Las chicas son guerreras
Encuentro con la campeona del mundo de lucha medieval con espada, Galina Kohvakko
?Es verla y ponerte a recitar Ariosto. Verdadera materializaci¨®n de Bradamante, la doncella guerrera del Orlando furioso, la rusa Galina Kohvakko en armadura completa produce una impresi¨®n numinosa, por decirlo fino. Parece encarnar en su 24 fibrosos y rotundos a?os a todas las mujeres combatientes de la historia y las leyendas medievales, de Brunilda y Clorinda a Jeanne la Flamme y Juana de Arco, sin olvidar a la Valeria de Conan, y, yendo ya a los predios del padre Martin de Juego de tronos, a Brienne de Tarth y las salvajes doncellas guerreras de Bayasabhad, Shamyriana y Kayakayanaya que, es sabido, lucen aros de hierro en los pezones y rub¨ªes en las mejillas.
?vido de ¨¦pica, regres¨¦ el lunes a los campos de justa de la Monumental de Barcelona, donde por la ma?ana se desarrollaban m¨¢s combates de la Batalla de las Naciones, el mundial de luchas medievales, en la categor¨ªa femenina y modalidad de duelo de espada y escudo. A ver qu¨¦ tal se desenvolv¨ªan las chicas como guerreros.Cre¨ªa ya haberlo visto todo desde que el domingo observ¨¦ caer en el polvo como una torre al gigantesco combatiente franc¨¦s Sylvain, ese Amad¨ªs, provocando un silencio asombrado en el p¨²blico antes de que sus compa?eros reanudasen la pelea. Pero las f¨¦minas luchaban con igual h¨¢lito hom¨¦rico.
La representante espa?ola, Neus Ortiz, de sobreveste rojigualda, sali¨® de la liza maltrecha, arrastrando la espada y mascullando ¡°?ese maldito escudo, el puto escudo!¡±. La acababa de derrotar la representante de Polonia. La acompa?¨¦ mientras su preparador le quitaba el yelmo y le masajeaba el cuello en presencia de un monje y un colega del equipo masculino (tambi¨¦n del club Ferrum Canes de Mallorca) al que le hab¨ªan roto el d¨ªa antes la nariz en la modalidad de lucha 21 contra 21. ¡°Lo peor es la espera entre combates, los nervios¡±, me dijo Ortiz, que lleg¨® a este mundo art¨²rico tras ser escudera (como mandan los c¨¢nones); ¡°envidiaba a los chicos, decid¨ª probar y me encanta; siempre he sido lectora de fantas¨ªa medieval, y eso ha influido¡±.
¡°Perdona, pero ha de volver a combatir¡±, interrumpi¨® el preparador, V¨ªctor, rearm¨¢ndola. ¡°Y le espera una papeleta, la rusa¡±. Se?al¨®, y ah¨ª estaba Galina Kohvakko, con su abanderado. Una aparici¨®n. Yo creo que ha sido amor a primera vista: la encontr¨¦ maravillosa, enfundada en un peto rojo acolchado y revestida de su rutilante armadura, copia de una aut¨¦ntica, polaca, del siglo XIV. Llevaba el cabello pelirrojo recogido en una larga trenza y observaba el mundo con ojos de azor. Venci¨® a Ortiz cerni¨¦ndose sobre ella y golpe¨¢ndola una y otra vez (la forma de contar puntos), ligera cual mirmid¨®n.
Tras el preceptivo minuto y medio de combate y ser proclamada vencedora, fui hacia ella. Se quit¨® el yelmo, desembaraz¨® el escudo ¨Ccon un ¨¢guila sobre fondo blanco- y clav¨® en m¨ª sus ojos. Tragu¨¦ saliva. Ol¨ªa muy fuerte a sudor bajo la armadura refulgente. ¡°?El secreto? Mucho entreno, yo hago espec¨ªficamente cinco horas a la semana de esgrima, y pesas. Luego, en el combate, mantener la cabeza fr¨ªa, tener las ideas claras. Concentrarte en los movimientos del contrario, no dejarte arrastrar por las emociones (el cerebro protege m¨¢s que la armadura), ni el dolor. En un campeonato en Mosc¨² me rompieron dos dedos y no lo not¨¦ hasta acabar¡±. ?Diferencias de t¨¦cnica con los hombres? ¡°Alguna, las mujeres somos m¨¢s lentas, pero eso me conviene. Como rivales las hay tambi¨¦n de todos tipos, agresivas, racionales, t¨¢cticas¡±.
Galina, natural de Petrozavodsk, en Carelia, empez¨® a los 17 a?os, y ya lleva 8 en esto, en el club Tannenberg. ¡°La batalla medieval es un tipo de deporte de contacto, muy parecido a las artes marciales¡±.La entrena, h¨¦las!, su novio, Alexei.
La reclamaron para la final, con la campeona canadiense, una intimidante virago. Antes de entrar en liza, con el yelmo ya calado le espet¨¦ a Galina: ?caballero o princesa? Me lanz¨® una mirada desafiante y fue a por su rival. Durante el combate resbal¨® y cay¨® (3 puntos) pero se sobrepuso y venci¨®. Medalla de oro. Sali¨® en triunfo, sosteniendo la espada partida en dos. Vino hacia m¨ª, se quit¨® el casco y me sonri¨®: ¡°Prefiero ser princesa¡±.
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