¡®Viejo Calavera,¡¯ o como el tiempo se detiene adentro de una mina
La ¨®pera prima del boliviano Kiro Russo acapara la atenci¨®n en la competencia internacional del Bafici
La materia que m¨¢s conoce Kiro Russo (La Paz, 1984), sin duda, es la miner¨ªa. El joven director boliviano ya lo demostr¨® con su corto Juku, reconocido en Taiw¨¢n, Brasil, Portugal, M¨¦xico y Argentina, y lo confirma con su primer largometraje, que ha tenido su estreno mundial en el Bafici.
Viejo Calavera cuenta la historia de Elder Mamani, un joven minero de Bolivia que lleva una vida dividida entre dos actividades: su trabajo y el alcohol y que no tiene la aceptaci¨®n de nadie de su entorno, salvo su abuela, con quien fue a vivir luego de la muerte de su padre.
Ambos comparten una peque?a casa del poblado de Huanuni, en el departamento de Oruro. La c¨¢mara de Russo muestra la complejidad de construirse en el otro en una cultura condenada a la oscuridad y las enfermedades respitatorias y la imposibilidad del propio Elder para conocerse a s¨ª mismo. La cinta abri¨® la competencia internacional del festival de cine independiente de Buenos Aires con un gran ¨¦xito.
La c¨¢mara de Russo conduce al espectador por un laberinto de cielos cerrados, vientos, nieve y oscuridad. Camina junto a los personajes, venera a los mismos dioses improvisados por los habitantes de Huanuni, pero toma distancia una vez que la escena explota en dramas: muertes, borracheras interminables, intentos de homicidio y la decadencia de los trabajadores de la mina del cerro Posokoni, condenados por un ciclo continuado e irreversible de trabajo y consumo de alcohol que puede durar unos 45 a?os, lo mismo que la?esperanza de vida de los trabajadores mineros.
Elder, hijo de Juan y ahijado de Francisco -tambi¨¦n mineros- pierde el juicio y genera problemas entre el colectivo de trabajadores, que hasta juntan firmas para que lo echen. Todo sucede en el centro de la pantalla. Como si la pel¨ªcula se mirara a trav¨¦s de una cerradura. La oscuridad abraza toda la historia y la asfixia se proyecta al espectador, que no puede hacer m¨¢s que asistir con el ce?o fruncido, lamentando por esas vidas.
El director de 33 a?os, formado en la Universidad del Cine en Buenos Aires, hace una punci¨®n del cerro Posokoni llegando a lugares rec¨®nditos, cavernas con lagunas fr¨ªas que parecen equilibrar la presi¨®n sangu¨ªnea de estos j¨®venes ancianos que descansan nadando o conversando en medio de jornadas exhaustivas de trabajo.
En las fauces de la tierra, los ¨²nicos aliados son los cigarros, el alcohol fino y la hoja de coca. Los mineros se endurecen y solo sucumben al batir de las poleas, engranajes, cadenas y m¨¢quinas -editados como si se quisiera contar como suena una rave- y las explosiones de dinamita que hacen temblar los estrechos pasillos de la mina. Esos que muchas veces son recorridos por ni?os trabajadores, ya condenados a uno de los trabajos m¨¢s duros del mundo. En la oscuridad, el ¨²nico porvenir es el que se alcanza a ver gracias a la luz de las linternas montadas a los cascos.
La pel¨ªcula no tiene m¨²sica, pero es interesante el trabajo del sonido ambiente que acompa?a los di¨¢logos cerrados y cargados de dramatismo. El crepitar de las llamas, las m¨¢quinas operando y los carros que van y vienen por los rieles de la mina generan un trance fabril similar al de la electr¨®nica alemana.
Otro condimento sonoro que permanece a lo largo de la cinta es la presencia del agua ya sea en gotas que caen a las lagunas subterr¨¢neas de la mina, en una pava a punto de herir o en la lluvia que sirve de contexto l¨²gubre a la amarga historia de Elder y sus compa?eros.
Kiro Russo es director, productor y guionista y realiz¨® los cortometrajes Enterprisse (2010), Juku (2012) y Nueva Vida (2015), por los que gan¨® premios en importantes festivales, incluyendo el Festival de Locarno, Zinemaldia, IndieLisboa, Ficunam, el Festival Internacional de Documental Jihlava y el Festival Internacional de Kaohsiung.
Babelia
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