Cuentos infantiles para crecer sin machismo
La editorial canaria Diego Pun reivindica figuras femeninas activas e historias comprometidas en sus libros para ni?os
Una Sherezade de un pa¨ªs lejano, extra?a y misteriosa, cercana y universal; hadas despojadas de la purpurina y el rosa, de los prejuicios de g¨¦nero. Cuentos de mujeres que cuentan. La editorial Diego Pun, desde su conf¨ªn del archipi¨¦lago canario y lament¨¢ndose de lo dif¨ªcil que es todav¨ªa trabajar para la cultura alejado de Madrid o Barcelona, reivindica en sus ¨¢lbumes ilustrados historias sin trazas de machismo para aprender a leer, literatura de esencia oral puesta por escrito donde las voces femeninas piensan y deciden por s¨ª mismas.
Compromiso social y mimo por el libro como objeto son los pilares que refiere Ernesto R. Abad para identificar el proyecto que alumbr¨® con Cayetano Cordov¨¦s. ¡°Si ley¨¦ramos m¨¢s, si ley¨¦semos mejor, luchar¨ªamos con m¨¢s conciencia por una sociedad en equilibrio¡±, expresa convencido este profesor universitario que decidi¨® impulsar un cat¨¢logo que une las dos orillas del espa?ol ¡ªno traduce de otras lenguas¡ª y donde, los autores de ac¨¢ y de all¨¢, componen pensando en ni?os y j¨®venes, y obligando a pensar a sus padres. ¡°El pr¨ªncipe durmiente existe desde tan antiguo como la bella durmiente, pero no se cont¨®. El padre de los Machado lo compil¨®¡±, cuenta Abad, ilusionado ante la pr¨®xima empresa en que se embarcar¨¢ y que, bien mirado, opina que podr¨ªa ejemplificar qui¨¦nes son.
Uno de sus t¨ªtulos m¨¢s recientemente publicados, Hab¨ªa una vez, lo firma Mar¨ªa Teresa Andruetto, argentina, y la ¨²nica narradora en lengua espa?ola premiada con el Hans Christian Andersen (2012), conocido como el Nobel de la literatura infantil. En otro, Hadas, cuatro autores canarios: Lola Su¨¢rez, F¨¦lix Hormiga, Ernesto Rodr¨ªguez y Juan Cruz, comparten p¨¢ginas con escritores de toda Am¨¦rica Latina, de M¨¦xico a Ecuador.
Cayetano Cordov¨¦s indica que, por mucho que la literatura sea un arte universal, est¨¢ todav¨ªa constre?ido por unas barreras f¨ªsicas muy dif¨ªciles de salvar para un sello peque?o, trabas que sienten que les alejan tanto del lector como del librero. ¡°Si estuvi¨¦ramos en Madrid o al menos en la Pen¨ªnsula, podr¨ªamos coger el coche y rodar presentando qu¨¦ hacemos. Acudimos a ferias, con mucho esfuerzo, pero partimos con desventaja¡±. No renuncian, sin embargo, a esa resistencia que significa hacer cultura en la periferia, apostar por la tierra propia apuntando hacia el cosmopolitismo.
Ni?os que no leen
Abad acude al aula y, sin pudor, escucha de muchos de sus alumnos que no leen. Ni lo hac¨ªan de ni?os ni prestan atenci¨®n a la lectura, estando ya enfangados en una carrera universitaria. "?C¨®mo puede no ser preocupante eso? ?C¨®mo puede no plantearnos dudas que no crean necesario leer, que no resulte placentero?", se lamenta. Para Abad la clave est¨¢ en que hacer nacer el h¨¢bito no dependa del colegio sino que se tenga en cuenta a las familias. Pide un plan gubernamental para que las editoriales puedan aumentar su difusi¨®n y explicar a los padres qu¨¦ los hace diferentes, qu¨¦ valores, al comprar sus libros, est¨¢n poniendo en manos de sus hijos.
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