Polonia reescribe su historia de la II Guerra Mundial
Un instituto oficial publica una lista con casi 9.000 guardias de Auschwitz, casi todos alemanes, que siembra dudas entre los historiadores
?Se puede ser v¨ªctima y verdugo en un mismo conflicto? Polonia se enfrenta desde hace a?os a ese dilema: fue uno de los pa¨ªses que m¨¢s sufri¨® en la Segunda Guerra Mundial, pero, a la vez, ciudadanos polacos cometieron actos atroces contra jud¨ªos durante el conflicto. Sin embargo, los historiadores que han tratado de sacarlos a la luz se han enfrentado a duras campa?as, incluso a problemas legales, desde la llegada al poder del Gobierno ultraconservador de Ley y Justicia (PiS). El Instituto Polaco de la Memoria Nacional (INR), promovido desde el Estado, difundi¨®? recientemente en su web los nombres de casi 9.000 guardias que trabajaron en el campo de exterminio nazi de Auschwitz. La lista ha sido bien recibida por historiadores y juristas, que consideran que representa una oportunidad para se?alar y perseguir a los perpetradores, pero tambi¨¦n ha generado ciertas dudas sobre las motivaciones pol¨ªticas que esconde.
"Las autoridades polacas est¨¢n llevando a cabo una pol¨ªtica hist¨®rica radical, que tanto dentro como fuera del pa¨ªs presenta una visi¨®n muy idealizada del pasado nacional", explica el historiador Jan Grabowski. Polaco exiliado durante la dictadura comunista, hijo de un superviviente del Holocausto, profesor de la Universidad de Ottawa (Canad¨¢) y uno de los grandes historiadores del exterminio, Grabowski ha publicado un libro sobre el antisemitismo en Polonia durante la Segunda Guerra Mundial, Caza de jud¨ªos. Traici¨®n y asesinato en la Polonia ocupada por los nazis, traducido a varios idiomas y que recibi¨® en 2014 el premio Internacional del Yad Vashem, instituci¨®n oficial israel¨ª constituida en memoria de las v¨ªctimas del Holocausto.
La positiva recepci¨®n internacional de su ensayo, sobre todo en Alemania, provoc¨® un aluvi¨®n de cr¨ªticas por parte de la web ultraconservadora Fronda.pl, contra la que gan¨® una querella por difamaci¨®n. Ese mismo medio calific¨® de ¡°antipolaca¡± la pel¨ªcula Ida, ganadora del Oscar en 2015, que tambi¨¦n trataba el antisemitismo en la Polonia ocupada por los nazis. Jan T. Gross, profesor de la universidad estadounidense de Princeton y gran pionero en el estudio del antisemitismo polaco con su libro Vecinos, padeci¨® tambi¨¦n una ofensiva desde el Gobierno ¨Ccon amenazas de querellas por parte del fiscal general incluidas¨C por haber escrito que ¡°los polacos mataron m¨¢s jud¨ªos que alemanes durante la guerra¡±.
¡°De acuerdo con un n¨²mero interminable de declaraciones, conferencias y publicaciones apoyadas por las autoridades polacas, la principal caracter¨ªstica de esa sociedad durante el Holocausto fue la ayuda que proporcionaron a sus conciudadanos, jud¨ªos perseguidos. Eso es, naturalmente, totalmente falso¡±, prosigue Grabowski desde Ottawa en una entrevista por correo electr¨®nico. "En Polonia exist¨ªa muy poca simpat¨ªa hacia los jud¨ªos que estaban siendo asesinados en masa, y la gente que se arriesg¨® a ocultarlos se enfrentaba ante todo a una posible denuncia por parte de sus vecinos".
