Descordar
Contra todo lo discordante, Juan Bautista vino a Madrid como debe de hacerlo un Primer Espada: concentrado con torer¨ªa en cada ¨¢pice de sus pasos
Hubo un ayer en que los viejos mozos de espadas ped¨ªan a gritos desde el callej¨®n que su torero aplicase doblones o un trincherazo que le quebrara la espina al toro inc¨®modo, ¨¦se que calamochea y sale prob¨®n, siempre buscando la cornada m¨¢s que propinar la embestida noble. Lo que quiz¨¢ nunca se hab¨ªa visto es que un torero descorde a un animal por el solo hecho de pegarle un card¨ªaco pase cambiado por la espalda. As¨ª pas¨® con ¡°Hoacino¡± de Nu?ez del Cuvillo que se descord¨® en el el¨¦ctrico inicio de faena con la que el joven Roca Rey tuvo que confirmar lo caro que cobran las orejas en Madrid: siendo sacado el a?o pasado en hombros, hoy se le criticaba hasta el milim¨¦trico empe?o que siempre pone en los quites, las tandas de pases a sus dos toros y ese descordado sexto que rima con el incordio constante del solitario inconforme, necio n¨¢ufrago de la andanada an¨®nima que palmotea su constante inquina y tambi¨¦n el incordio ya acostumbrado del Tendido 7, con un arsenal ya predispuesto para el discordio: mantas, pa?uelos verdes, la sincronizaci¨®n de sus aplausos de protesta y la sinton¨ªa en el coro griego cada vez que se pica un toro o cada vez que les parece falta de trap¨ªo lo que en realidad aprecian mal y de lejos.
Contra todo lo discordante, Juan Bautista vino a Madrid como debe de hacerlo un Primer Espada: concentrado con torer¨ªa en cada ¨¢pice de sus pasos sobre la arena y en particular, en la faena al tercero de nombre ¡°Relatero¡±, un colorado chorreado no tan bello como el salinero que abri¨® plaza, fue un ejemplo de concentraci¨®n, pues all¨ª d¨®nde toda la plaza se predispone a quejarse, a criticar la ubicaci¨®n exacta de las zapatillas en la escuadra del cite e incluso, pedir a la carta que el Matador realice la estocada en la suerte de recibir, Juan Bautista demostr¨® que hace lo que sabe hacer y lo hace bien. A?ado un hermoso quite por Crinolinas que nadie sabe nombrar y que confunden con estulticia, y concluyo que este torero est¨¢ para quedarse y subir como espuma.
P¨¢rrafo aparte, Talavante. La faena a su primer toro de nombre ¡°Trist¨®n¡± y los altos vuelos de su trasteo a ¡°Nenito¡± resumen una tarde de altos vuelos, con tandas por la derecha y naturales desmayados de intensa y distinguida calidad. La seriedad con la que torea y el desparpajo con el que ha mirado al tendido (hoy y el otro d¨ªa), m¨¢s el inmenso m¨¦rito de irse por su propio pie a la enfermer¨ªa, una vez que recibe la merecida oreja del ¡°Nenito¡± de 538 kilos de Cuvillo que lo corne¨® y que tuvo recorrido y que en general coincidi¨® con sus hermanos de hierro en una muestra de bravura boyante, de recorridos largos y recargados en los petos¡ y sin embargo, todo lo que escriba yo aqu¨ª no coincidir¨¢ con la opini¨®n del respetable ni los desahogos de los profesionales de la cr¨ªtica simplemente porque hubo un instante en la tarde en que por la dureza del ruedo (y de la plaza) y el cambio violento del viaje (en la embestida y en los enga?os) hace que todos terminemos descordados.
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