M¨²sica pop sobre m¨²sica pop sobre...
Repaso cr¨ªtico a 'Foxbase Alpha', el debut de Saint Etienne, en su 25 aniversario
1. Si busca usted una receta segura para la cat¨¢strofe, revisite fotos de juventud en las que se recordaba guapo, flaco y elegante. Al abrir ese cofre marcado con ¡°Verano del 88¡±, inviolado desde tan lejana fecha, ver¨¢ c¨®mo era en realidad: un mero. Un pez feo moldeado en panceta, envuelto en ropa que parece robada al bajista de Hombres G y posando en una postura m¨¢s petrificada que C3P0 jugando al Un Dos Tres Pica-Pared.
Lo mismo sucede con algunos discos, libros o filmes que uno recordaba sublimes, excelentes de un modo objetivo, y al escucharlos veinte a?os despu¨¦s repara en que su juicio -que consideraba puro, anal¨ªtico, vacunado contra ventoleras del zeitgeist- estaba polucionado. Y no solo por modas externas. Puede ser que determinado artista nos tocara la fibra en un a?o concreto por una larga serie de razones: referencias, gui?os, est¨¦tica, actitud, bagaje o los cimbreantes gl¨²teos del/la vocalista. O por el momento vital que uno mismo atravesaba (pues no estamos envasados al vac¨ªo, como en El chico de la burbuja de pl¨¢stico; lo externo nos toca). Y que todo ello, en consecuencia, nublase nuestra visi¨®n hasta tal punto que fu¨¦semos incapaces de percibir que la chicha del artefacto era asaz an¨¦mica. Quiz¨¢s flipamos tanto con los skinheads granujientos y el retumbante reggae de This is England (Shane Meadows, 2006) que nos colaron un gui¨®n m¨¢s clich¨¦ que un anuncio navide?o protagonizado por el elenco de Sex & the City. O est¨¢bamos tan embobados con la elegancia de Wes Anderson que nos tragamos sus extensos cat¨¢logos de muebles vintage con banda sonora folky. Es un espejismo muy com¨²n.
2. Este pasado 2016 celebramos el 25? aniversario de Foxbase Alpha, el debut de la banda londinense Saint Etienne, publicado en el a?o 1991 en el sello Heavenly. Se trata de un disco que, pese al peso espec¨ªfico que hab¨ªa representado en mi universo, y a la de veces que lo hab¨ªa mentado (en p¨²blico) como ejemplo de excelencia y finura pop, no hab¨ªa vuelto a escuchar. Desde (atj¨®m, atj¨®m) 1996, por lo menos. Cuando lo he puesto en el 2016 he tenido una sorpresa. Sorpresa de hallar a tu mujer cometiendo adulterio contorsionista en la cama conyugal, no sorpresa de superfiesta de cumplea?os con todos tus compis de ayer y hoy.
Porque Foxbase Alpha es un disco, en efecto, pero sobre todo es una declaraci¨®n de intenciones. Un listado de influencias. Un ¡°esto es lo que me mola, chatos¡±, como la cinta recopilatoria que le hac¨ªas a la guapa de 2? de BUP para impresionarla con tu gusto y sapiencia. Una carta persona-a-persona desde un mundo fecundo, caleidosc¨®pico, tecnicolor. El ep¨ªtome de lo guay, al menos para mi Yo de 1996, que jam¨¢s hab¨ªa visto todos sus referentes puestos en fila de ese modo, y encima a ritmo moderno.
