Pobre imagen de los novilleros ante una mansada de S¨¢nchez Herrero

Cuando a las nueve menos cuarto de la noche, Daniel Menes se dispon¨ªa a matar al sexto, en la plaza de Las Ventas quedaba la mitad del ya de por s¨ª escas¨ªsimo p¨²blico que hab¨ªa acudido a la plaza. Y lo raro es que a¨²n quedara alguien. Porque, entre la mansada que sali¨® por chiqueros y la actuaci¨®n de los toreros (cuadrillas incluidas), aguantar semejante espect¨¢culo se torn¨® en heroica tarea. Y eso sin contar lo desapacible de la tarde. El fr¨ªo, el viento y, por momentos, la lluvia crearon un g¨¦lido ambiente del que pareci¨® contagiarse una terna a la deriva.

La formaban Tulio Salguero, ?lvaro Garc¨ªa y Daniel Menes; un extreme?o y dos madrile?os que suspendieron, sin paliativos, la prueba de Madrid. Es verdad que lo que tuvieron delante fue la ant¨ªtesis del toro bravo; pero en la primera plaza del mundo no se puede estar tan mal. Ni un capotazo. Ni un muletazo. Ni un detalle para el recuerdo. Nada. Bueno, s¨ª: seis p¨¦simas lidias en las que las cuadrillas jugaron un papel protagonista. Porque, hay que ver, qu¨¦ mal se pic¨®, banderille¨® y breg¨®. Una actuaci¨®n desastrosa que convirti¨® en una aut¨¦ntica capea el ruedo de Las Ventas.

Pero como una mala tarde la tiene cualquiera, se puede llegar a perdonar el mal hacer de los que se vistieron de luces. Lo que resulta imperdonable es la falta de torer¨ªa y humildad. Muy poco de ambas virtudes demostr¨® Daniel Menes que, tras despachar al ¨²ltimo de un infame bajonazo, se dio una vuelta al ruedo por su cuenta entre las protestas de los pocos aficionados exigentes que quedaban en el tendido. Antes, con la muleta y ante un novillo manso y noble y que, al menos, meti¨® la cara por momentos, anduvo voluntarioso pero vulgar y despegado. Igual que frente al tercero, otro manso que se movi¨® sin clase ni entrega y que acab¨® rajado.

Silenciados en ambos turnos, a Tulio Salguero y a ?lvaro Garc¨ªa se les vio perdidos, mec¨¢nicos, sin alma. Frente a sendos lotes infumables por su mansedumbre y total ausencia de casta brava, los dos se fueron como llegaron. Bueno, peor, con una oportunidad menos. Qui¨¦n sabe -ojal¨¢ no sea as¨ª- si la ¨²ltima.