Manuel Vicent lleva el Mediterr¨¢neo a Cibeles

¡°Uno descubre las cosas cuando las pierde¡±, sostiene Manuel Vicent. ?l descubri¨® el Medit¨¦rraneo cuando cambi¨® el Levante por Madrid y desde una mesa del Caf¨¦ Gij¨®n se imaginaba las olas rompiendo contra la estatua de Cibeles. El escritor record¨® aquellas imaginaciones suyas durante la presentaci¨®n de su nueva novela, ¡®La regata¡¯ (Alfaguara), en el Espacio Bertelsmann durante un acto que abri¨® Emma Su¨¢rez leyendo fragmentos del libro. Cuando la actriz termin¨® de recrear un aperitivo lleno de viejos corruptos y j¨®venes por corromper, Vicent se lanz¨® a charlar con la periodista Montserrat Dom¨ªnguez.

¡°El mar humilla a los fatuos y da a la gente sencilla la oportunidad de ser h¨¦roes¡±, advirti¨® el novelista, que avis¨® tambi¨¦n: enfrentarse literariamente al mar es un problema serio. ¡°Est¨¢ lleno de marineros y dioses naufragados, pero sobre todo de poetas naufragados¡±. Homero lo tuvo m¨¢s f¨¢cil. ¡°Si lees la ¡®Il¨ªada¡¯ como una cr¨®nica de guerra ¨Cla de Troya- te das cuenta de que hay palabras que nunca antes hab¨ªan estado juntas. Por eso puede hablar del mar color de vino, es decir, de sangre¡±. Tambi¨¦n la muerte de los que intentan alcanzar Europa desde ?frica est¨¢ presente en ¡®La regata¡¯ al lado de la ¡®dolce vita¡¯ de los que buscan un lugar virgen para levantar apartamentos: ¡°El Mediterr¨¢neo no es ni siquiera una empresa tur¨ªstica, es una empresa constructora¡±. Tuvo, eso s¨ª, un minuto de optimismo: ¡°Los j¨®venes que bailan reggaeton en las discotecas mientras las barcas salen a pescar de madrugada son la verdadera alianza de civilizaciones¡±.

¡®La regata¡¯ es la primera novela de Vicent tras el ¡°retablo ib¨¦rico¡±, su tr¨ªptico sobre la Transici¨®n. Dom¨ªnguez le pregunt¨® si pensaba volver literariamente a esa ¨¦poca y el escritor dijo que no. Luego a?adi¨®: ¡°La Transici¨®n se habr¨¢ acabado cuando saquen a Franco del Valle de los Ca¨ªdos. Y lo tiene que hacer la derecha. Esa tumba, esa l¨¢pida es un icono radioactivo. Cuando quiten ese tap¨®n el pa¨ªs empezar¨¢ a relajarse¡±.