Shirley Collins: ¡°El folclore siempre resulta contempor¨¢neo¡±
La cantante, leyenda del folk ingl¨¦s, habla de c¨®mo recuper¨® la voz para grabar 'Lodestar', su nuevo disco, el primero en 38 a?os y uno de los mejores de 2016
Hay rupturas sentimentales que se superan en una semana. Otras escuecen toda una vida. La artista brit¨¢nica de folk Shirley Collins (Hastings, 1935) ha necesitado 38 a?os para volver a grabar un disco despu¨¦s de que su segundo marido, el tambi¨¦n m¨²sico Ashley Hutchings (Londres, 1945), la dejara por otra cuando ambos eran una instituci¨®n en la escena de la canci¨®n tradicional inglesa. Fue en 1978, ¡°al d¨ªa siguiente¡± de su ¡°aniversario de boda¡±. ¡°Se present¨® en los camerinos del National Theatre, donde trabaj¨¢bamos, y dijo que estaba consumido por un nuevo amor¡±, recuerda ella. La confesi¨®n provoc¨® que Collins, literalmente, perdiera la voz. Tanta aflicci¨®n result¨® tener nombre cient¨ªfico: ¡°Disfon¨ªa, una extra?a mezcla de enfermedad f¨ªsica y psicol¨®gica. De pronto, me vi incapaz siquiera de cantar para m¨ª misma¡±.
"Vivimos una gran crisis. El Brexit es un sinsentido. Yo me considero primero inglesa, luego europea y en tercer lugar, me temo, brit¨¢nica"
Sentada a la hora del t¨¦ en el sal¨®n de su casa en Lewes, pintoresca localidad, ¡°tranquila, que no aburrida¡±, del condado de Sussex, al sur de la isla, la leyenda del folk ingl¨¦s acept¨® escarbar en su memoria con elegante distancia una fr¨ªa tarde de noviembre. El pueblo, con sus bosques, su castillo medieval y la casa-museo de Ana de Cl¨¦veris, cuarta esposa de Enrique VIII, se antoja lo m¨¢s parecido a vivir en una de las canciones de Lodestar, nuevo y desolador disco de Collins, cuyas principales inspiraciones siguen siendo, desde su debut hace casi 60 a?os, Sussex y sus tradiciones. La artista vive en un modesto cottage decorado con gusto, con grabados antiguos y novelas de Iris Murdoch en las estanter¨ªas. El disco fue grabado con el acompa?amiento de un n¨²mero variable de m¨²sicos en este sal¨®n. ¡°Pasamos estrecheces, y a veces el sonido de los patines de los chicos al salir de la escuela se met¨ªa en la mezcla, pero era el ¨²nico sitio en el que me pod¨ªa sentir confiada para cantar¡±, explica.
Las ins¨®litas circunstancias que rodearon en noviembre el lanzamiento de Lodestar habr¨ªan bastado para convertir su publicaci¨®n en un acontecimiento. Pero es que adem¨¢s el disco, una colecci¨®n de canciones populares de Reino Unido y Estados Unidos sobre terremotos, marineros y otras historias de amor y muerte escritas entre el siglo XV y finales de los cincuenta, ha sido celebrado como uno de los trabajos m¨¢s relevantes de 2016; tambi¨¦n por la canci¨®n que lo abre, en la que Collins pide que ¡°la dulce Inglaterra despierte¡±. ¡°Pese a estar escrita en respuesta al terremoto de Londres de 1580, a¨²n suena muy actual¡±, opina la int¨¦rprete. ¡°La crisis es similar. El Brexit es un sinsentido. Yo me considero primero inglesa, luego europea y en tercer lugar, me temo, brit¨¢nica. Mucha gente cree que el folclore es un asunto de viejos, conservador, cuando siempre resulta contempor¨¢neo y admite la lectura de la historia social¡±.
