Cara y cruz

Del "Espa?a es diferente" en los tiempos de Fraga, al "Espa?a es paradoja" en los de Rajoy. La programaci¨®n de las cadenas generalistas es, probablemente, uno de los mejores datos para conocer los gustos populares, es decir, el estado de la ciudadan¨ªa. Pues bien, en la Espa?a de ahora mismo destacan dos grandes bloques tem¨¢ticos televisivos: todo lo relacionado con la comida (concursos y clases) y todo lo relacionado con el hambre (Supervivientes y La isla).

MasterChef, Top Chef, Karlos Argui?ano, los Torres... ya no hay cadena que no tenga un programa de pucheros. ?Caracter¨ªsticas?: los concursos tienen unos jurados que, al parecer, deben ser muy serios. En eso se parecen a los inspectores de las docenas de CSI que campan por las pantallas. Les unen tambi¨¦n unos supermercados gratuitos que bordean la obscenidad. Es un alarde de abundancia al que s¨®lo se les rebaja la euforia con algunos planos de los saqueados supermercados venezolanos en los informativos de turno.

El contrapunto son esos concursos de supervivencia isle?a en los que los gritos dejan paso a la hambruna. Las corralas tertulianas se instalan en el Caribe y la condici¨®n humana demuestra lo que ya dijo Tolstoi: "Antes de dar al pueblo sacerdotes, soldados y maestros, ser¨ªa oportuno saber si no se est¨¢ muriendo de hambre". Es una cuesti¨®n de prioridades y los supervivientes lo tienen claro: el ansiado chulet¨®n est¨¢ antes que la salvaci¨®n de las almas, de la patria o de la ignorancia. Los espectadores por su parte, priman con importantes audiencias estos espect¨¢culos. Reconforta la contemplaci¨®n de la miseria ajena aunque sea en un concurso en el que algunas de sus participantes cobran por encima de los 20.000 euros semanales mientras adelgazan.

M¨¢s paradojas: las previsiones de crecimiento econ¨®mico rondan el 3%. Los salarios, el 1% y las pensiones, el 0,25%. No se ha calculado a¨²n el porcentaje de los golfos de guante blanco. En resumen: los aut¨¦nticos supervivientes somos nosotros.