¡°Espa?a es el pa¨ªs m¨¢s tolerante con la homosexualidad¡±

A los 15 a?os, Luis Alegre Zahonero (Madrid, 1977) ya ten¨ªa muy claro que era de izquierdas y homosexual, tanto que se matricul¨® en un curso de marxismo por correspondencia ¨C¡°esas cosas locas que haces a esa edad¡±-- y planific¨® su salida del armario para cuando entrara en la universidad. ¡°Con frecuencia¡±, explica sentado en una terraza frente al museo Reina Sof¨ªa, ¡°lo que resulta m¨¢s dif¨ªcil no es el hecho de declarar que eres homosexual, sino de no haberlo comentado antes con la gente de tu confianza. Por eso, decid¨ª que ser¨ªa m¨¢s f¨¢cil declararme abiertamente gay al llegar a la universidad, en un ambiente amigable y con gente desconocida¡±. El caso es que con 17 a?os, al final del curso de marxismo por correspondencia, asisti¨® a una charla del profesor Carlos Fern¨¢ndez Liria y descart¨® su idea original de matricularse en Pol¨ªticas: ¡°Me fascin¨® tanto la conferencia que decid¨ª estudiar lo que ense?ara ese se?or y donde lo ense?ara¡±. O sea, Filosof¨ªa en la Complutense.

Una cosa fue llevando a la otra ¨C¡°no sabr¨ªa decir c¨®mo se trenzan esos distintos hilos que se van tejiendo en paralelo¡±¡ªy Luis Alegre, ya como profesor de Filosof¨ªa, termin¨® fundando Podemos ¨Cjunto a Pablo Iglesias, ??igo Errej¨®n, Carolina Bescansa¡­--, abandonando la direcci¨®n del partido durante las trifulcas previas al congreso de Vistalegre 2 y escribiendo un libro, Elogio de la homosexualidad (Arpa editores), en el que, con iron¨ªa, mordacidad e incluso provocaci¨®n hacia ¡°los guardianes de las esencias¡±, trata de explicar por qu¨¦ ¡°la edad dorada de la heterosexualidad est¨¢ tocando a su fin¡± y por qu¨¦ es un motivo de celebraci¨®n general. Hay una frase en el libro que funciona como una columna vertebral: ¡°No es necesario recorrer los caminos abiertos para ser todos m¨¢s libres¡±. Luis Alegre la explica: ¡°Basta imaginarse un pueblo peque?o en el que una mujer decide divorciarse o llevar una vida m¨¢s libre. Solo ese gesto de una mujer valiente provoca que todo el valle o la comarca tenga noticia de su libertad. La primera mujer que se divorci¨® o la primera chica que decidi¨® tener una vida sexual desenfadada tuvo que desbrozar una selva llena de maleza sin m¨¢s ayuda que las propias fuerzas, pero ese camino qued¨® ya abierto para todas, lo quisieran recorrer o no¡±. Y de la misma manera, sostiene en el libro, ¡°la existencia de homosexuales en las zonas rurales es un soplo de aire fresco, un modo de oxigenar esos terrones humanos que muchas veces son los pueblos¡±. Y a?ade: ¡°En alg¨²n momento se reconocer¨¢ nuestra contribuci¨®n heroica a la libertad de los pueblos¡±.

Hay un cap¨ªtulo del libro del que Luis Alegre se siente especialmente satisfecho. Se titula Heraldos de un mundo mejor y sostiene que el modo de entender la comunidad de los homosexuales proporciona pautas para mejorar la convivencia, desde el ¨¢mbito familiar al general. El profesor de Filosof¨ªa asegura que ¡°la homosexualidad suele ayudar a sanear las relaciones familiares, porque obliga a descartar los archivos que cada uno tiene preinstalado ¨Csuegro, nuera, yerno, cu?ado¡ªy a establecer relaciones m¨¢s adultas con los padres¡±. Otra de las teor¨ªas m¨¢s curiosas es la que sostiene que los homosexuales son m¨¢s tolerantes: ¡°Odiamos menos y odiamos mejor. El argumento que intento sostener es que odiamos de una forma m¨¢s civilizada porque respetamos el principio de imputabilidad individual. Es decir, reprochamos a los individuos lo que los individuos hacen. Lo que dice el obispo Ca?izares se lo reprochamos al obispo Ca?izares, ni siquiera a la jerarqu¨ªa de a Iglesia ni mucho menos a todos los cat¨®licos. Y prueba de ello es que cuando el Papa dice cosas distintas y muestra respeto por los gais [¡°si una persona es gay, qui¨¦n soy yo para juzgarlo¡±], nosotros lo celebramos".

En esa l¨ªnea, Alegre argumenta en su ensayo que la homosexualidad puede funcionar como una vacuna contra los nacionalismos, o m¨¢s exactamente contra ¡°las construcciones identitarias de car¨¢cter excluyente¡±. Ha detectado tambi¨¦n el profesor de Filosof¨ªa una falta general de resentimiento y de venganza en una comunidad que ha sido ¡°perseguida, encarcelada, amenazada, lanzada al pil¨®n¡­¡±. De hecho, asegura que, pese a los 40 a?os de dictadura, ¡°Espa?a es el pa¨ªs del mundo m¨¢s tolerante con la homosexualidad¡±. Aunque admite que no tiene una explicaci¨®n muy fundamentada, puede deberse a que en paralelo a las dos Espa?as ¨C¡°una dominada por la Iglesia cat¨®lica y otra reacia a las moralinas y los prejuicios¡±--, ¡°existe en el pueblo espa?ol un car¨¢cter liberal muy profundo que recorre la historia y que aparece en momentos como las Cortes de C¨¢diz¡±.