Juan Padr¨®n, el dibujante del alma cubana
El animador, director de la m¨ªtica 'Vampiros en La Habana', presenta el tebeo 'Cr¨®nicas de La Habana' y recibe el homenaje del Sal¨®n del C¨®mic de Barcelona
"?Sabes de d¨®nde sac¨¢bamos el acetato? Del envoltorio de las medicinas. ?Y los colores? Eran de botes estadounidenses de pintura ya caducada a la que le ech¨¢bamos goma ar¨¢biga o la bat¨ªamos con talco... Us¨¢bamos una c¨¢mara para las animaciones que se hab¨ªa ca¨ªdo de un avi¨®n estadounidense en los a?os treinta. Llegamos a hacer pel¨ªculas con solo tres colores". El cubano Juan Padr¨®n (Matanzas, 1947) recuerda sus inicios como aprendiz en la animaci¨®n en la Cuba de los sesenta, en ¨¦pocas de carest¨ªa y de agilidad art¨ªstica, mucho antes de que se convirtiera en Padr¨®n el mito, el director de las tiras del heroico soldado cubano Elpidio Vald¨¦s, de la pel¨ªcula de culto Vampiros en La Habana (1985), y el ¨²nico artista en quien Quino confi¨® para crear la series Quinoscopios y Mafalda y sus amigos (1996). "Pint¨¢bamos con l¨¢pices de colores y como cada marca y pa¨ªs cambia los tonos, los pantalones azules variaban en una misma secuencia del celeste al aguamarina. Un desastre, pero nos lo pas¨¢bamos muy bien. Solo desde el a?o 2000 empezamos a comprar pintura espa?ola".
Reci¨¦n cumplidos sus 70 a?os, Padr¨®n no quiere jubilarse ni pensar en la repercusi¨®n de su obra, en c¨®mo Vampiros en La Habana ha marcado a generaciones de animadores. S¨ª le apetece recordar: "Cuando uno empieza a trabajar no tiene estilo, sino que surge con el tiempo. Mi maestro fue Jan [el creador de Superl¨®pez], que trabaj¨® en Cuba y que me ense?¨® la t¨¦cnica y me mostr¨® tebeos espa?oles. Recuerdo fijarme en los efectos de velocidad de V¨¢zquez. Uno as¨ª va arm¨¢ndose". Hasta hoy, que presenta un nuevo tebeo, Cr¨®nicas de La Habana, plasmaci¨®n de las desventuras de un estudiante universitario espa?ol a mitad de los ochenta.
Juan Padr¨®n y Mauricio Vicent se conocieron hace m¨¢s de dos d¨¦cadas, desde el inicio de la crisis econ¨®mica del periodo especial. "Aunque la novela gr¨¢fica se centre en mis a?os de estudio de Psicolog¨ªa en La Habana, en la historia hemos participado los dos", cuenta Vicent, que de 1991 a 2011 fue el corresponsal en Cuba de EL PA?S. "El que va a templar a la posada eres t¨²", se?ala Padr¨®n. "El que pone voz al posadero soy yo". Por templar se entiende tener sexo, y las posadas eran un tipo de hoteles donde se refugiaban las parejas para... templar. La conversaci¨®n con Padr¨®n es sumergirse en un diccionario de cubanismos -tanta jerga, cuenta el tebeo, complica la vida de los extranjeros hispanohablantes en la isla- , en chistes y risas, dobles sentidos y miradas ir¨®nicas. Cr¨®nicas de La Habana parafrasea en su t¨ªtulo a la serie de tebeos de Guy Delisle sobre lugares de medio mundo, y sirve para que Juan Padr¨®n reciba el homenaje del Sal¨®n del C¨®mic de Barcelona, que arranca ma?ana jueves su 35? edici¨®n. "Pues que ya tengo una edad [cuenta entre risas]. Me emociona porque segu¨ªa el sal¨®n desde ni?o en la distancia".
La nueva animaci¨®n para adultos
El cine del siglo XXI le ha dado la raz¨®n a Juan Padr¨®n. "Durante d¨¦cadas he luchado por quitarle la etiqueta de 'para ni?os' a los dibujos animados. Vampiros... fue un primer paso. Yo hice, por ejemplo, Nikita Chama Boom sobre la crisis de los misiles de octubre de 1962. Y me gusta m¨¢s ese p¨²blico que el infantil, a pesar de que disfruto mucho con Elpidio Vald¨¦s, que est¨¢ pensado para ni?os de 12 a?os". As¨ª que Padr¨®n, cuando ve llegar a los Oscar filmes como La tortuga roja o La vida de Calabac¨ªn, sonr¨ªe. "Hay cada vez m¨¢s artistas que piensan como yo".
El guion lo fue escribiendo desde Espa?a Vicent y el remate lo realizaron juntos en el m¨ªtico bar habanero Sloppy Joe's, que reabri¨® en 2013 tras medio siglo cerrado. "Este y yo somos habituales trasegadores de daiquir¨ªs", cuenta el animador, tildando la ¨²ltima i del c¨®ctel, al estilo cubano. En el tebeo Vicent estudia mucho, se sorprende sobre la vida diaria y la picaresca de La Habana de los ochenta ("Era la centenaria, la del socialismo humano, muy distinta de la ciudad de las siguientes d¨¦cadas porque a¨²n no hab¨ªan llegado los d¨®lares y los cubanos pod¨ªamos comer en restaurantes", asegura el ilustrador), es becado con compa?eros de medio mundo, se enamora y, sobre todo, y disfruta y bebe. Padr¨®n apostilla: "Mauricio se hizo r¨¢pidamente cubano. Y si en algo no ha cambiado la isla es en su amor por la gozadera. El ladrillo ideol¨®gico ya casi no existe hoy en d¨ªa". El tebeo le sirvi¨® a Padr¨®n para recordar aquellos a?os de tiendas paralelas donde acceder a algunos productos, de las libretas de racionamiento -las de cupones para productos industriales se imprim¨ªan en la URSS para imposibilitar su falsificaci¨®n-, y de tronados, los sancionados por alguna cuesti¨®n pol¨ªtica.
El tiempo pas¨®. Hoy Padr¨®n usa ordenadores para ayudarse en el dibujo, especialmente en el cine. "A¨²n me acuerdo c¨®mo sac¨¢bamos de quicio a los coproductores alemanes de Vampiros en La Habana. Nos pon¨ªan plazos, nos apretaban. Al final acab¨¦ gritando: '?Es mi primera coproducci¨®n y ya odio a estos capitalistas de mierda!", confiesa entre risas. El Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematogr¨¢ficos (ICAIC) escondi¨® su estreno, sin anuncios ni lanzamiento en prensa. "Y con todo rompi¨® r¨¦cords de taquilla. A pesar de aquellos problemas, incluso tras haber trabajado encantado durante seis a?os con Canal Plus Espa?a, nunca me he planteado la vida fuera de Cuba. Solo s¨¦ cargar las pilas all¨ª".
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