Los asesinos dentro de m¨ª
Shyamalan rueda un asesinato como si el criminal estuviera, por decirlo de alg¨²n modo, abrazando a su madre
M?LTIPLE
Direcci¨®n: M. Night Shyamalan.
Int¨¦rpretes: James McAvoy, Anya Taylor-Joy, Haley Lu Richardson, Betty Buckley.
G¨¦nero: terror. Estados Unidos, 2016
Duraci¨®n: 117 minutos.
¡°No digo que no me divert¨ª. Pero la gente ¨Ccasi toda- no. Miraba la pantalla con honda preocupaci¨®n. Todo ¨Cla fotograf¨ªa, la m¨²sica, la marcaci¨®n de los actores, la c¨¢mara- dec¨ªa: ¡®Atenci¨®n, esto es muy serio. Este es un filme de Shyamalan, el nuevo genio de Hollywood¡¯¡±, escrib¨ªa el argentino Jos¨¦ Pablo Feinmann a prop¨®sito de El protegido (2000), cuarto largometraje del cineasta. Pese a una sostenida sorna que condicionaba el grueso del discurso, el an¨¢lisis no estaba exento de perspicacia: cierta vocaci¨®n de solemnidad en el tono formaba parte de la identidad estil¨ªstica de M. Night Shyamalan, aunque tambi¨¦n podr¨ªa argumentarse que dicha inflexi¨®n serv¨ªa a un discurso ensimismado y melanc¨®lico en torno a la herencia del cine de g¨¦nero, que, de paso, neutralizaba los rasgos m¨¢s espectaculares de esa tradici¨®n. En el fondo, el cine de Shyamalan no estaba demasiado lejos de la po¨¦tica de Val Lewton. No obstante, las palabras de Feinmann podr¨ªan haber mantenido su validez hasta La visita (2015), pel¨ªcula en la que, seg¨²n la corriente de opini¨®n dominante, el director recuper¨® su toque o hechizo tras dos insatisfactorias tentativas de explorar otros registros ¨CAirbender, el ¨²ltimo guerrero (2010) y After Earth (2013)-, pero que, en realidad, marc¨® el comienzo de una nueva etapa. Con La visita, Shyamalan descubri¨® la ligereza, el humor y un acusado esp¨ªritu l¨²dico, rasgos que reaparecen en la sobresaliente M¨²ltiple.
Shyamalan demuestra de nuevo que un buen cineasta es, esencialmente, su estilo: su capacidad de mirar ¨Cincluso a situaciones arquet¨ªpicas- como no lo har¨ªa ning¨²n otro. La originalidad de M¨²ltiple no est¨¢ en su llamativo punto de partida, que es la exc¨¦ntrica variaci¨®n sobre una plantilla: tres chicas son apresadas por un psic¨®pata, cuyo Trastorno de Identidad Disociativa se despliega en 23 personalidades distintas. Lo que hace especial a este trabajo es su forma, en constante liza con los deseos del espectador, atra¨ªdos siempre por un fuera de campo cargado de incertidumbre. Entre otras cosas, Shyamalan rueda un asesinato como si el criminal estuviera, por decirlo de alg¨²n modo, abrazando a su madre.
La voluntad de juego no compromete los intereses tem¨¢ticos del director, que aqu¨ª vuelve a hablar de almas rotas y no reh¨²ye la sugerencia brutal. Al final, Shyamalan hace una cosa que, en otras manos, ser¨ªa molesto gesto narcisista: una autocita que, en correspondencia con la fluidez transgen¨¦rica del protagonista, transforma radicalmente la propia identidad de M¨²ltiple.
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