Angelina Gatell, una mujer de la Generaci¨®n del 50
Contribuy¨®, junto a Carmen Conde y otras ¡°ni?as de la guerra¡±, a poner de manifiesto la existencia de un nutrido grupo de mujeres poetas
El pasado s¨¢bado fallec¨ªa la poeta Angelina Gatell. Probablemente pocos de entre los lectores de las nuevas generaciones supieran que a finales de los a?os sesenta, esta escritora, nacida en Barcelona en 1926, contribuy¨®, junto a Carmen Conde y a otras poetas ¡°ni?as de la guerra¡±, a poner sobre el tapete de una realidad literaria todav¨ªa diezmada por los efectos de una larga posguerra, la existencia de un nutrido grupo de mujeres que estaban escribiendo en paralelo a los autores, ya consolidados al final de la d¨¦cada, de la llamada Generaci¨®n del 50. La antolog¨ªa llevaba por t¨ªtulo Poes¨ªa femenina espa?ola (1950-1960), apareci¨® en una editorial de amplia difusi¨®n (Bruguera) y de ella formaron parte autoras que hab¨ªan vivido la guerra ya j¨®venes como la propia Carmen Conde, ?ngela Figuera, Gloria Fuertes o Aurora de Albornoz, con autoras como Angelina Gatell, decisiva colaboradora en la antolog¨ªa, Mar¨ªa Beneyto, Julia Uceda o Acacia Uceta, que la hab¨ªan vivido siendo ni?as o adolescentes.
Para entonces, la poeta barcelonesa contaba con tres libros publicados, Poema del soldado (1954), con el que hab¨ªa obtenido el Premio Valencia, Esa oscura palabra (1963) y Las claudicaciones (1969) y combinaba diversos trabajos con la poes¨ªa, como actriz de doblaje: en esta faceta fue directora del doblaje de Heidi y Marco para Televisi¨®n Espa?ol, ella fue la responsable de que el perro de la ni?a de los Alpes se llamara Niebla, porque as¨ª se llamaba el de Pablo Neruda, que se lo dej¨® a Alberti cuando ¨¦l march¨® de Espa?a. Era, adem¨¢s, traductora de literatura infantil y de literatura adulta; nada de esto imped¨ªa seguir con su dedicaci¨®n a la poes¨ªa y, de manera muy especial, con su compromiso civil y pol¨ªtico colaborando con el PCE y trabajando activamente en la defensa de causas colectivas m¨¢s all¨¢ de nuestras fronteras: fruto de su trabajo fue el encargo por parte del citado partido de la elaboraci¨®n de una antolog¨ªa colectiva en contra de la guerra de Vietnam que prohibi¨® la censura y que hasta hace solo unos meses, en que fue ¡°rescatada¡± por el profesor Julio Neira y publicada por Visor bajo el t¨ªtulo Con Vietnam, hab¨ªa estado oculta en los archivos de la Administraci¨®n en Alcal¨¢ de Henares.
Tuvo una estrecha relaci¨®n con Blas de Otero, con Jos¨¦ Hierro (con el que particip¨® activamente en la m¨ªtica tertulia ¡°Plaza Mayor¡±), con Gabriel Celaya y con parte de los integrantes de la promoci¨®n del medio siglo, una relaci¨®n que contribuy¨® a afianzar en su poes¨ªa una mirada cr¨ªtica hacia la realidad de su tiempo que en ning¨²n caso estuvo re?ida con el rigor ni con el ahondamiento en las experiencias m¨¢s ¨ªntimas. La intimidad filtrada por las preocupaciones colectivas y lo colectivo tamizado por la emoci¨®n de lo personal e intransferible. Desde ese punto de vista, y al igual que ocurri¨® con los m¨¢s significativos nombres de la generaci¨®n del 50 (Gil de Biedma, ?ngel Gonz¨¢lez, Jos¨¦ Agust¨ªn Goytisolo) los poetas sociales de posguerra fueron magisterio y referencia sobre los que asentar un camino radicalmente personal.
Durante m¨¢s de treinta a?os (entre 1969 y 2001), Angelina Gatell desapareci¨® de los anaqueles de las secciones de poes¨ªa de las librer¨ªas. Fue un tiempo de silencio p¨²blico probablemente condicionado por el impulso de las nuevas generaciones y por la crisis de la ¡°poes¨ªa social¡±, pero de intensa dedicaci¨®n a la escritura. Fue en el filo del cambio de siglo cuando la entonces reci¨¦n nacida editorial Bartleby la recuper¨® po¨¦ticamente: en 2001, aparecer¨ªa, con pr¨®logo del poeta Eduardo Moga y dibujos de Ricardo Zamorano, un libro de doble t¨ªtulo: Los espacios vac¨ªos y Desde el olvido. El primero consist¨ªa en una colecci¨®n in¨¦dita y el segundo en una antolog¨ªa de su obra l¨ªrica escrita entre 1950 y 2000 en la que se inclu¨ªa una serie, tambi¨¦n in¨¦dita, de sonetos. Le siguieron Noticia del tiempo (2004), Cenizas en los labios (2011) y La oscura voz del cisne (2015), todos aparecidos en la misma colecci¨®n. Su estudio y antolog¨ªa de la poes¨ªa femenina escrita en Espa?a en la segunda mitad del siglo XX, Mujer que soy (La voz femenina en la poes¨ªa social y testimonial de los a?os cincuenta) (2007) es una obra imprescindible para conocer esa zona, tan en sombra, de nuestra historia literaria.
Poeta atenta a las grandes incertidumbres que vivi¨® Espa?a durante la guerra y la posguerra, metaboliz¨® con inteligencia las heridas propias y las exigencias colectivas de la transici¨®n y de los primeros a?os de la democracia en versos contenidos y precisos y en su ¨²ltimo libro, aparecido hace tan solo dos a?os, nos mostr¨®, depurada, su memoria autobiogr¨¢fica y sus pasiones lectoras mezcladas con una dolorida reflexi¨®n sobre la muerte en la que reforzaba el aliento existencial que, desde Poema del soldado, en los remotos y casi adolescentes a?os cincuenta, hab¨ªa respirado en su obra. Con Angelina Gatell se nos va una parte decisiva de una estirpe de mujeres poetas, nacidas en la d¨¦cada de los a?os veinte, que se curtieron en la dificultad y maduraron combinando el inevitable af¨¢n de supervivencia de una vida cotidiana llena de obst¨¢culos con el compromiso colectivo y con el empe?o y la vocaci¨®n po¨¦ticos.
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