¡°En el futuro el Holocausto ser¨¢ una especie de cuento¡±
El cineasta bielorruso?considera que el pa¨ªs en el que creci¨® vive anclado en el siglo XX, y que la propaganda que reescribi¨® los hechos en el pasado lo sigue haciendo en el presente
El nombre del director Sergei Loznitsa (Bielorrusia, 1964) es un fijo en el Festival de Cannes, y uno de los m¨¢s respetados en el cine europeo. En 1991, cuando el imperio sovi¨¦tico se desmoronaba, el entonces joven licenciado en Matem¨¢ticas y traductor del japon¨¦s abandon¨® la investigaci¨®n en inteligencia artificial y se matricul¨® en el Instituto P¨²blico de Cinematograf¨ªa de Rusia en Mosc¨². Se estren¨® con el g¨¦nero documental porque ¡°lo m¨¢s sencillo era poner una c¨¢mara en la ventana y rodar las cosas interesantes que pasaban justo ah¨ª¡±. Aquello cuaj¨® en Hoy vamos a construir una casa (1996), la primera cinta de las 20 de este realizador afincado en Berl¨ªn. En 2016 present¨® Austerlitz, un documental en el que volvi¨® a plantar su c¨¢mara para observar, esta vez, el actual traj¨ªn tur¨ªstico en los campos de concentraci¨®n nazis en Alemania.
El sonido es una de las claves para entender el personal estilo de Loznitsa, quien reniega de lo que llama ¡°cine radiof¨®nico¡±, y evita usar voces en off o canciones en sus trabajos, en los que con frecuencia emplea material de archivo. Loznitsa visit¨® Santiago de Compostela en octubre con motivo del ciclo retrospectivo que le dedic¨® el Festival Internacional de Cine Curtocircuito.
Pregunta.?La historia de la URSS es uno de los temas recurrentes en su trabajo. ?Qu¨¦ trata de explicar?
Respuesta.?Crec¨ª en un pa¨ªs en el que la historia era algo desconocido. Reescribieron los hechos, crearon una mitolog¨ªa sovi¨¦tica y a¨²n no sabemos cu¨¢l fue la historia. Por ejemplo, sobre la revoluci¨®n de 1917 conocemos la pel¨ªcula de Eisenstein, una fantas¨ªa que aceptamos como un documental. Pero es ficci¨®n. Las cosas no ocurrieron as¨ª. El rol del cine en nuestra aceptaci¨®n de la historia es un gran tema.
P.?En su documental Revue dio la vuelta al potencial propagand¨ªstico del medio con cortes del Nodo sovi¨¦tico de 1957-1964.
¡°Sorprenden los motivos de la gente para visitar los campos de concentraci¨®n. Deber¨ªan pens¨¢rselo antes de emprender esa visita¡±
R.?Reedit¨¦ ese material para que el propio metraje mostrase lo que significa la propaganda. Con mis pel¨ªculas sobre el periodo sovi¨¦tico quiero que la gente vuelva a repensar la situaci¨®n y los hechos. Trato de limpiar la propaganda y usar solo el metraje. Reconstruimos el sonido. No uso voces en off ni m¨²sica porque quiero abrir ese periodo a los espectadores y que se formen su propia opini¨®n.
P.??Uno de los principales problemas de Rusia es el desconocimiento de su pasado?
R.?Pasado, presente y futuro, todo es una idea abstracta, una categorizaci¨®n que nos ayuda a comprender el tiempo. Un territorio que apenas ha cambiado se dice que permanece en el pasado. Para m¨ª, la Rusia actual vive anclada en el siglo XX. Se enfrenta a los mismos problemas que hab¨ªa en la Uni¨®n Sovi¨¦tica o el imperio ruso, las mismas relaciones y las mismas cat¨¢strofes.
P.??Sus filmes no son hist¨®ricos?
R.?Tratan problemas actuales, y la perspectiva hist¨®rica ayuda a ver estas cuestiones de forma m¨¢s clara porque no conectas con ello de una forma tan visceral. Rusia es extra?a e interesante.
P.?Uno de sus documentales se centra en el golpe de Yeltsin en 1991 y las expectativas de cambio. ?Qu¨¦ ha quedado de aquello?
R.?Nada cambi¨®. La gente era tan naif. Creo que el mayor problema fue que la intelligentsia no ten¨ªa un proyecto de futuro, no estaban listos para actuar en ese momento. Todo se torci¨® y se volvi¨® al mismo c¨ªrculo.
P.??Y ahora?
R.?Tras el colapso de la URSS, Rusia se ha metido en conflictos con Lituania, Georgia, se ha quedado con Crimea, tuvo una guerra con Moldavia. Ha emprendido acciones muy agresivas y sigue ah¨ª. Yo crec¨ª en un pa¨ªs en el que todo el mundo era nuestro enemigo, EE UU, la OTAN, el sionismo¡ Ahora es lo mismo m¨¢s o menos. Si ves la televisi¨®n en Rusia, sabr¨¢s todo lo que va mal en el mundo salvo en el propio pa¨ªs. No hay informaci¨®n.
