Bilbainadas de pu?o y tinta

Solo alguien tan chulo, perd¨®n, orgulloso, tan echado para adelante y tan bilba¨ªno, valga la redundancia, como Tom¨¢s Ondarra (Bilbao ¡°por supuesto¡±, 1963) es capaz de proponerse, y cumplir, el reto de escribir, en su caso dibujar, un libro cada dos a?os dedicado a una ¨²nica musa. No hablamos de una mujer, un hombre, un animal o una cosa. ?Qui¨¦n necesita a un sujeto concreto teniendo a una ciudad y a 345.000 ciudadanos a los que rendir emocionado y emocionante homenaje porque le sale a uno de las tripas, del coraz¨®n, de la pluma y de lo otro? Pues bien, as¨ª concibi¨®, gest¨® y, s¨ª, pari¨® Ondarra, porque los bilba¨ªnos paren c¨®mo, d¨®nde y cu¨¢ndo les da la gana, ?D¨®nde est¨¢ Patxi en Bilbao?, un libro de ilustraciones atestado de los paisajes y el paisanaje de su Bilbao m¨¢s personal. Lo present¨® ayer en el txoko del Euskaletxea, un pedazo de su ciudad a la vera del Congreso de los Diputados de Madrid. Casi se pod¨ªa oler la brea de la r¨ªa.

"Es muy raro que un bilba¨ªno est¨¦ solo. Algo nos pasa. O nos hemos cabreado con la mujer o tenemos un mal d¨ªa. Un bilba¨ªno no es nadie sin su cuadrilla. Y la cuadrilla pueden ser cuatro o cuatrocientos, pero forman parte de uno hasta la m¨¦dula". As¨ª explica Ondarra, redactor jefe de Infograf¨ªa de EL PA?S, el abigarrado paisaje humano de su libro. Una colecci¨®n de 20 estampas de lugares y eventos emblem¨¢ticos de una ciudad siempre a reventar de gente - de ah¨ª el reto de encontrar al personaje de Patxi, algo as¨ª como el Wally de Bilbao-, acompa?ada de textos de bilba¨ªnos tanto o m¨¢s chulos, echados para adelante y orgullosos que el firmante glosando las excelencias de su ciudad. Desde el alcalde, Juan Mar¨ªa Aburto, que firma el pr¨®logo, a Josu Urrutia, presidente del Athletic, que escribe, obviamente, sobre San Mames, al cocinero Aitor Elizegui, que glosa el Txupinazo que abre la Semana Grande, o el artista Jos¨¦ Antonio Nielfa, La Otxoa, que evoca el intercambio de cromos de los ni?os en la Plaza Nueva.

Recuerdos y vivencias todos de la infancia, la juventud y la madurez de Ondarra, un bilba¨ªno tan profesional que, lejos de mencionar sus decenas de premios de dise?o como curr¨ªculo, presume a muerte de su proclamaci¨®n el pasado diciembre como Txirene (algo as¨ª como bilba¨ªno a ultranza) of the year por sus paisanos. Un galard¨®n cuyo solo nombre habla de esa sobradez de car¨¢cter y esa chanza de uno mismo perfectamente compatibles en el bilba¨ªno medio. Bueno, medio-alto. Bueno, alto, que dir¨ªa ¨¦l mismo.