Alagna y Kurzak: contra el fr¨ªo en Formentor
La pareja de cantantes ofrecen un recital en Mallorca al aire libre y demuestran su profesionalidad contra los elementos
Un fr¨ªo como el que Roberto Alagna y Aleksandra Kurzak sufrieron el jueves por la noche en Formentor, s¨®lo puede verse aliviado por el calor que debieron sentir poco despu¨¦s al ver su cuenta corriente. La pareja de cantantes afront¨® en el Formentor Sunset Classics una cruda prueba t¨¦rmica. No s¨®lo por la temperatura ambiental y el viento que golpeaba el escenario, sino porque la frialdad del evento y de la reacci¨®n de un p¨²blico que acab¨® con mantas, se las tra¨ªa.
Los apenas 14 grados nublados que marc¨® el term¨®metro fueron cuesti¨®n de mala suerte. Pero lo que rode¨® la actuaci¨®n, no. ?Pantallas de video y potentes micr¨®fonos para un p¨²blico que dif¨ªcilmente superaba las 300 personas en un recital con piano? Esa distancia artificial no hay tenor ni soprano que la superen. Todo son obst¨¢culos en esas circunstancias. Y aun as¨ª, en varios momentos, tanto Alagna como Kurzak, lo lograron.
La distancia que separaba la entrada desde el hotel Formentor al espacio del recital era la que med¨ªa una copa de cava. Te la ibas bebiendo a lo largo del jard¨ªn y ya, junto a las localidades, te ofrec¨ªan un fular con el que afrontar el previsible rev¨¦s meteorol¨®gico. El Formentor Sunset Classics es un festival dirigido a un p¨²blico de posibles, capaz de pagar entre 200 y 1.000 euros por un asiento, caso de esta ocasi¨®n, sin la m¨ªnima intenci¨®n de abordar alguna propuesta art¨ªstica ambiciosa, m¨¢s all¨¢ de pasar el rato junto a algunos cracks de la m¨²sica.
Por la bell¨ªsima y serena bah¨ªa de Pollen?a han pasado en otras ediciones anteriores, entre otros, el pianista Lang Lang, el bar¨ªtono Thomas Hampson, estrellas como Daniel Barenboim o ahora Alagna y la Kurzak junto a Jeff Cohen, de acompa?ante al piano. Afrontaron un recital de tr¨¢mite, engrandecido s¨®lo porque el fastidio de los elementos puso a prueba su profesionalidad. Comenzaron haciendo el d¨²o de La Traviata ¡®O qual pallor¡¯ y de ah¨ª repasaron los fuertes de su repertorio: Verdi, el Donizetti de L¡¯elisir d¡¯amore, el Puccini de Turandot, el Bizet de Carmen y el Cilea de Adriana de Lecouvreur y L¡¯arlesiana, junto a guindas como el Eugene Onegin de Chaikovski y varias canciones populares que variaron entre el bolero y la copla.
El elemento natural de parte de la climatolog¨ªa result¨® inevitable. Lo artificial de una propuesta m¨¢s que distante, aun puede mejorarse"
Los fulares extra obsequio de la organizaci¨®n se quedaron cortos para paliar el fr¨ªo de la primera parte. As¨ª que para la segunda, llegaron mantas. A esos precios, no abandon¨® el frigor¨ªfico ni un alma. Alagna pod¨ªa resistir la situaci¨®n mejor con frac, pero Kurzak, pese a haberse formado en el conservatorio de la fr¨ªa llanura de Wroslaw (Polonia), redobl¨® su m¨¦rito mientras cantaba las piezas con un chal que apenas aliviaba aquella ligereza de sus modelos de gala. Sin embargo, fue capaz de transmitir calor y emoci¨®n en el aria ¡®Meine Lippen¡¯, de la ¨®pera Giuditta, obra de Franz Leh¨¢r. As¨ª como se las arregl¨® para dotar de sencillez esencial ¡®Oh mio babbino caro¡¯, de Gianni Schichi (Puccini), no prevista en el programa.
Alagna no fue menos. C¨®modo con su esposa en el escenario, aunque preocupado por no dejar que se congelara, demostr¨® junto a Kurzak complicidad vocal en La traviata y Carmen, adem¨¢s de sabia c¨®mica en L¡¯elisir d¡¯amore, aferrado a una botella de co?ac. Vive un momento dulce. Se forj¨® en cabarets de Par¨ªs junto a algunas plazas como m¨²sico callejero. Esa autodidacta pasi¨®n primeriza por el nomadismo le proporciona cualidades camale¨®nicas m¨¢s que suficientes para adaptarse a cada situaci¨®n.
Resulta cre¨ªble metido en la piel de un gal¨¢n que domina el melodrama y la tragedia en papeles como el Alfredo de La traviata o el don Jos¨¦ de Carmen, con igual soltura que se enfunda su traje bufo para Donizetti, adopta su lado truhan de cantante de boleros o ese punto castizo que necesita el Agust¨ªn Lara de Granada. Todo en su sitio: con una dicci¨®n y fraseo cristalino, tanto en italiano, como en franc¨¦s o en espa?ol y, suponemos ¨Cimposible calibrarlo para quien no domina el idioma- que tambi¨¦n en ruso.
El de este jueves ha sido el recital m¨¢s duro de la corta historia de Formentor Sunset Classics. Un tinglado que poco aporta a las ofertas de variados, poderosos y diferentes festivales que se reparten por Espa?a, m¨¢s all¨¢ de darse un lujo al borde del Mediterr¨¢neo. Pese a todo, la situaci¨®n destap¨® la mejor muestra de profesionalidad de dos artistas, obligados a vencer contra la frialdad de los elementos. El natural de parte de la climatolog¨ªa resulta inevitable. Lo artificial de una propuesta m¨¢s que distante, a¨²n puede mejorarse. Mucho.
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