P.??El presidente Putin es el s¨ªntoma o el problema?
R.?El poder, en una naci¨®n, es la sublimaci¨®n de los millones de personas que viven all¨ª. Los ciudadanos dan una oportunidad a ese tipo de tirano, pero tienen la llave, como ocurri¨® en Ucrania. Cuando la gente pierde el respeto por un presidente nadie puede ayudarle, ni la polic¨ªa ni el Ej¨¦rcito. Los ciudadanos salen a la calle y dicen ¡°m¨¢tame si quieres, pero vete¡±. Si Putin sigue en el poder es porque la mayor¨ªa est¨¢ de acuerdo. Ese es el problema. Puedes cambiarle, pero ?qu¨¦ haces con la gente? No lo s¨¦. En la pel¨ªcula El juicio de Nuremberg, Stanley Kramer trataba este asunto, ?qu¨¦ haces con una naci¨®n que elige ese tipo de gobierno?
P.?Su ¨²ltimo documental, Austerlitz, se suma a los muchos trabajos cinematogr¨¢ficos sobre el Holocausto.
R.?No trata sobre el Holocausto, sino sobre c¨®mo la gente acepta y entiende lo que ocurri¨® hace 70 a?os. La cuesti¨®n es si podemos o no preservar y compartir ese recuerdo. Cuanto m¨¢s tiempo pasa, hay menos memoria. En el futuro ser¨¢ una especie de cuento. Pero hay muchas pel¨ªculas que tampoco tratan el Holocausto aunque est¨¦n clasificadas as¨ª: La lista de Schindler habla de alguien que salva, no de las ejecuciones; y La vida es bella me plantea muchos problemas. Shal¨¢mov, el autor de Relatos de Kolym¨¢, dijo que un campo de concentraci¨®n no es un sitio para la comedia, y estoy de acuerdo.
P.?Despu¨¦s de Austerlitz, ?cu¨¢l es su conclusi¨®n sobre la apertura al turismo de los campos de exterminio?
R.?Me sorprendieron los motivos de la gente para visitar estos lugares. No puedo decir c¨®mo deber¨ªa hacerse, pero s¨ª recomendar¨ªa que se lo piensen mil veces antes de emprender ese tour.
P.??Hasta qu¨¦ punto el f¨¢cil acceso a las c¨¢maras y la explosi¨®n de grabaciones est¨¢ alterando el cine?
R.?Realmente no es algo tan nuevo: antes la gente ten¨ªa l¨¢piz y papel y muchos escrib¨ªan, pero la literatura sigui¨® al mismo nivel. Pasa lo mismo con las c¨¢maras: ser director es algo distinto de presionar un bot¨®n y grabar. Con el material hay que hacer algo que exprese tu manera de pensar, y esto es m¨¢s dif¨ªcil.
P.??El nivel de ultraexposici¨®n del p¨²blico a material audiovisual complica hoy el proceso?
R.?El punto de vista meditado a¨²n existe, aunque mucha gente no piensa. Por eso quienes lo hacen ganan. La vida es una competici¨®n, hay que ser listo y anticiparse, porque si simplemente reproduces lo que ves alrededor te quedas en la r¨¦plica. Hay que dominar un lenguaje cinematogr¨¢fico para poder compartir tus pensamientos con el p¨²blico. La educaci¨®n cinematogr¨¢fica cada vez es m¨¢s importante.
P.??Las nuevas herramientas han cambiado la forma en que se cuentan las historias en la pantalla?
R.?Las reglas b¨¢sicas son las mismas. Si iluminas como en los cincuenta te dir¨¢n que es algo viejo, pero la forma en que la c¨¢mara presenta las cosas y c¨®mo se reconstruye una idea es igual. Es solo cuesti¨®n de gustos. Antes sab¨ªamos que ten¨ªamos est¨®mago, y ahora tenemos c¨¢maras que nos permiten verlo con mucha precisi¨®n. Con el cine es algo parecido, hay herramientas m¨¢s precisas, pero no ha habido nuevos descubrimientos en las ¨²ltimas d¨¦cadas como hubo en los a?os veinte, por ejemplo, con el primer plano, que fue un verdadero shock. Ahora la c¨¢mara vuela, genial, pero ya lo hac¨ªa antes con menos precisi¨®n, antes de Birdman estaba El reportero, de Antonioni, y aquello entonces s¨ª fue algo novedoso, muy interesante.
P.??El papel de los documentales en el cine es hoy m¨¢s central?
R.?Siempre han estado y siguen estando en la periferia para el p¨²blico. Pero ahora las pel¨ªculas cada vez usan m¨¢s recursos que vienen de los documentales, est¨¢n m¨¢s cerca porque la medida de verosimilitud s¨ª se ha alterado. Necesitamos sentirnos cerca de situaciones reales, no creadas.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.