Fr¨ªo recorrido por el mapa del desamor
¡®Furiosa Escandinavia¡¯ cuestiona el valor y la veracidad de los recuerdos
?Qu¨¦ complejo puede ser leer un mapa! No, no solo interpretarlo, para eso hay personas m¨¢s o menos h¨¢biles, tambi¨¦n desplegarlo. Desdoblar esas grandes l¨¢minas, buscar un camino y que vuelva a su estado inicial es en muchas ocasiones un imposible, no queda igual. Lo que en un principio cab¨ªa en un bolsillo acaba pareci¨¦ndose a un papel estrujado. Esto plantea Furiosa Escandinavia, la pieza dirigida por V¨ªctor Velasco, con texto de Antonio Rojano, que se estrena este jueves en el Teatro Espa?ol (Madrid). Cada personaje se ha doblado y desdoblado varias veces buscando un camino, un lugar, a lo largo de sus veintimuchos/treintaitantos a?os ¡ªla edad por la que rondan todos¡ª y ya solo son parte de lo que eran.
El amor, m¨¢s bien el desamor, forma parte de esos pliegues, que bien podr¨ªan ser cicatrices con las que el coraz¨®n se va deformando. A Erika, interpretada por Sandra Arpa, la ha abandonado su pareja de la noche a la ma?ana, sin explicaci¨®n. Y precisamente esas ausencias, la de explicaci¨®n y la que hace la cama m¨¢s ancha, conllevan una falta de aire, irreal, obvio: el aire no desaparece cuando una pareja se rompe, pero Erika la siente real. Entre esos mundos se mueven los protagonistas: la ficci¨®n, lo real y la imaginaci¨®n, entre los recuerdos pasados, la inestabilidad del presente y la construcci¨®n de un futuro incierto en el que lo establecido anteriormente se est¨¢ dinamitando.
La obra es un laberinto visto a trav¨¦s de un caleidoscopio: un puzle de innumerables piezas, con muchas lecturas, en las que articulador del drama ¡ªal que no le faltan toques de humor¡ª es la p¨¦rdida de la pareja. Una situaci¨®n que los treinta?eros en la actualidad han vivido, ¡°llevan varios cad¨¢veres a cuestas", se?al¨® el d¨ªa de la presentaci¨®n Irene Ruiz, que interpreta a Sonia. ¡°Puede que sea la primera generaci¨®n con esas experiencias a esta edad, la de nuestros padres eleg¨ªan una pareja para toda la vida¡±, a?adi¨®. Esa es otra manera de llevar lastre. Erika no puede soportar m¨¢s carga, por tanto decide contrariar a Proust y a su magdalena ¡ªel autor es una constante referencia en el texto¡ª y no evocar recuerdos, no aferrarse a la silla donde su ex se sentaba, si no tomar una pastilla para olvidar. ?Qui¨¦n no se ha obsesionado con alg¨²n objeto del pasado? ?Qui¨¦n no se tomar¨ªa ese medicamento alguna vez si existiera?
Dramaturgo y director han trabajado juntos anteriormente y se conocen bien. Rojano, de 34 a?os, plantea retos sobre el papel ¡ªrecursos literarios¡ª que Velasco, de 40, recoge y materializa sobre las tablas. Dos lenguajes que vienen de uno en com¨²n: el que usan sus coet¨¢neos como los protagonistas de Furiosa Escandinavia. Una generaci¨®n que utiliz¨® mapas en papel, aunque ahora no sepa vivir sin Google maps, y que us¨® la palabra amigo antes de imaginar que podr¨ªa tener varios centenares en Facebook.
Todo ello en una puesta en escena tambi¨¦n laber¨ªntica y que convierte al espectador en un voyeur, el que mira desde la ventana indiscreta del patio de butacas los apartamentos de Erika, de Sonia, una habitaci¨®n de hotel, un bar en Noruega... Un juego y sucesi¨®n de momentos que ocurren a la vez y que a veces no responden a la l¨®gica, pero ?la realidad siempre responde a la l¨®gica, siempre se muestra sencilla? ?Y los recuerdos? Para esto Furiosa Escandinavia recurre a una frase de Ray Loriga, en Tokio ya no nos quiere: ¡°La memoria es el perro m¨¢s est¨²pido, le lanzas un palo y te trae cualquier cosa¡±.
Un texto l¨ªrico
Furiosa Escandinavia gan¨® el a?o pasado el premio Lope de Vega, el decano de los galardones de teatro ¡ªel primero se otorg¨® en 1932¡ª. Pero su autor, Antonio Rojano, no quiere quedarse en dramaturgo; se considera escritor. El texto est¨¢ lleno de lirismo, de recursos con los que se ha encontrado V¨ªctor Velasco, el director, y que ha tenido que plasmar en escena, como que una p¨¢gina del texto sea una p¨¢gina de tesis. O que un personaje apareciera tachado, mientras otro, cuando piensa, declama sin pausas o se?ala hasta los signos de puntuaci¨®n. "El pensamiento es una larga frase subordinada", dice. Velasco disfruta estos retos. Hasta el t¨ªtulo ha sido escogido por po¨¦tico, dice Rojano.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.