T¨¢vora, 45 a?os buscando la verdad sobre el escenario
El creador de la compa?¨ªa La Cuadra de Sevilla recibe el premio Max de Honor
Salvador T¨¢vora, padre de una caligraf¨ªa teatral propia enraizada en las tradiciones andaluzas pero alejada de los t¨®picos, siente que le han dejado solo. Que despu¨¦s de 45 a?os recorriendo los cinco continentes con 26 montajes, con los que ha acumulado premios, aplausos y cari?o, hay algunos que a¨²n no entienden su forma de hacer teatro. No entienden su escritura dram¨¢tica asentada en la tragedia del pueblo andaluz que ha llevado a escena utilizando su lenguaje: el flamenco. Sin embargo, esa tristeza se ha transformado en alegr¨ªa tras conocerse que recibir¨¢ el Max de Honor, un premio que organiza la Fundaci¨®n SGAE y que se entregar¨¢ el 5 de junio en el Palau de les Arts de Valencia por "ser una figura clave en la historia de las artes esc¨¦nicas".
¡°Conocer la noticia ha sido como una explosi¨®n de sentimientos escondidos en mi cabeza, enredados en los recuerdos. Recuerdos en los que los momentos dif¨ªciles se van quedando atr¨¢s y te empujan, te desaf¨ªan, para seguir conquistando escenarios, trozos de tu vida. Una vida que es la propia escena. Cuando el arte y la vida andan de la mano no se entiende una cosa sin la otra. Este premio llega a tiempo para, como el Quej¨ªo que hemos repuesto a los 45 a?os de su estreno, agarrarnos al compromiso que debe tener el arte¡±, ha dicho T¨¢vora.
Varias semanas antes, sentado en su sill¨®n verde, desde el que ha dirigido obras como Herramientas, Andaluc¨ªa amarga o Carmen, el creador de la compa?¨ªa La Cuadra, reflexiona y habla de sus proyectos en el escenario del Teatro Salvador T¨¢vora, un espacio abierto en 2007 en la barriada sevillana de El Cerro del ?guila que ahora solo tiene suyo el nombre. La Cuadra entr¨® en concurso de acreedores en febrero de 2014 por no poder hacer frente a la deuda que contrajo para construir el teatro, un proyecto impulsado por el Ayuntamiento de Sevilla que no ha tenido continuidad. Ahora, a sus 83 a?os, T¨¢vora, como los protagonistas de su primera obra, Quej¨ªo, siente que lo han dejado ¡°solo para tirar de las cuerdas¡±.
Lo que el silencio esconde
¡°El teatro no tiene nada m¨¢s que una historia, que es, ya desde los griegos, literaria y burguesa. El que yo no haya pertenecido a ninguno de esos sectores ha hecho que nunca me consideren uno de ellos. Mi teatro es fruto de mi experiencia vital que no tiene nada de literaria ni burguesa: del flamenco, de mi trabajo de obrero, del toreo, de la vida del barrio, de las asambleas de izquierda durante la dictadura... ese era mi mundo y cuando empec¨¦ lo hice a partir de esas ra¨ªces y por eso nunca he coincidido con eso que llaman teatro de creaci¨®n¡±, explica T¨¢vora en una nave del pol¨ªgono industrial Hytasa, a escasos metros de d¨®nde trabajaba como soldador a los 14 a?os.
¡°Nunca me he sentido un profesional del teatro, porque para m¨ª no es una profesi¨®n, sino un estilo de vida, mi vida¡±, asevera el director ahora inmerso en la m¨²sica de Mozart, en su di¨¢logo con el flamenco y, sobre todo, en el silencio. ¡°Quiero hacer una defensa del silencio desde el teatro, pero tambi¨¦n en la vida. Estamos en un momento en el que sobran las palabras y faltan los hechos¡±, revela pensativo T¨¢vora, empe?ado en descubrir la verdad que se esconde tras el silencio.
La Cuadra, codirigida por Salvador T¨¢vora y Lilyane Drillon, ha perdido su patrimonio pero sigue existiendo como compa?¨ªa y est¨¢ tan viva como siempre. El teatro, una corrala del siglo XXI como ellos lo llaman, lo lleva ahora una cooperativa sin ¨¢nimo de lucro formada por los trabajadores de la compa?¨ªa Cuadra, a excepci¨®n de Drillon y T¨¢vora, que paga un alquiler directamente a los administradores concursales. Adem¨¢s de las obras de La Cuadra, el espacio ¡ªcon 275 localidades¡ª programa a otras compa?¨ªas.
La reposici¨®n de Quej¨ªo, estrenada el 15 de febrero de 1972 en el Peque?o Teatro de la calle Magallanes de Madrid, es la primera de una lista en la que T¨¢vora quiere que est¨¦n Andaluc¨ªa amarga, Picasso, Identidades...
¡°El d¨ªa del reestreno cerraba los ojos y me parec¨ªa que no hab¨ªan pasado 45 a?os. Sent¨ªa la misma respuesta emotiva, solidaria y comprometida del p¨²blico que la obra tuvo entonces en Madrid, donde estuvimos un mes en el teatro del TEI [Teatro Experimental Independiente] y despu¨¦s en la Sorbona de Par¨ªs¡±, recuerda T¨¢vora, quien en esa ocasi¨®n era tambi¨¦n uno de los int¨¦rpretes. ¡°Fue tanta mi satisfacci¨®n al ver que la obra no hab¨ªa envejecido, que segu¨ªa siendo necesaria y actual, que me produjo tristeza¡±, reconoce el director quien conserva ¨ªntegras sus ganas de trabajar, pero tiene dificultades para caminar y siente que no le queda tiempo para hacer todo lo que quiere.
¡°La diferencia entre este Quej¨ªo y el de 1972 es que entonces nos pod¨ªan meter en la c¨¢rcel. Recuerdo que Salvador hizo un libreto diferente para el censor en el que escribi¨® que las cuerdas de las que tiraban los actores eran las de la guitarra y ese d¨ªa todos suavizaron las letras de los cantes, todo fue m¨¢s l¨ªrico. El hombre estaba sentando entre Pepe Monle¨®n y Jos¨¦ Carlos Plaza que lo distra¨ªan todo el tiempo, al final dijo que el espect¨¢culo le hab¨ªa gustado mucho y se lo iba a recomendar a su mujer que le encantaba el flamenco. Durante el mes que estuvimos en el TEI se acumularon las denuncias contra el espect¨¢culo por subversivo pero, por suerte, nos fuimos a Par¨ªs antes de que apareciera la polic¨ªa¡±, rememora Lilyane Drillon.
El nuevo Quej¨ªo, reestrenado en Sevilla y M¨¢laga, podr¨¢ verse tambi¨¦n en el Teatro Lliure de Barcelona en junio y en julio en la Feria de Teatro en el Sur, de Palma del R¨ªo (C¨®rdoba).
¡°El momento en que los tres jornaleros est¨¢n tirando de las cuerdas para tratar de mover del bid¨®n es m¨¢gico. Te cuenta que sin uni¨®n no se consigue nada y que el entendimiento es fundamental en todo lo que se pretende en la vida¡±, a?ade T¨¢vora, quien ha recibido, entre otros muchos galardones, la Medalla de Oro al M¨¦rito en las Bellas Artes (1985).
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