Preguntado sobre si los historiadores que tratan estos asuntos sensibles pueden acabar siendo perseguidos en Polonia, respondi¨®: ¡°Todav¨ªa no, pero el Parlamento est¨¢ tramitando una ley sobre la historia que impondr¨¢ penas de hasta tres a?os de prisi¨®n a quienes se atrevan a sostener que la sociedad polaca fue c¨®mplice con la Shoah". Esta norma prev¨¦ tambi¨¦n la persecuci¨®n de aquellos que utilicen la expresi¨®n "campos de exterminio polacos" en vez de "campos de exterminio nazis en Polonia". Hist¨®ricamente, no hay duda de que la segunda expresi¨®n es la correcta, porque los polacos no tuvieron nada que ver ni con la instalaci¨®n ni con el funcionamiento de estos campos de la muerte. Sin embargo, el debate no est¨¢ en torno a lo que ocurri¨® en los seis campos de exterminio nazis en Polonia ¨CChelmno, Belzec, Sobibor, Treblinka, Auschwitz-Birkenau (parte del complejo de Auschwitz) y Majdanek¨C, sino a lo que ocurri¨® fuera de ellos, que es lo que narran Gross o Grabowski en sus obras.
Cazas de jud¨ªos
En Caza de jud¨ªos, el historiador asentado en Canad¨¢ se basa en documentos de diferentes archivos que recogen procesos en los que se juzgaron casos de cr¨ªmenes antisemitas durante la ocupaci¨®n, perpetrados por ciudadanos polacos. Narra tambi¨¦n lo que se conoci¨® como Judenjagd, o Cazas de jud¨ªos, cometidas casi siempre por polacos, en las que participaron desde bomberos hasta campesinos. Seg¨²n Grabowski, fueron asesinados as¨ª m¨¢s de 200.000 jud¨ªos.
Para muchos observadores, la publicaci¨®n de la lista de guardias de Auschwitz se enmarca en esta pol¨¦mica porque la inmensa mayor¨ªa de los nombres que aparecen en ella son alemanes. En cambio, seg¨²n el Instituto Polaco de la Memoria Nacional, el objetivo es se?alar a los culpables del peor centro de la muerte del Holocausto, en el que fueron asesinadas 1,1 millones de personas, la inmensa mayor¨ªa jud¨ªos, y subrayar el fracaso de la justicia internacional en la persecuci¨®n de los cr¨ªmenes nazis. "Hemos publicado la lista m¨¢s amplia y cre¨ªble con datos de los SS que trabajaron en Auschwitz, que incluye 8.502 nombres de guardias. Han sido necesarios a?os de investigaci¨®n", se?alan fuentes del Instituto. ¡°El sistema internacional de justicia ha fracasado en la persecuci¨®n de los cr¨ªmenes que se cometieron en Auschwitz. La mayor¨ªa de los culpables nunca fueron procesados¡±.
En cuanto al hecho de que todos los nombres que aparecen en la lista sean alemanes, las mismas fuentes responden: ¡°Todos los guardias de las SS eran alemanes y sus or¨ªgenes y familias eran comprobados por una oficina especial, responsable de la pureza racial de las SS en la Alemania nazi".
Efraim Zuroff, uno de los ¨²ltimos cazadores de nazis, responsable de la oficina en Jerusal¨¦n del Centro Simon Wiesenthal, afirma: ¡°En principio, es positivo que se haya difundido la lista, aunque el motivo real es aparentemente pol¨ªtico y forma parte de una campa?a del Gobierno polaco para enfatizar que Auschwitz era un campo nazi, no polaco, y que no sirvi¨® all¨ª ning¨²n polaco¡±. Zuroff asegura que, efectivamente, la mayor¨ªa de los guardias de Auschwitz eran alemanes, aunque tambi¨¦n hab¨ªa Volksdeutsche, personas de origen alem¨¢n que viv¨ªan en Europa del Este. La lista, recalca, es importante desde un punto de vista penal, porque una legislaci¨®n alemana reciente decreta que el solo hecho de haber trabajado en un campo de exterminio es un delito en s¨ª, cuando antes hab¨ªa que demostrar que se hubiese participado en cr¨ªmenes concretos.
En otras palabras, antes hab¨ªa que demostrar con testigos y documentos que hab¨ªan cometido asesinatos, ahora basta con demostrar que estuvieron en Auschwitz. En cualquier caso, tanto la lista como la pol¨¦mica llegan muy tarde para los verdugos, la mayor¨ªa de los cuales han muerto sin haber sido procesados, y sobre todo para las v¨ªctimas de uno de los periodos m¨¢s negros de la historia de la humanidad, que nunca acaba de cerrarse.
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