Jos¨¦ Antonio, la forja del mito y las claves del culto a la personalidad
El escritor Joan Maria Thom¨¤s desmenuza en una exhaustiva biograf¨ªa del fundador de Falange su amplio conocimiento sobre el personaje y su contexto hist¨®rico
Siempre presente bajo la misteriosa advocaci¨®n de ¡°El Ausente¡±, sacralizado como el principal ¡°m¨¢rtir de la Cruzada por Dios y por Espa?a¡±, Jos¨¦ Antonio Primo de Rivera y S¨¢enz de Heredia (Madrid, 1903- Alicante, 1936) fue objeto de un culto oficial durante toda la dictadura franquista por su condici¨®n de fundador y primer Jefe de Falange Espa?ola, el partido fascista fundado en octubre de 1933 con el objetivo de acabar por la fuerza con la odiosa democracia republicana. Un culto s¨®lo superado (con creces) por el ofrecido al victorioso militar que lograr¨ªa ese prop¨®sito al comp¨¢s de una cruenta guerra civil: el general Francisco Franco, ¡°Caudillo de Espa?a¡±, su imprevisto ¡°sucesor¡± en la jefatura de un r¨¦gimen dictatorial de partido ¨²nico modelado sobre el n¨²cleo falangista bajo el t¨ªtulo de Falange Espa?ola Tradicionalista y de las JONS.
No faltan biograf¨ªas sobre la corta pero intensa vida de un joven y apuesto arist¨®crata (marqu¨¦s de Estella con grandeza de Espa?a), hijo primog¨¦nito de dictador (el general Miguel Primo de Rivera), que cultiv¨® casi a la par su profesi¨®n de respetado abogado con la actividad pol¨ªtica de tintes mesi¨¢nicos en las filas antiliberales y los fugaces devaneos po¨¦tico-literarios. De hecho, durante el franquismo, proliferaron las hagiograf¨ªas desmesuradas con patrocinio oficial, como la biograf¨ªa ¡°apasionada¡± de Felipe Xim¨¦nez de Sandoval, publicada en 1941. Afortunadamente, desde la restauraci¨®n democr¨¢tica, tambi¨¦n contamos con m¨¢s templados y atinados retratos historiogr¨¢ficos debidos a autores diversos de la talla de Ian Gibson (1980), Julio Gil Pecharrom¨¢n (1996), Stanley G. Payne (1997), Paul Preston (1998) o Ferran Gallego (2014).
Sin embargo, segu¨ªa sin existir un estudio intensivo y actualizado de ese pol¨ªtico conocido como ¡°Jos¨¦ Antonio¡±, a secas, por su voluntad consciente de evitar el llamativo apellido para diferenciarse de su padre y a tono con el estilo plebeyo e igualitarista del fascismo-falangismo (tan poco apropiado, por otro lado, para quien era depositario de un t¨ªtulo nobiliario). Por eso era especialmente esperada la obra firmada por Joan Maria Thom¨¤s, uno de los grandes especialistas en la historia del fascismo espa?ol, que ha venido publicando una serie de obras can¨®nicas sobre la tem¨¢tica que sirven de soporte y basamento a esta biograf¨ªa: Lo que fue la Falange (1999), La Falange de Franco (2001), El Gran Golpe. El ¡°caso Hedilla¡± o c¨®mo Franco se qued¨® con Falange (2014).
Joan Maria Thom¨¤s acomete su labor pertrechado por su exhaustivo conocimiento de todas las fuentes informativas disponibles sobre el personaje y su contexto hist¨®rico, sin olvidar los cruciales referentes internacionales (sobre todo italianos, dada la fascinaci¨®n de Jos¨¦ Antonio por Mussolini y su r¨¦gimen fascista). Y articula su elegante exposici¨®n en cinco cap¨ªtulos bien trabados que, si bien no revelan secretos sorprendentes sobre el personaje, tienen la virtud de sintetizar su vida y su tiempo con notable maestr¨ªa.
