Poes¨ªa de la memoria

La nostalgia es un Renault 4 verde en medio de un lago. As¨ª son los recuerdos a veces. Los de la ni?ez, los del tiempo que nos marc¨® para siempre, los de los juegos infantiles y los de la ausencia, los de la espontaneidad y los de la incomprensi¨®n. Ese coche m¨ªtico, en Argentina, en Espa?a, d¨®nde no, flotando en medio del lugar de recreo vacacional, es la imagen m¨ªtica de una pel¨ªcula conmovedora en su aparente sencillez, te?ida de fabuloso onirismo: La idea de un lago, una obra de Milagros Mumenthaler que solo puede amarse.

La capacidad de la directora y guionista argentina para revelar el anhelo de lo extinguido, no para representarlo ni para reproducirlo, sino m¨¢s all¨¢, para devolverlo literalmente, es inabarcable. Y lo logra tanto en el fondo como en la forma. En el fondo, de un modo adulto, saltando desde la ingenuidad infantil hasta el poso de la madurez, adentr¨¢ndose en la calma del pasado y en el v¨¦rtigo del presente. Desde luego, la nostalgia era eso.

Y en la forma, a trav¨¦s de una hermosa y muy trabajada fotograf¨ªa de Gabriel Sandru, de colores muy contrastados y leve grano en las secuencias ambientadas en los a?os 80, como las fotos, como las diapositivas de aquellos tiempos, y sin embargo mucho m¨¢s plana y descolorida en las secuencias del presente, haci¨¦ndose acompa?ar adem¨¢s de ropas de colores muy fuertes en los momentos pret¨¦ritos, y de vestuario mucho menos intenso en la actualidad. Junto a ello, una m¨²sica normalmente dieg¨¦tica, desde dentro del relato, que de pronto explota cuando suena en forma de banda sonora exterior, con una ins¨®lita brillantez l¨ªrica.

La idea de un lago, inspirada en el libro de poemas Pozo de aire, de Guadalupe Gaona, es un relato sobre la ausencia que, claro, en Argentina y en esos a?os, abarca tambi¨¦n lo social y lo pol¨ªtico. La represi¨®n de la dictadura militar, la desaparici¨®n del padre, la destrucci¨®n de individuos, de familias. Y a pesar de ello, tambi¨¦n es un relato sobre las presencias, sobre las relaciones madre-hija, hermano-hermana, expuestas a veces, a la manera del Bergman de Secretos de un matrimonio, con parlamentos (casi) a c¨¢mara de su treinta?era protagonista.

As¨ª, los juegos infantiles y la despreocupaci¨®n pueden coincidir con la b¨²squeda actual de un lugar en el mundo, en la que confluyan lo et¨¦reo y lo palpable, lo que se fue para siempre y lo que por suerte permanece. Como un Renault 4 flotando sobre un lago, como la foto digitalizada de un padre ausente, como la conversaci¨®n por chat con una madre siempre presente.