Dos brotes sobre la nieve mojada

Acabado enero, te has ido, tan inesperadamente. Para nosotros, tu familia, siempre ser¨¢s nuestra t¨ªa, la m¨¢s moderna, la que emprend¨ªa viajes a los lugares m¨¢s ex¨®ticos y nuestra mejor consejera. A nadie dejabas indiferente con tu fuerza interior, tu sentido de la justicia y tu pasi¨®n. Te conocen por haber realizado algunos de los programas m¨¢s apasionantes de la televisi¨®n en un pa¨ªs oscuro, gris y pobre; no solo la m¨ªtica Edad de oro, tambi¨¦n las famosas entrevistas a Mir¨®, Dal¨ª o Motherwell o los bellos cap¨ªtulos dedicados a Mapplethorpe. Nadie se atrev¨ªa tanto como t¨² a transgredir, y a hacerlo con convencida sabidur¨ªa. Sin embargo, terminaste alej¨¢ndote de ese mundo y con tu altura intelectual te adentraste en otro propio. En el campo construiste lo que fue tu hogar, rodeado de arces de Montpellier, cuyo rutilante color en oto?o tanto te gustaba, de aves y perros. Ten¨ªas tu huerta donde mimabas tu r¨²cola de distintas variedades, remolachas dulces y verdes lechugas.

A veces, cuando lleg¨¢bamos, estabas en el suelo con barro y piedras, construyendo caminos y escaleras con una minuciosidad asombrosa. Eras generosa , discutidora, vehemente, pero te caracterizaba sobre todo tu amor por la verdad; lectora infatigable, probablemente nos ha dejado una de las mentes m¨¢s l¨²cidas, r¨¢pidas y astutas de nuestro tiempo. S¨ª, Paloma era brillante. No soportaba la mentira, la corrupci¨®n, la indecencia que campan a sus anchas en un mundo que no parec¨ªa estar a su la altura, y no lo estaba. Paloma ha sido siempre fiel a sus principios, hasta el final. Es su honestidad moral y su fuerza lo que m¨¢s impresiona ahora, que se ha ido y una de las muchas huellas que deja en todos nosotros, aquellos que compartimos su vida. Hoy, cuando descubro que dos brotes de r¨²cula que hace a?os me regalaste, rebrotan bajo la nieve mojada, s¨¦ que una parte de ti permanecer¨¢ siempre en nuestro jard¨ªn, que tambi¨¦n fue el de tu infancia, y en nuestro recuerdo.