La noche anterior a la entrevista, Collins present¨® su resurrecci¨®n en una c¨¦lebre y abarrotada tienda de discos del este de Londres con el acompa?amiento de los Brighton Morris Men, grupo de cierto baile masculino tradicional, un ritual de cascabeles, brincos, correteos y palos de madera. El encuentro estaba organizado por su compa?¨ªa, la sofisticada y ciertamente exitosa independiente londinense Domino, cuya clientela est¨¢ m¨¢s acostumbrada al ¨²ltimo grito que a los ecos del pasado. Ella interpret¨® cuatro canciones; era su ¡°segundo concierto en 18 meses¡±, tras su reaparici¨®n en p¨²blico en un recital de la banda de folk oscuro Current 93, cuyo l¨ªder, David Tibet, es devoto de la obra de Collins.
¡°Por encima de Shirley solo est¨¢ Jesucristo¡±, dice Tibet en England¡¯s Hidden Reverse (2003), libro de culto del periodista David Keenan. ¡°Su m¨²sica es 100% perfecta y sin artificios¡±. ¡°Est¨¢ claro¡±, responde divertida la cantante, ¡°que David es mi fan m¨¢s acr¨ªtico, pero lo cierto es que sin ¨¦l no me habr¨ªa animado. Insisti¨® durante muchos a?os para que volviera a tocar cuando nadie se acordaba de m¨ª. Dicho lo cual, el ya sabe que ni me gusta ni entiendo la m¨²sica de Current 93¡± [risas].
El disco, una colecci¨®n de canciones sobre terremotos, marineros y otras historias de amor y muerte ha sido celebrado como uno de los trabajos m¨¢s relevantes de 2016
Durante los a?os del culto subterr¨¢neo, mientras crec¨ªa el inter¨¦s coleccionista por sus discos grabados en los sesenta, sola o acompa?ada por su hermana Dolly, fallecida en 1995, trabaj¨® como gerente de un establecimiento de Oxfam y en una oficina de empleo en Brighton o en la tienda de regalos del British Museum. Ten¨ªa que ¡°alimentar¡± a sus hijos: Polly, ¡°que, gracias a Dios, logr¨® entrar en Oxford¡±, y Bobby, hoy representante de la banda Asian Dub Foundation. Ambos son fruto de su uni¨®n con Austin John Marshall, a quien ella se refiere con vago afecto como ¡°el amante del jazz¡±.
Collins, cuyo ¡°primer recuerdo musical son las canciones¡± que sus ¡°abuelos cantaban en el refugio antia¨¦reo¡± durante la II?Guerra Mundial, creci¨® en Hastings, localidad pesquera a 50 kil¨®metros al este de Lewes, en el seno de una familia de clase trabajadora con una ¡°madre ardientemente socialista¡±. ¡°A los 15 a?os, mi hermana y yo escuch¨¢bamos un programa de la BBC, Country Magazine, que emit¨ªa grabaciones de int¨¦rpretes an¨®nimos. Tambi¨¦n ¨ªbamos los s¨¢bados al cine. Una vez pusieron Nightclub Girl, que iba sobre una chica de Tennessee a la que descubr¨ªa un cazatalentos de Nueva York. El tipo era tan atractivo¡, escribimos a la BBC diciendo que quer¨ªamos ser artistas de folk. ?Menudas ni?atas! Bob Copper [archivista de Sussex y miembro de una ilustre familia de cantantes tradicionales] se present¨® un d¨ªa en nuestra casa; estaba en Hastings grabando a los pescadores del pueblo. Lo m¨¢s rid¨ªculo es que Dolly y yo cre¨ªmos que deb¨ªamos hacer algo muy pretencioso y cantamos una balada escocesa aprendida de la radio. Incluso pusimos acento. Creo que Bob nos entendi¨® porque ten¨ªa hijas de nuestra edad. Entonces me gustaban las voces viejas, desnudas, y ahora ya est¨¢, me he convertido en una de ellas¡±.
