El cineasta de la memoria hist¨®rica
El camboyano Rithy Panh, candidato al Oscar con 'La imagen perdida', sigue indagando en el terror de los jemeres rojos y recibe una homenaje en DocumentaMadrid
A sus 53 a?os, 38 a?os de a?os vividos en el exilio en Francia, el camboyano Rithy Panh sigue recordando el genocidio que sufri¨® de cr¨ªo, cuando el r¨¦gimen de Pol Pot (1975-1979) masacr¨® a casi dos millones de compatriotas. Uno de cada tres habitantes de su pa¨ªs. Con 13 a?os, vio morir de hambre a toda su familia antes de lograr aterrizar en Par¨ªs en septiembre de 1979. "Yo no estaba destinado a hacer cine. En mi familia ni siquiera sab¨ªamos que era un oficio. Pero ocurri¨® la masacre, yo no lograba encontrar las palabras adecuadas y en cambio s¨ª quer¨ªa comprender y hacer comprender la naturaleza de tama?os cr¨ªmenes. Un profesor me entreg¨® una c¨¢mara para un ejercicio y as¨ª empec¨¦", apunta.
Su obra siempre ha girado alrededor de su pa¨ªs y de las secuelas del pasado. Empez¨® a filmar en 1989, aunque hasta 2003 con S-21, la m¨¢quina de matar de los jemeres rojos, que buscaba las causas de aquella masacre, no logr¨® relevancia internacional. En La imagen perdida -candidata al Oscar a mejor pel¨ªcula de habla extranjera en 2013- us¨® mu?ecos de artesan¨ªa en arcilla e im¨¢genes de archivo para mostrar las atrocidades, mientras que su libro La eliminaci¨®n (Anagrama) honraba a las v¨ªctimas. Ahora DocumentaMadrid le dedica una retrospectiva en la que pueden verse sus dos nuevos trabajos: Exil, filme que supera los l¨ªmites entre realidad y ficci¨®n para ahondar de forma po¨¦tica en su propio dolor, y La France est Notre Patrie, documental con im¨¢genes hist¨®ricas filmadas por los franceses durante la ¨¦poca colonial. "En realidad, es como si estuviera realizando una cronolog¨ªa de mi historia. Yo no eleg¨ª mi tema, sino que se impuso a m¨ª. Se puede vivir y morir sin hablar de un tema. O debes hacerlo, si es una necesidad vital. Y a m¨ª me ocurre con los jemeres rojos. O lo hago o me muero. Y a m¨ª me gusta vivir".
Panh niega que vomite im¨¢genes del genocidio: "He hecho otra cosas, pero es que el tema me posee. No es un v¨®mito, es un dolor que intento gestionar. No soy el ¨²nico. Otros artistas, como Fernando Pessoa, han dedicado su obra al absurdo de vivir. Mi historia, la de un pueblo, no es solo ¨²til para m¨ª sino para todo el mundo, para gente que haya sufrido injusticias parecidas. No hay muchas pel¨ªculas sobre Camboya, por lo mismo que no hay pel¨ªculas sobre el periodo de Franco en Espa?a y los muertos siguen sin nombre en fosas comunes. Y tenemos que hacerlas porque sin pedagog¨ªa, se repiten los cr¨ªmenes". Y pone como ejemplo que tras el Holocausto, que ha "estudiado mucho", llegaron, en menos de 50 a?os, genocidios en su pa¨ªs, en Camer¨²n, Ruanda o Bosnia: "Son muchos cr¨ªmenes para tan poco tiempo".
El cineasta decide llevar la conversaci¨®n hacia Espa?a. "Que haya a¨²n calles con nombres franquistas creo que es el resultado de un d¨¦ficit de trabajo sobre la memoria, que tiene que hacerse de forma colectiva para que las siguientes generaciones pasen p¨¢gina. No se puede impedir al juez Garz¨®n abrir fosas, examinar lo que hay ah¨ª. ?Por qu¨¦ olvidamos a esa gente? Es necesario poner nombre y justa sepultura a cada uno de los muertos".
Y esos genocidios vienen de aquellos colonialismos. "En?La France est Notre Patrie muestro a camboyanos filmados desnudos por los franceses. ?Eso es normal? ?O es que se hac¨ªa en pantalla eso para sustituir los zoos humanos de africanos desnudos que se hab¨ªan montado d¨¦cadas antes en Europa? Es una mirada colonialista violenta que elimina la dignidad de esos seres. En cambio, en Exil he buscado lo que me une con v¨ªctimas colombianas, argentinas, rusas de cualquier parte a trav¨¦s de la poes¨ªa y el pensamiento, armas de resistencia".
De aquel 13 de septiembre de 1979, en el que un adolescente Rithy Panh aterriza en el aeropuerto parisiense de Roissy, quedan algunos recuerdos: "Me acuerdo del fr¨ªo. De las habitaciones peque?as y las ventanas siempre cerradas. No se confunda, en Francia me siento querido, sus valores son mis valores, se cree en los derechos humanos. Es m¨¢s, he hecho toda mi obra en franc¨¦s. La globalizaci¨®n econ¨®mica no ha ayudado mucho, porque cada vez aumenta m¨¢s el desequilibrio entre ricos y pobres y vivimos un momento de crisis. Pero si creemos en la civilizaci¨®n tenemos que movilizarnos".
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