Mark Thompson: ¡°La relaci¨®n entre pol¨ªticos, medios y p¨²blico se rompe¡±
El consejero delegado de ¡®The New York Times¡¯ y exdirector general de la BBC denuncia la degradaci¨®n del debate pol¨ªtico
Los peque?os hallazgos de marketing pol¨ªtico se han adue?ado del debate p¨²blico. La gracia de turno, el giro ingenioso, el juego de palabras y la declaraci¨®n chocante son algunos de los elementos que han sustituido al debate de fondo, a la explicaci¨®n de las pol¨ªticas, a las ideas. A analizar la monumental degradaci¨®n del lenguaje pol¨ªtico a la que asistimos en nuestros d¨ªas dedica el brit¨¢nico Mark Thompson el ensayo Sin palabras. ?Qu¨¦ ha pasado con el lenguaje de la pol¨ªtica? (Debate), obra que bebe de las clases sobre el arte de la persuasi¨®n pol¨ªtica y la ret¨®rica que el propio Thompson imparti¨® en el a?o 2012 en la Universidad de Oxford. Este alto directivo de medios, de curr¨ªculo dif¨ªcilmente igualable, consejero delegado de The New York Times desde 2012 tras ocho a?os como director general de la BBC, concede esta entrevista en una luminosa ma?ana madrile?a en la Fundaci¨®n Rafael del Pino, al borde del paseo de la Castellana.
Adalid de la transformaci¨®n digital, Thompson (Londres, 1957) est¨¢ orgulloso de la apuesta de la Dama Gris ¡ªas¨ª es conocida la cabecera neoyorquina¡ª por un modelo de suscripci¨®n digital (el usuario tiene acceso a 20 art¨ªculos gratis al mes; si quiere m¨¢s, tiene que pasar por caja). En el ¨²ltimo cuarto de 2016, dice, ha conseguido m¨¢s suscriptores que en 2013 y 2014 juntos. Los datos de febrero indican que ya cuenta con cerca de tres millones de abonados (dos de digital, uno de papel). ¡°Creo que es lo mejor que pueden hacer los peri¨®dicos serios¡±, asegura, ¡°porque permite establecer una relaci¨®n directa con el usuario, que entiende el valor de lo que haces y est¨¢ dispuesto a pagar por ello¡±. En un contexto de crisis de los medios, con acusada ca¨ªda de los ingresos publicitarios en papel, The New York Times consigue que 500 millones de d¨®lares de sus ingresos corrientes vengan ya de la edici¨®n digital, aunque 1.000 millones sigan dependiendo de la edici¨®n impresa.
PREGUNTA.??Qu¨¦ ha ocurrido con el lenguaje pol¨ªtico, en qu¨¦ consiste la crisis que est¨¢ atravesando?
RESPUESTA.?El lenguaje pol¨ªtico ha cambiado, ha aumentado su impacto, su carga emocional, pero se le ha robado su poder esclarecedor. Es m¨¢s dif¨ªcil para el p¨²blico entender las pol¨ªticas. Y cuando vota, no sabe qu¨¦ est¨¢ votando. Creo que la relaci¨®n entre los pol¨ªticos, los medios y el p¨²blico se est¨¢ rompiendo. El resultado son acontecimientos disruptivos como el Brexit y la elecci¨®n de Donald Trump en EE UU.
P.?Usted argumenta que la crisis pol¨ªtica es una crisis del lenguaje pol¨ªtico. ?Pero no estar¨¢ m¨¢s bien ligada a problemas como el desencanto ciudadano, la desigualdad y una crisis financiera mal resuelta?
R.?Este es el tipo de debate en el que es dif¨ªcil demostrar que uno tiene raz¨®n. No pienso que el lenguaje sea el epicentro de esa crisis pol¨ªtica. Creo que est¨¢ ah¨ª, en medio; no creo que sea una capa superficial ni perif¨¦rica. Por supuesto que la crisis financiera es un hecho objetivo, que mucha gente perdi¨® su trabajo, que muchas econom¨ªas entraron en recesi¨®n. Todo ello es cierto. Pero hablemos de ello en t¨¦rminos de lenguaje: promesas rotas; fracaso en la asunci¨®n de responsabilidades, de errores. El modo en que se explic¨® todo lo que ocurr¨ªa es algo que pertenece al ¨¢mbito del discurso pol¨ªtico. Muchos perdieron sus trabajos, s¨ª, pero quienes lo conservaron tambi¨¦n experimentaron una sensaci¨®n de traici¨®n. Considero que el lenguaje, y en particular el fracaso del lenguaje pol¨ªtico convencional de la posguerra, est¨¢ en el centro de todo esto y est¨¢ entrelazado con lo que fueron los hechos objetivos.