Shirley cumpli¨® el sue?o de la pe?l¨ªcula y a los veintipocos estaba viviendo en Londres y actuando en clubes de folk. All¨ª conoci¨® al legendario folclorista y etnomusic¨®logo norteamericano Alan Lomax (1915-2002). Tras a?os a sueldo de la Biblioteca del Congreso de EE?UU para inventariar el acervo musical del pa¨ªs a base de grabaciones de campo, Lomax, descubridor de Leadbelly o Muddy Waters, aterriz¨® en el Londres de la segunda mitad de los cincuenta huyendo del macartismo para trabajar en la BBC. All¨ª fue recibido como una leyenda por una generaci¨®n de j¨®venes dispuesta a sacudirse los horrores de la guerra escarbando en el pasado musical, en busca de la alegre Inglaterra que precedi¨® al desastre.
Collins le acompa?¨® en 1959 en su segundo viaje al sur. Con una camioneta y una grabadora Ampex, atravesaron los Estados de Virginia, Ken?tucky, Tennessee, Alabama, Misisipi, Arkansas, Georgia y Carolina del Norte; grabaron a reclusos de la penitenciar¨ªa de Parchman Farm y descubrieron en Como al buen salvaje Mississippi Fred McDowell. ¡°Fue uno de los mejores d¨ªas de mi vida¡±, recuerda ella. ¡°Alguien nos habl¨® de un bluesman que cantaba en p¨ªcnics y fiestas locales y que result¨® un genio sublime¡±.
Cuando Lomax rememor¨® aquellos a?os en sus premiadas memorias The Land Where the Blues Began (1993) despach¨® la participaci¨®n de su viejo amor (y el total de su relaci¨®n) con ¡°la cantante folk Shirley Collins estuvo durante el viaje¡±. ¡°M¨¢s que sorprenderme, me enfad¨® enormemente¡±, dice ella. ¡°Creo que no fue adrede. En muchos sentidos, esa es la t¨ªpica cosa, siento decirlo, que hacen los hombres¡±. El cabreo se tradujo en la escritura del hoy inencontrable America Over the Water (2004), su versi¨®n de los hechos a partir de las cartas que la chica envi¨® a su madre desde Am¨¦rica. La reconciliaci¨®n lleg¨® un d¨ªa de los noventa en que Lomax fue a visitarla a Brighton. ¡°Necesitamos dos minutos para recobrar la vieja confianza. Luego cogi¨® el tren y se volvi¨® a Londres. Nunca lo volv¨ª a ver¡±. Collins promete para 2017 la continuaci¨®n de aquel libro.
La artista volvi¨® a Londres al despuntar los sesenta, lista para participar junto a bandas y solistas como Fairport Convention, Anne Briggs, The Incredible String Band o Nic Jones en una escena a caballo entre el folk y el rock en la que no siempre encaj¨® su alergia al artificio. ¡°Joe Boyd [c¨¦lebre productor de, entre otros, Nick Drake; con ¨¦l trabaj¨® en The True Love Knot (1968)] me dec¨ªa: ¡®Tienes que ponerle un poco m¨¢s de sentimiento¡¯, cuando en realidad quer¨ªa decir: ¡®?Por qu¨¦ no cantas como Sandy Denny?¡± [risas].
Fue entonces cuando se cas¨® con Hutchings, fundador de Fairport Convention, banda emblem¨¢tica del folk ingl¨¦s. Juntos, al frente de The Albion Country Band, aut¨¦ntico all-star de la m¨²sica brit¨¢nica, grabaron en 1971 la obra maestra de ¨¢cido rock de ra¨ªces No Roses. La cosa se acab¨® aquel d¨ªa de 1978 en el National Theatre, mientras ambos participaban en un montaje teatral. ¡°Lo peor es que ella se presentaba a las representaciones vistiendo los jers¨¦is de ¨¦l en mis narices¡±.
Desde entonces, nunca ha vuelto a ver a Hutchings, confirma antes de, una vez terminada la entrevista, brindar una ¨²ltima recomendaci¨®n al visitante: un paseo hasta una colina cercana, donde, ¡°si uno permanece el tiempo suficiente¡±, ver¨¢ aparecer a los fantasmas del viejo Sussex.
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