La mala estrella y un golpe de picard¨ªa
Francisco J. Espada sufri¨® un traumatismo craneoencef¨¢lico y Adame cort¨® una oreja al entrar a matar sin muleta
El Torero/Adame, Espada, Mar¨ªn
Toros de El Torero, justos de presentaci¨®n, mansos, blandos -inv¨¢lido el tercero- y muy descastados y sosos.
Joselito Adame: pinchazo y estocada (silencio); estocada -aviso- y un descabello (silencio); estocada (oreja).
Francisco J. Espada, que confirm¨® la alternativa: -aviso- pinchazo, estocada baja, y result¨® cogido. Acab¨® con el toro Adame tras un descabello -segundo aviso- y el animal se echa (ovaci¨®n para el herido).
Gin¨¦s Mar¨ªn: pinchazo, pinchazo hondo y cinco descabellos (silencio); media y un descabello (silencio).
Partes m¨¦dicos: Espada sufri¨® un traumatismo craneoencef¨¢lico con p¨¦rdida de conciencia durante cinco minutos, y traumatismo facial pendiente de estudio radiol¨®gico. Pron¨®stico reservado.
Adame sufri¨® una contusi¨®n en la cresta iliaca derecha y erosiones en el cuero cabelludo.
Plaza de Las Ventas. Decimos¨¦ptima corrida de feria. 27 de mayo. Tres cuartos de entrada (17.277 espectadores).
Mala suerte la del joven Francisco Jos¨¦ Espada y picard¨ªa la del mexicano Joselito Adame. El primero acab¨® en la enfermer¨ªa al ser seriamente zarandeado por el toro de su confirmaci¨®n; y el segundo cort¨® una oreja inesperada al sexto de la tarde al entrar a matar sin muleta, cobrar una estocada hasta la bola y salir volteado con la taleguilla desgarrada por el derrote de un pit¨®n y el apuro de que le quedaron las piernas bajo del peso del toro, que cay¨® fulminado. Su osad¨ªa, su valor y su acierto le valieron el trofeo que no hab¨ªa ganado con la muleta.
A esas horas, Espada ya hab¨ªa sido trasladado a un centro hospitalario en el que se recupera de los fuertes golpes recibido. Ilusion¨® durante su etapa como novillero, tom¨® la alternativa en agosto de 2015, y su estrella se apag¨®. Solo seis corridas al a?o siguiente en plazas que no punt¨²an, y la ilusi¨®n de hacer realidad el sue?o de su vida: confirmar en San Isidro y triunfar. Sobre todo, triunfar.
Pero el hombre propone y las circunstancias disponen. Y lo que estaba dispuesto era una tremenda voltereta que dio al traste con el sue?o del torero. Sucedi¨® despu¨¦s de marrar con un pinchazo; se perfil¨® de nuevo, se volc¨® sobre el morrillo de ese primer toro, enterr¨® la estocada, pero el animal meti¨® un pit¨®n entre las piernas del torero, se lo ech¨® a los lomos, lo zarande¨®, lo lanz¨® contra el suelo, y all¨ª, el cuerpo boca abajo, lo pisote¨® en la cabeza. El torero qued¨® inerte y claramente conmocionado. Los compa?eros lo trasladaron a la enfermer¨ªa, mientras en la plaza quedaba la sensaci¨®n de que pod¨ªa tratarse de un serio percance.
Afortunadamente, no hubo herida y parece que pronto se recuperar¨¢; a fin de cuentas, no ha cumplido los 24 a?os, que es la mejor medicina para quien quiere ser figura. Pero duro debi¨® ser el traumatismo cuando no sali¨® para matar a su segundo toro; y muy dura ser¨¢ la sensaci¨®n de mala suerte y derrota personal cuando recobre la sensaci¨®n de realidad. Muchas ilusiones rotas en un instante; cu¨¢nto desasosiego hasta que le confirmaron que estaba colocado en los carteles, cu¨¢nto entrenamiento y cuanta ilusi¨®n se ha llevado por delante esta muy inoportuna e injusta voltereta.
A Espada se le not¨® que torea poco. Se mostr¨® firme, pero su entrega no fue suficiente para triunfar ante un toro que repet¨ªa la embestida, siempre con un punto de distracci¨®n, y al que le falt¨® fijeza y largura en el recorrido. Comenz¨® la faena con estatuarios ce?idos, que remat¨® con un pase cambiado por la espalda y otro de pecho que hicieron albergar las mejores esperanzas.
Repiti¨® el toro, se sucedieron los muletazos, algunos enganchados, otros sin remate, y no acab¨® Espada de cogerle el aire a la faena ni amoldarse a las dif¨ªciles condiciones de su oponente. Quiz¨¢, ese toro necesitaba una muleta m¨¢s poderosa, m¨¢s placeada que la suya. Acab¨® con unas ajustadas manoletinas antes de que montara el estoque y llegara la cogida.
El sue?o acab¨® en la enfermer¨ªa con el cuerpo hecho un gui?apo; pero puede contarlo, que es lo importante, y ojal¨¢ recupere la suerte que ha perdido la tarde de su gran ilusi¨®n.
El resto de la corrida tuvo poca historia a causa del mal juego de la corrida de El Torero, protestada en distintas fases por su presentaci¨®n, su falta de fuerzas y de casta. El tercero fue un inv¨¢lido declarado que el presidente se neg¨® a devolver y le cost¨® una sonora bronca del respetable. El resto, mansa en los caballos, sosa y sin clase.
Gin¨¦s Mar¨ªn fue recibido con una sonora ovaci¨®n al romperse el pase¨ªllo en recuerdo de su reciente triunfo. Fue la ¨²nica que cosech¨® porque su lote no le permiti¨® gran cosa. Su primero se desplom¨® en la arena mientras parte del tendido gritaba ?fuera del palco! al us¨ªa, y el otro, incierto y ¨¢spero, no le permiti¨® lucimiento alguno.
Joselito Adame mat¨® tres toros y dijo no estar dispuesto a marcharse de vac¨ªo. Nada interesante realiz¨® ante su primero, enclenque y soso, al que dio muchos pases ante la indiferencia general; otro toro inservible fue el que lidi¨® por la cogida de Espada, parado y sin car¨¢cter; y el ¨²nico que demostr¨® algunas notas de nobleza fue el sexto.
Brind¨® al p¨²blico, comenz¨® con estatuarios, y el animal se derrumb¨® en la arena. Sigui¨® con la mano izquierda y alg¨²n muletazo destac¨® sobre la soser¨ªa general. Insisti¨® el torero mexicano y dibujo finalmente cuatro naturales muy templados, que levantaron los ¨¢nimos y envalentonaron a su protagonista. Tanto es as¨ª que vio cercana la oreja y no se le ocurri¨® mejor treta que tirar la muleta y lanzarse sobre el morrillo del animal a pecho descubierto. Sali¨® trompicado y se salv¨® de milagro de la cornada, pero toc¨® el triunfo con la mano. Benditas locuras de los toreros¡
La corrida de hoy
Espect¨¢culo de rejoneo. Toros despuntados de El Capea, para Diego Ventura y Leonardo Hern¨¢ndez, mano a mano.
Babelia
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