?Se ducha o no se ducha el matador de toros Francisco Rivera Ord¨®?ez?
Nuevas cr¨ªticas a la fiesta a causa de un torero pol¨¦mico y unos antis irrespetuosos
La cuesti¨®n podr¨ªa ser la siguiente: ?se ducha o no se ducha Rivera Ord¨®?ez? Se supone que s¨ª, porque va siempre de punta en blanco, maqueado para las ocasiones, y arreglao pero informal el resto del d¨ªa. ?Y los antitaurinos? ?Se duchan o no? Pues, tambi¨¦n, porque ya se sabe que es tradici¨®n espa?ola el remoj¨®n diario al margen de creencias y aficiones. Ahora bien, gente con mala pinta la hay en cualquier bando; hay antis que echan para atr¨¢s por su desali?o, rojer¨ªo de pintura y ruidosas e insultantes maneras, y taurinos hartos de manitas de cerdo, rioja, gintonics y habanos en tardes feriadas de los que mejor alejarse para evitar el contagio de hedores y sudores.
Pero ese no es el tema. El asunto es que Rivera viaj¨® hasta Elda para pronunciar un preg¨®n de Semana Santa, y unos antis intentaron reventar su religiosa disertaci¨®n por el hecho de ser torero. Rivera les ha respondido en televisi¨®n que si para ser antitaurino hace falta no ducharse ¡°porque tienen una mala pinta tremenda¡±. Y los animalistas le han replicado que ¡°para ser antitaurino solo hace falta empat¨ªa y compasi¨®n hacia el maltrato animal¡±.
Otra vez, la pol¨¦mica taurina; otra vez, la fiesta de los toros en la picota; de nuevo un golpe bajo a la tauromaquia por obra de las palabras desafortunadas de un torero y los hechos irrespetuosos de unos antis.
Rivera Ord¨®?ez, famoso de cuna, es un personaje p¨²blico pol¨¦mico, provocador y lenguaraz, osado y falt¨®n, arrogante y presumido, y no, precisamente, un referente de simpat¨ªa; pero es tambi¨¦n un muy respetable matador de toros. Un torero que se gan¨® a pulso la admiraci¨®n de los m¨¢s exigentes aficionados, aunque despu¨¦s sucumbiera a los fulgores de su estrella social en detrimento de su cada vez m¨¢s opaca iluminaci¨®n taurina.
A Paquirri le pierden las formas, pero le honra su valiente defensa de la tauromaquia y la profesi¨®n de torero
No destaca por el acierto de sus declaraciones p¨²blicas, -el supuesto desapego de los antitaurinos hacia el agua limpiadora no es el argumento m¨¢s acertado ni elegante-, pero no se le conoce que haya deseado la muerte de nadie, ni que haya calificado de asesino a un antitaurino o haya reventado un acto animalista. Es humano, adem¨¢s, su cansancio por todos los ataques que sufre la fiesta y ¨¦l mismo, y es uno de los pocos toreros que se atreve a responder con energ¨ªa a los antitaurinos ruidosos. Le pierden las formas, eso s¨ª, pero le honra el fondo al defender con valent¨ªa un patrimonio cultural, la tauromaquia, y una profesi¨®n, la de matador de toros, legal, y reconocida y seguida por millones de ciudadanos de este y otros pa¨ªses que tienen derecho a disfrutar libremente de su afici¨®n sin ser acosados ni amedrentados por nadie.
Los animalistas del PACMA han respondido a Rivera que ¡°para ser antitaurino solo hace falta empat¨ªa y compasi¨®n hacia el maltrato animal¡±.
No es toda la verdad; para ser antitaurino hace falta, adem¨¢s, respetar -aunque no se compartan- las leyes aprobadas en el Parlamento; para ser antitaurino hay que aceptar que otros opinen de manera diferente; para ser antitaurino hay que denunciar y perseguir a los desalmados que desean la muerte de un ser humano vestido de luces (el propio Rivera fue objeto de mensajes de odio cuando un toro estuvo a punto de matarlo en la plaza de Huesca); para ser antitaurino hay que permitir que un cofrade, sea torero o encofrador, pueda expresar sus sentimientos ante quienes deseen escucharlo. Y algo m¨¢s: ser antitaurino no significa, en modo alguno, tener la exclusiva de la legitimidad para definir el concepto ¡®maltrato animal¡¯. (¡°El animalismo consiste en dar a cada animal el tratamiento que requiere su naturaleza¡±, defiende, por ejemplo, Araceli Guillaume-Alonso, catedr¨¢tica em¨¦rita de Historia de Espa?a en la universidad Par¨ªs-Sorbonne).
Son mayor¨ªa los antitaurinos que mantienen su posici¨®n desde el respeto, pero no son pocos los que se escudan en una forma moderna de dictadura, pura hipocres¨ªa, y la vana y falsa creencia de que es mejor persona quien rechaza la fiesta de los toros; parecen empe?ados en imponer sus criterios por la fuerza de los insultos y los gritos, y algunos destilan un odio que parece nacido de unas entra?as que poco tienen que ver con las del ser humano.
No son? pocos los antitaurinos que se escudan en una moderna forma de dictadura y la falsa creencia de que es mejor persona quien rechaza la fiesta
La pena es que este nuevo ataque a la fiesta de los toros no haya obtenido respuesta ni de los taurinos ni de los aficionados. La culpa es, primero, del propio Rivera Ord¨®?ez, que har¨ªa bien en guardar silencio durante un tiempo para evitar cr¨ªticas innecesarias; y, despu¨¦s, del propio sector taurino, que considera que la batalla est¨¢ perdida y prefiere atrincherarse antes que responder con energ¨ªa.
Entonces, ?se ducha o no se ducha el matador de toros Francisco Rivera Ord¨®?ez? Seguro que s¨ª, pero que no olvide el torero que la mala pinta no tiene que ver, necesariamente, con el agua y el jab¨®n.
?Se duchan o no los antitaurinos? Pues, tambi¨¦n, pero que no se crean mejores ni m¨¢s ¨¦ticos porque no les gusten los toros. La calidad humana encierra muchos matices. Y no hay peor maltratador que un dictador; y no digamos si, adem¨¢s, desea la muerte a otro ser humano.
?Agua va¡!
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