Toni Servillo: ¡°Cada vez que empiezo a actuar me siento inadecuado¡±
El actor italiano interpreta a un monje en 'Las confesiones', que se estrena hoy
Nada de magia, ni mucho menos s¨¦ptimo arte. En algunas aldeas de la Campania italiana, el hechizo del cine no colaba. Lo bautizaron, m¨¢s bien, como ¡°umbruglio entre¡¯o lenzuolo¡±. Es decir, un enga?o sobre una s¨¢bana. Por esas tierras naci¨® Toni Servillo (Afragola, 1959), quien relata la an¨¦cdota; aunque el celebrado actor, claro, no la comparte. Pero lo cierto es que la definici¨®n de los aldeanos s¨ª podr¨ªa adaptarse a su ¨²ltima pel¨ªcula. Porque casi todos los personajes esconden misterios o segundos fines. Normal, pensar¨¢n los m¨¢s esc¨¦pticos: el filme relata los entresijos de un fin de semana de reuniones entre ministros de Econom¨ªa del G-8. Un encuentro, eso s¨ª, peculiar, ya que suma tres invitados ajenos a la pol¨ªtica: una escritora, un m¨²sico y el monje al que interpreta Servillo. Por el t¨ªtulo del filme, que se estrena hoy en Espa?a, queda claro qui¨¦n acaba siendo el eje de la cita: Las confesiones.
Justo la primera charla ¨ªntima enciende la chispa narrativa: tras desvelar sus secretos al religioso, el director del Fondo Monetario Internacional es encontrado muerto. Todo apunta a un suicidio. Pero a las dudas sobre el desenlace se suman las de los ministros: ?hay que contarle la verdad a la opini¨®n p¨²blica? Y, sobre todo, ?qu¨¦ hacer con esos recortes draconianos que iban a aprobar? ¡°Suelo escoger los guiones seg¨²n su calidad literaria y para afrontar un reto junto con el director [Roberto And¨®, en Las confesiones]. Nunca he hecho una pel¨ªcula con actitud absolutamente mercenaria¡±, asevera Servillo. En este caso, le ayud¨® el libro Sulle strade del silenzio, un viaje del periodista Giorgio Boatti por los monasterios de Italia, sus habitantes y sus vidas antes de tomar los votos.
Servillo, en cambio, se consagr¨® a la actuaci¨®n. Precisamente otro religioso, un sacerdote profesor de Psicolog¨ªa, le anim¨® a dar el paso definitivo. El actor trataba de compaginar los estudios con los escenarios. Pero los ensayos nocturnos no ayudan a preparar un examen para el d¨ªa siguiente. El profesor le not¨® cansado y le recomend¨® que apostara por la interpretaci¨®n. El joven Servillo le hizo caso. Y construy¨® una carrera que, entre teatro y cine, le ha cosechado premios y aplausos. Muchos le consideran el mejor int¨¦rprete italiano actual y hay incluso quien le coloca en la senda de Mastroianni, Volont¨¨ o Gassman. Para ¨¦l es ¡°halag¨¹e?o, aunque embarazoso¡±. Pero quiz¨¢s otra an¨¦cdota aclare m¨¢s: cuando Cate Blanchett se encontr¨® con Servillo en la gala de los Oscar de 2014 le hizo una reverencia.
La int¨¦rprete reconoc¨ªa as¨ª el trabajo del italiano en la piel de Jep Gambardella, protagonista de La gran belleza, el filme que dio el Oscar al director Paolo Sorrentino. ¡°Es un escritor fenomenal y un trabajador incansable, que llega al rodaje con todas las secuencias en la cabeza, de la primera a la ¨²ltima¡±, homenajea Servillo a su cineasta fetiche. Con ¨¦l se estren¨® ante la c¨¢mara, cuando ya ten¨ªa 40 a?os y veteran¨ªa en las tablas ¡ª¡°debutar con esa edad me alej¨® de ciertas quimeras superficiales del ¨¦xito cinematogr¨¢fico visto de manera est¨¦ril¡±¡ª. Para ¨¦l ha sido el exprimer ministro Andreotti en El divo, o el testaferro de la mafia Titta Di Girolamo en Las consecuencias del amor. Juntos han rodado cuatro filme y el quinto ya est¨¢ de camino: Servillo ser¨¢ Silvio Berlusconi en el biopic Loro (Ellos). ?Qu¨¦ se siente al interpretar al personaje m¨¢s controvertido de la Italia reciente? ¡°No lo s¨¦. Aun no lo he hecho¡±.
Las respuestas de Servillo a veces resultan bruscas. Tambi¨¦n ponderadas, y embellecidas por un lenguaje elevado. A saber si de ah¨ª procede la fama de esnob y antip¨¢tico que algunos le achacan en su pa¨ªs. No ayud¨®, desde luego, aquella ocasi¨®n en la que mand¨® a paseo a una redactora que le solt¨® una pregunta cr¨ªtica. Aunque en otros momentos el int¨¦rprete responde con todo un ba?o de humildad: ¡°Me siento inadecuado cada vez que empiezo a actuar. Siempre tengo miedo. Aunque quiz¨¢s justo ah¨ª est¨¦ el vector para hacer un buen trabajo. Si se cree que se tiene todo bajo control, se empieza con mal pie¡±.
¡°Creo que un actor puede iluminar la calidad de un filme, como un director de fotograf¨ªa. Lo hace con su personalidad, su car¨¢cter, su interpretaci¨®n. Pero una pel¨ªcula siempre es al fin y al cabo la creaci¨®n de un cineasta¡±, agrega Servillo. Y por m¨¢s que en teatro s¨ª haya dirigido alguna obra, admite que en el cine ni se lo plantea. Lo suyo es ¡°la acci¨®n¡±, la actuaci¨®n, ya sea en las tablas ¡ªvolver¨¢ a Espa?a para el Festival de Oto?o¡ª o en un rodaje: ¡°Siempre he entendido ambos sectores como vasos comunicantes¡±. Aunque hay una diferencia: ¡°El teatro dona, porque con 150 repeticiones el actor se pone en la condici¨®n de ofrecerse y oficiar un rito. El cine roba, ya que hay que ponerse a disposici¨®n de la c¨¢mara para que el director atrape algo que luego se reproduzca en la pantalla¡±. Para que salga, por lo menos, algo m¨¢s que un enga?o sobre una s¨¢bana.
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