P.?En su libro habla del punzante lenguaje tipo Trump, de Vlad¨ªmir Putin, de la teatralidad de Silvio Berlusconi. ?Qui¨¦n se acerca m¨¢s al perfil de manipulador de masas?
R.?Creo que todos los que menciona, de alg¨²n modo, aspiran a ser manipuladores o han aspirado a serlo. Berlusconi siempre tuvo muchos activos en los medios. Vlad¨ªmir Putin tiene recursos de los que los otros no disponen; b¨¢sicamente, controla la cobertura que se hace de su acci¨®n de gobierno. En Rusia, adem¨¢s, ha habido una guerra contra el periodismo independiente que se ha saldado con el asesinato de periodistas. Eso es m¨¢s que manipulaci¨®n.
P.??Pero qui¨¦n de ellos posee la ret¨®rica m¨¢s peligrosa?
R.?Trump representa algo interesante y, en algunos aspectos, novedoso. Su ret¨®rica es la m¨¢s experimental, es asombrosamente atrevido, no tiene miedo de cometer errores catastr¨®ficos. Parece tener distintas voces: una para hablar al Congreso, y entonces la gente dice: ¡°Se volvi¨® presidencial¡±; al d¨ªa siguiente dice que Obama es un tipo malvado que pinch¨® sus tel¨¦fonos; y luego est¨¢ esa voz loca de Twitter en las primeras horas del d¨ªa¡ Esas voces coexisten, hay una multiplicidad de estilos Trump. Puede ser muy amable con un l¨ªder extranjero, con Justin Trudeau, y al instante ser mal¨¦volo y agresivo.
P.?Los pol¨ªticos acortaron y simplificaron sus mensajes, s¨ª, pero ?qu¨¦ hicieron los medios? ?Qu¨¦ responsabilidad tienen en la degradaci¨®n del debate p¨²blico?
R.?Las presiones ejercidas sobre los medios han sido muy similares a las ejercidas sobre los pol¨ªticos. Parece que la carrera por llamar la atenci¨®n (los pol¨ªticos la necesitan para ganar elecciones; los medios, para hacer dinero y sobrevivir) hizo que tuviera sentido ser m¨¢s chill¨®n, buscar lo m¨¢s extremo, lo m¨¢s chocante, el titular que causara mayor impacto.
P.?La revoluci¨®n digital y la ca¨ªda de publicidad tambi¨¦n parecen contribuir a una cierta deriva sensacionalista que busca captar lectores.
R.?S¨ª, buscando los clics. Con la estrategia de buscar una gran y delgada audiencia global, dise?as tu periodismo para alcanzar una muy amplia audiencia de cientos de miles de personas que leen una o dos historias al mes, y acabas haciendo un periodismo de poco peso y, si te descuidas, un periodismo sin valor. El problema es que [la informaci¨®n] se convierte en una mercanc¨ªa. Todo esto ocurre sobre todo en el mundo anglosaj¨®n, donde hay tantos medios. Adem¨¢s, desde un punto de vista meramente comercial, es muy dif¨ªcil diferenciarte. Una apuesta as¨ª casi supone admitir que no vale la pena pagar por la informaci¨®n. Si haces un buen par de zapatos, los puedes poner en el escaparate y alguien los comprar¨¢ porque est¨¢n bien hechos y tienen valor y son ¨²tiles. Acepto que hay otras cuestiones de orden c¨ªvico, pero lo que encuentro muy surrealista es la idea de una empresa que acepta que no vale la pena que se pague por lo que ofrece.
P.?Hay un asunto de su etapa al frente de la BBC que a¨²n colea. Es el caso del esc¨¢ndalo de abusos sexuales del presentador televisivo Jimmy Savile. Usted ha sido acusado de estar involucrado en un intento de ocultar un reportaje de investigaci¨®n que revelaba aquello.
R.?Ya lo he dicho varias veces. Yo no ten¨ªa conocimiento de las acusaciones contra Jimmy Savile, nunca recib¨ª ninguna queja.
P.?Se ha dicho que mantuvo una conversaci¨®n con una persona de su equipo que le inform¨® del reportaje¡
R.?Supe despu¨¦s que hubo una investigaci¨®n del programa Newsnight sobre Jimmy Savile, pero fue abandonada, y yo no estuve involucrado en aquella decisi¨®n; por lo que recuerdo, nunca me contaron sobre qu¨¦ era la investigaci¨®n.
P.?Usted dijo que la prensa escrita durar¨¢ mucho, al menos una d¨¦cada; algo que casi parece un ox¨ªmoron¡
R.??Qu¨¦ es mucho hoy d¨ªa? Diez a?os es mucho, creo, y es posible que dure m¨¢s, pero me sorprender¨ªa. Creo m¨¢s bien que cabe esperar un mundo en el que lo digital sea suficiente por s¨ª mismo; y si el papel vuelve, mucho mejor.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.