Los tres cap¨ªtulos iniciales abordan la vida de Jos¨¦ Antonio desde sus primeros pasos y hasta su muerte en sendas etapas consecutivas. Una primera que sigue la formaci¨®n de un v¨¢stago de una familia de rancio abolengo militar que se convierte en abogado a la sombra de un padre que ser¨¢ el primer dictador militar del siglo XX espa?ol. Una segunda que examina la trayectoria de un joven que desde 1930, tras la deposici¨®n y muerte del admirado progenitor, entra en pol¨ªtica para reclamar su memoria y tambi¨¦n para superar sus logros mediante la adaptaci¨®n de la ¡°novedad¡± del fascismo a las circunstancias democr¨¢ticas espa?olas durante los primeros a?os de la Segunda Rep¨²blica. Y, finalmente, una tercera fase que revisa los avatares desde 1933 de un l¨ªder fascista al frente de un nuevo partido volcado a la conquista del poder por sus propios medios o por los ajenos y que acaba perdiendo la vida en la tormenta de sangre de la guerra civil en una c¨¢rcel republicana de Alicante en noviembre de 1936, apenas cumplidos los 33 a?os.
Los dos ¨²ltimos cap¨ªtulos de la obra tienen ya otro car¨¢cter m¨¢s monogr¨¢fico y conceptual y abordan sucesivamente el ¡°ideario fascista¡± de Jos¨¦ Antonio y el culto necr¨®filo auspiciado por el franquismo despu¨¦s de su muerte (mantenida en secreto durante casi dos a?os enteros en plena guerra civil, hasta el 18 de julio de 1938).
En el primer caso, de manera muy consistente, Thom¨¤s desmenuza los componentes de una ¡°doctrina jos¨¦antoniana¡± que bebe de fuentes cl¨¢sicas tomistas y modernas vitalistas (Ortega, D¡¯Ors) para acabar seducido por la originalidad fascista mussoliniana. De ese modo, a partir de 1933, con la fundaci¨®n de Falange Espa?ola, termina formulando un ¡°fascismo te?ido de cristianismo¡± que trata de competir sin mucho ¨¦xito con los movimientos mon¨¢rquicos autoritarios y cat¨®lico-corporativos que encuadraban ya a las masas contrarias al liberalismo democr¨¢tico. En el segundo caso, disecciona las razones, formas y medios de un extra?o culto casi her¨¦tico a quien devino (en feliz expresi¨®n de Stanley Payne) ¡°santo patr¨®n secular del r¨¦gimen franquista¡±.
En resoluci¨®n, estamos ante una biograf¨ªa del ¡°Ausente¡± s¨®lida, solvente y actualizada, que aporta nueva luz sobre la breve vida de quien quiso ser ¡°rector del rumbo de la gran nave de la Patria¡± y perdi¨® la vida en el intento, aunque luego subiera a los altares civiles de una dictadura que siempre cont¨® con el apoyo de sus partidarios y seguidores, en un matrimonio de conveniencia de Falange y Franco que no terminar¨ªa hasta la muerte de este ¨²ltimo el 20 de noviembre de 1975 (parad¨®jicamente el mismo d¨ªa del fusilamiento de Jos¨¦ Antonio en la c¨¢rcel de Alicante).
El culto a Jos¨¦ Antonio
Entre las p¨¢ginas m¨¢s logradas de la obra de Thom¨¤s se encuentra el an¨¢lisis del culto estatal a su memoria, mitificada hasta extremos de herej¨ªa por su comparaci¨®n recurrente con la pasi¨®n de Cristo: ambos muertos a los 33 a?os, ambos sacrificados por una causa transcendente, ambos llorados por seguidores que juran seguir sus ense?anzas. El culto empez¨® con su exhumaci¨®n en Alicante y el traslado de su cad¨¢ver, a hombros de 16 falangistas durante diez jornadas invernales de noviembre de 1939, hasta El Escorial, mausoleo funerario de la realeza espa?ola (luego ser¨ªa nuevamente exhumado y trasladado en 1959 al trascoro de la reci¨¦n terminada Bas¨ªlica de El Valle de los Ca¨ªdos, donde permanece). La procesi¨®n funeraria fue seguida masivamente por millares de espectadores que d¨ªa y noche saludaban el paso de la comitiva brazo en alto y en silencio, acompa?ados de banderas falangistas, hogueras y antorchas, en un despliegue ritual nunca antes visto para ceremonias civiles (no militares ni religiosas).
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