Paloma Chamorro, gran creadora de televisi¨®n
Fue una s¨®lida periodista cultural y uno de los rostros m¨¢s conocidos de la movida como presentadora de ¡®La edad de oro¡¯
Paloma Chamorro, representante de la mejor televisi¨®n cultural hecha durante los ochenta, falleci¨® en su Madrid natal el domingo 29 de enero. La periodista acababa de cumplir los 68 a?os. Recordada por sus 55 programas al frente de La edad de oro, tambi¨¦n realiz¨® memorables entrevistas con Mir¨®, Dal¨ª o Chillida.
Hab¨ªa ingresado en TVE en los sesenta, llevada por el deseo de informar sobre el mundo del arte. Termin¨®, naturalmente, en la segunda cadena, entonces (y ahora) un verdadero oasis. Su energ¨ªa y su naturaleza curiosa facilitaron que, en la temprana fecha de 1979, detectara que en Madrid se estaban formando grupos musicales como Radio Futura, de alguna manera conectados con las vanguardias pict¨®ricas y literarias.
Presentaba entonces Im¨¢genes y empez¨® a maquinar un programa que recogiera aquel brote de creatividad. Un proyecto que se materializ¨® en 1983, bajo el optimista t¨ªtulo de La edad de oro. Otros espacios ¡ªPopgrama, Pista libre¡ª ya se hab¨ªan acercado a aquel territorio virgen, pero, con el decidido respaldo del director de programas, Ram¨®n G¨®mez Redondo, Paloma consigui¨® medios que hoy nos parecen inimaginables.
La edad de oro ocupaba dos horas los martes, con actuaciones en directo, conversaciones en el plat¨® y un p¨²blico que parec¨ªa tra¨ªdo directamente de la sala Rock-Ola. Ocasionalmente, el programa sal¨ªa a la calle; tambi¨¦n produjo y emiti¨® cortometrajes de Alberto Garc¨ªa-Alix (No hables m¨¢s de m¨ª) o Pedro Almod¨®var (Tr¨¢iler para amantes de lo prohibido).
Retrospectivamente, hoy se proclama La edad de oro como la cumbre de la modernidad. En su tiempo, conviene recordarlo, estuvo rodeado de furia y pol¨¦mica, esencialmente por el ambiente de clan exclusivo que caracterizaba algunas entregas del programa.
Tal vez lo m¨¢s peliagudo eran las entrevistas, donde ella insist¨ªa en destacar la convergencia en las artes: no era un planteamiento que excitara a m¨²sicos insolentes o pasados de vueltas. Tambi¨¦n hubo contrataciones desafortunadas, por no hablar de lanzamientos tan desaforados que se volvieron en contra de sus protagonistas, como fue el caso de Bonezzi St. Louis.
Aunque no era experta en m¨²sica, Paloma ten¨ªa olfato y supo contar con buenos catadores (el cr¨ªtico Oriol Llopis ha evocado esa etapa en sus memorias, La magnitud del desastre). Chamorro pudo as¨ª captar la eclosi¨®n de lo que vino en llamarse movida, logrando incluso la reaparici¨®n del seminal grupo Kaka de Luxe. Aprovechando la creciente presencia de artistas for¨¢neos, atrap¨® los directos de futuras estrellas del mainstream (como Culture Club o Spandau Ballet) e ilustres malditos, como Alan Vega o Johnny Thunders. En 1985 tambi¨¦n transmiti¨® el multitudinario concierto de The Smiths en Madrid, con piropos en c¨¢mara hacia el alcalde Tierno Galv¨¢n.
Hostilidad de la derecha
Con esos gestos y su aspecto poco convencional, se gan¨® la enemistad de una derecha que descubri¨® un flanco d¨¦bil del PSOE en las audacias de aquella televisi¨®n p¨²blica. Al igual que Carlos Tena, procesado por difundir en Caja de ritmos la canci¨®n Me gusta ser una zorra, de Las Vulpes, Paloma termin¨® en los juzgados por un v¨ªdeo ajeno emitido en 1984, dentro de un programa consagrado a Psychic TV; su viacrucis solo termin¨® en 1993, cuando el Tribunal Supremo ratific¨® su absoluci¨®n.
Para entonces, Paloma se sent¨ªa muy quemada. Ten¨ªa puestas sus esperanzas en la llegada de las televisiones privadas, que finalmente optaron por otros derroteros. En TVE, tras el cierre de La edad de oro en 1985, sac¨® adelante programas valiosos como La estaci¨®n de Perpi?¨¢n. Ya en los noventa, tambi¨¦n factur¨® monogr¨¢ficos sobre pintores. En general, rechaz¨® participar en el actual circuito de la nostalgia (documentales, seminarios, conferencias) que alimenta la discusi¨®n sobre los tiempos de la movida.
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