En los ¨²ltimos diez a?os se ha hablado mucho de Record Collection Bands, grupos formados por eruditos pop, m¨²sicos que tambi¨¦n son orgullosos poseedores de yardas de estanter¨ªas a petar de discos caros. Gente como Art Brut, Comet Gain, incluso Belle & Sebastian y Teenage Fanclub. Y desde luego Saint Etienne. Los fundadores del grupo, Bob Stanley y Pete Wiggs, eran dos coleccionistas chiflados, ultranerds del pop y fanzinistas impenitentes, lectores de prensa musical y empleados de disquer¨ªas, que decidieron hacer m¨²sica para emular a los ignotos conjuntos de folk val¨®n o country rock corso de los que eran fans. Y el resultado de aquella pasi¨®n, y de los a?os empleados memorizando singles de Decca, Shrine o Blue Beat en cubiles empapelados de posters, es Foxbase Alpha. Un puchero mod-futurista de Todas Las Cosas Flipantes de Este Buen Mundo. En el planetario del ¨¢lbum podemos distinguir destellos, ecos e im¨¢genes de cantoras ye-y¨¦ galas, rocanroleros brit¨¢nicos del ¡¯59, Monkees y Beach Boys, pop-art s¨®nico, actrices de la nouvelle vague y viejas secundonas del Free Cinema ingl¨¦s, futbolistas pop y pop futbolero. Notas de contraportada de Jon Savage (que, de nuevo, hablan de singles psych en Page One, recopilaciones northern soul de Kent, pelucas y pana), chica 1966 en portada, y en el reverso el tr¨ªo luciendo flequillos flamantes (m¨¢s Inspiral Carpets que The Seeds), polos a rayas ellos, peinado Dusty ella. Todo impecable. Demasiado impecable, tal vez.
Por supuesto, lo novedoso y valiente de aquello fue que Saint Etienne decidieran no replicar las luces de 1965 con herramientas anta?onas, calcando cada nota y ampli de v¨¢lvulas y ancho de pantal¨®n, como un grupo de revival sixties, sino que las metieron a empellones en una m¨¢quina del tiempo y las mandaron al futuro. Las trituraron en un pasapur¨¦s 90¡¯s, desmont¨¢ndolas y volvi¨¦ndolas a montar -y perdiendo algunas piezas por el camino- de modo que el resultado final se parec¨ªa vagamente al pop cl¨¢sico, s¨ª, pero modernizado al estilo (ejem) modernista. Tomando del ayer para hacer algo del hoy. O del ma?ana. Y por eso ese rompecabezas ensamblado por acumuladores de vinilo no suena a Motown o Autumn Records o Immediate, sino a puro 1991. Y eso, ya ven por donde voy, es muy bueno (como idea) a ratos, y a otros ratos (en la pr¨¢ctica) no tanto. Se lo cuento en el siguiente punto.
3. El downtempo no ha envejecido muy bien. De hecho, nadie recuerda qu¨¦ carajo era. La ¨¦poca en que ese separador era omnipresente en las mejores tiendas de discos del mundo se ha desvanecido en el albor de los tiempos (y ha ido a parar al mismo vertedero de la historia donde est¨¢n los separadores de ¡°Big Beat¡± o ¡°Nu-Metal¡±). Decir hoy ¡°downtempo¡± o ¡°trip hop¡± es como decir ¡°cura de sanguijuelas¡±, ¡°autogiro¡± o ¡°enc¨ªclica vaticana¡±: algo obsoleto, superado, que a nadie interesa excepto como curiosidad arqueol¨®gica. En mi opini¨®n, el flanco d¨¦bil de Foxbase Alpha es precisamente su costalar trip hop, ese lounge electr¨®nico con base de dope hip hop, susurrante voz pre-coital y samplers tartaja, que termin¨® siendo la banda sonora arquet¨ªpica de anuncios de compa?¨ªas telef¨®nicas y entidades bancarias durante toda una d¨¦cada y m¨¢s; hasta el presente, cuando ya no se escucha en ning¨²n otro lado.
S¨ª, el debut de Saint Etienne est¨¢ basado en samplers. Salta a la vista. Eso, claro, no es malo per se (solo piensen en De La Soul o el Endtroducing). Bob Stanley declaraba este pasado noviembre en The Guardian que grabaron el ¨¢lbum a base de trozos de discos favoritos que Ian Catt, ingeniero y programador y guitarrista, secuenciaba de este o aquel modo. Stanley tambi¨¦n admite que en aquella ¨¦poca tanto ¨¦l como Wiggs eran 100% amateurs y no-m¨²sicos, y no solo eso, sino que ni siquiera quer¨ªan aprender (¡°pensaba que si aprend¨ªa c¨®mo funcionaba ya no ser¨ªa capaz de hacer todo lo que quer¨ªa hacer¡±). Eso significa, en primer lugar, que Ian Catt cortaba mucho m¨¢s bacalao del que cre¨ªmos entonces, y, segundo, que aquella era la primera vez que la banda intentaba hacer canciones.
