al calor de las rutas comerciales, el segundo ¡°se populariz¨® r¨¢pido entre la flota espa?ola e incluso de otras nacionalidades¡±, como rememora Ramos. En esos a?os, ¡°los buques se cambiaban posiciones entre ellos, referenciados a sus propios meridianos, eso hizo que el de C¨¢diz gozara de gran prestigio¡±.
Ramos ha rescatado cartograf¨ªas y diversa documentaci¨®n que hace referencia al meridiano olvidado. Adem¨¢s, ha cruzado el callejero actual de la ciudad con la maqueta de C¨¢diz fechada en 1777 para conocer la ubicaci¨®n exacta del Castillo y su torre. Gracias al top¨®grafo Manuel Marr¨®n, ha trazado la l¨ªnea imaginaria que entraba por el Campo del Sur y sal¨ªa por el barrio de San Carlos. Monumentos de la ciudad como el Sal¨®n de Plenos del Ayuntamiento o el Monumento a las Cortes, estaban atravesados por el meridiano.
Ahora, coincidiendo con que C¨¢diz pretende celebrar en 2017 el Tricentenario del Traslado de la Casa de la Contrataci¨®n, Ramos quiere recuperar la visibilidad de esta coordenada. Por ello, seguir¨¢ avanzando en la investigaci¨®n y pretende colocar un tachuelado por la ciudad que rememore el recorrido del meridiano, al igual que el que existe en otras ciudades como Roma o Par¨ªs. Para ello, espera contar con la colaboraci¨®n de particulares, asociaciones e instituciones p¨²blicas. Ya cuenta con el boceto de una escultura de bronce, realizada por Fernando Montero, que representa a una mujer joven envuelta en el pabell¨®n naval de la Armada del siglo XVIII. Se?ala al horizonte y Ramos espera que se instale en la zona del Campo del Sur, justo en la l¨ªnea del meridiano, se?alando el mar que llev¨® prosperidad y fama internacional a C¨¢diz.
Babelia
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