¡®Silicon Valley¡¯ mejora nuestro mundo
La cuarta temporada mantiene los di¨¢logos brillantes, los personajes bien construidos y el humor fino
Silicon Valley, el lugar, no la serie, suena siempre a o¨ªdos de los que no sabemos bien c¨®mo es aquello como un lugar paradis¨ªaco donde grandes empresas tecnol¨®gicas hacen magia, y mucho negocio, para que nuestra vida sea m¨¢s c¨®moda, m¨¢s feliz y m¨¢s vigilada. All¨ª tienen su sede empresas como Apple, Facebook, Netflix o Twitter, por citar algunas de las m¨¢s conocidas. Pero es tambi¨¦n un lugar para el fracaso, el oportunismo y los caraduras. Y as¨ª se muestra, tanto lo bueno como lo malo, en la estupenda y reci¨¦n estrenada cuarta temporada de la serie de HBO (en Espa?a se ve en esta plataforma y en Movistar Series) llamada como el sitio.
El creador de la serie, Mike Judge (creador de hitos televisivos como Beavis y Butt-Head o El rey de la colina) defiende siempre a su criatura como "un buen reflejo de lo que se cuece all¨ª". Y eso da bastante miedo al ver a esta pandilla de programadores y empresarios manejar las cantidades de dinero que manejan y las ideas que tienen para hacer un futuro mejor. En el caso de algunos, un futuro mejor en su bolsillo. Judge y sus guionistas manejan con habilidad el guion de esta comedia que en su cuarta entrega muestra a los protagonistas ante nuevos retos. Y siempre tiene historias que contar, no son solo una sucesi¨®n de chistes y situaciones c¨®micas.
Richard Hendricks (Tomas Middleditch, tan magn¨ªfico como en las tres entregas anteriores) decide irse de su propia empresa para pensar en nuevos y ambiciosos proyectos. El panorama que deja detr¨¢s, pero que no abandona nunca en verdad, con sus excompa?eros es hilarante. Ojo a ese segundo episodio con Dinesh de jefazo y las complicaciones por el consentimiento parental en Internet. Y al pobre Jared, que no quiere dejar de lado a su antiguo jefe, pero con el que para no hablar de trabajo se fuerza a s¨ª mismo a una conversaci¨®n trivial e insulsa sobre la portada de los ba?adores del Sports Ilustrated. La cuarta temporada mantiene los di¨¢logos brillantes, los personajes bien construidos y el humor fino (hasta que necesita no serlo).
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