Y se nota. En muchos fragmentos el disco roza el pastiche camp, el completo cortapega; convincente, de acuerdo, pero con las costuras demasiado visibles. En algunas canciones (que yo no recordaba) como ¡°Wilson¡±, la melod¨ªa es una plantilla dub con chica encima (Sarah Cracknell, o las otras dos voces de FBA) repitiendo asm¨¢ticamente las mismas tres o cuatro palabras. La modernidad tiene siempre su lado peligroso, y es cuando las luces de lo-que-est¨¢-en-boga ciegan tus tiernos ojos: ¡°Spring¡±, por ejemplo, es un intento de hacer eurobeat/house que se olvida a los tres segundos exactos de la escucha; ¡°She¡¯s the one¡± es el downtempo por excelencia, algo tan de fondo, que resalta tan poco, que parece fabricada exprofeso para que no d¨¦ jaqueca en los bajones post-rave. En los noventa se hicieron muchos discos con estos sonidos ¡°easy¡±, y no pasa nada. F¨¢cil puede ser, y a menudo es, bueno. Lo jodido en el caso de Foxbase Alpha son las expectativas que azuza su cascada referencial, su envoltorio, su ethos. Tras ver las fotos interiores de Dennis Wilson, Mike Nesmith y Ray Davies, tras haber le¨ªdo en la contraportada sobre los Roots y el London belongs to me de 1945, es imposible no sufrir un cierto chasco al escuchar la latosa y diab¨¦tica ¡°Stoned to say the least¡±. Es como si mis hijos abriesen los regalos de reyes y dentro de una caja gigante de Lego Star Wars solo hubiese un Airgam Boy de los que daban con las tapas de Yoplait en 1982, con el sombrero err¨®neo y las facciones medio borradas.
Y ese ha sido siempre el problema end¨¦mico de Saint Etienne, al menos hasta Finisterre (2002) o el Words and Music (2012): por un lado la alt¨ªsima expectaci¨®n que despertaba su discurso, su mundo, sus influencias. Tan enormes, tan inalcanzables. Y por otro lado el hecho de que muchas de sus letras hablasen precisamente, y de un modo tan fan, sobre esas influencias enormes. No me entiendan mal: me encanta topar con una referencia chispeante en un disco, libro o filme. El problema es cuando esas referencias parecen ser el objeto y el alma del artefacto (hola, Wes Anderson; c¨®mo te va, Shane Meadows). No me gustan los libros que solo hablan de otros libros (Vonnegut dir¨ªa: ¡°la literatura no deber¨ªa tener la cabeza metida en su propio culo¡±), ni los discos que solo les cantan a otros discos. Un artista deber¨ªa tener algo m¨¢s que un gusto guay, un traje entallado y una retah¨ªla de ingeniosas citas (o notas) de otra gente. Pues la gracia de ser artista quiz¨¢s sea la posibilidad de conseguir superar a tus h¨¦roes, alg¨²n d¨ªa.
4. Foxbase Alpha, pese a su coraje y ganas e inspiradoras metas, no lo consigue. Un disco que es la pera como: concepto; amalgama de influencias; selecci¨®n de objetos brillantes; relato de un bagaje y una est¨¦tica; canto de amor a unos sonidos; se?alizaci¨®n de caminos a explorar. Un gran objeto pop sobre el pop, sin duda. Una reluciente exposici¨®n sonora. Pero como conjunto de canciones, y si exceptuamos a los dos ¨²nicos singles obvios (¡°Only love can break your heart¡± y ¡°Nothing can stop us¡±), Foxbase Alpha no es m¨¢s que... Correcto. Me es imposible no pensar hoy en que el mismo paquete de temas, despojado de todos los complementos y miri?aques superpop, y grabado en el mismo a?o por, qu¨¦ se yo, Air o Portishead, sin la avalancha de imaginario cripto-mod, me hubiese dado bastante igual. Y eso, como pueden imaginarse, me turba.
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