¡°En la novela negra, y en la vida, hay que morder el polvo para saber lo que importa¡±
Aprovechamos la publicaci¨®n de 'Las l¨¢grimas de Claire Jones' para hablar con Berna Gonz¨¢lez Harbour de literatura, la profesi¨®n period¨ªstica, dramas personales o el machismo
La vida puede maltratarnos con inesperada crueldad y entonces solo algunos privilegiados pueden recurrir a la literatura para tratar de salir adelante. ¡°Esta novela ha sido un milagro, una evasi¨®n absoluta de una situaci¨®n personal muy dif¨ªcil. Pod¨ªa meterme en el ordenador y tener una vida, la de Mar¨ªa, y cerraba el ordenador y pr¨¢cticamente me echaba a llorar. No s¨¦ si decir esto es necesario pero ya te lo he confesado¡±. Quien as¨ª habla es Berna Gonz¨¢lez Harbour (Santander,1965), que acaba de publicar Las l¨¢grimas de Claire Jones (Destino), una ¡°tabla de salvaci¨®n¡± en su particular traves¨ªa por el desierto.
Solo hablar¨¦ en una mesa redonda de literatura de mujeres cuando se haga tambi¨¦n una de literatura de hombres. A ver si hay huevos
Mar¨ªa, es Mar¨ªa Ruiz, la comisaria Ruiz, la protagonista de una serie que ya va por su tercera entrega, una polic¨ªa intolerante con quienes traicionan a la verdad, una mujer que lucha por mantenerse a flote. Desterrada en Soria, con su entorno desmoron¨¢ndose y su carrera al borde del colapso, un cad¨¢ver en un viejo Rover la pone sobre la pista de un oscuro caso de muerte y corrupci¨®n con unas mujeres cu¨¢queras de invitadas estrella.
¡°Ruiz puede entender el crimen, lo que no puede es perdonar a los trepas, a los listillos, a los que no sostienen la verdad. Cada vez defiendo m¨¢s la autenticidad, en la literatura y en la vida,? y la comisaria Ruiz tambi¨¦n. Y donde no la hay, ah¨ª va a estar ella de morros¡±, expone la autora, que reconoce que en este caso hay m¨¢s sufrimiento, que Mar¨ªa es m¨¢s ella misma. Cuando habla de su personaje, Gonz¨¢lez Harbour pasa del yo al nosotras continuamente, la mirada se le ilumina y las grietas, las de la cara, las del alma, desaparecen por un rato. ¡°Los personajes de novela negra tienen que sufrir. No me gustan los personajes que tienen una vida ideal porque eso no existe. En la novela negra y en la vida, hay que morder el polvo para saber lo que importa¡±.
Pod¨ªa meterme en el ordenador y tener una vida, la de la Mar¨ªa, y cerraba el ordenador y pr¨¢cticamente me echaba a llorar
El camino no ha sido f¨¢cil. ¡°Verano en rojo y Margen de error las escrib¨ª en tres meses; esta, en dos a?os. He escrito cuando he podido, a trompicones, no escrib¨ªa con seguridad, no s¨¦ muy bien c¨®mo lo he hecho¡±, relata en¨¦rgica, en ascenso, para rematar: ¡°Despu¨¦s de la segunda tuve dudas, no sab¨ªa si seguir, pero nunca como ahora me he sentido tan segura de la siguiente¡±. Se podr¨ªa decir que la catarsis ha funcionado.
Las l¨¢grimas de Claire Jones tuvo una extra?a g¨¦nesis. Un viaje a Coilloure (Francia), un libro regalado por un amigo y la fascinaci¨®n por el cementerio protestante de Santander? ¨C¡°ese s¨ªmbolo de la desafecci¨®n absoluta de quienes viven en un pa¨ªs pero cuando mueren quedan separados¡±¨C pusieron a la creadora de Ruiz en la pista del mundo cu¨¢quero. Luego, la historia de la protagonista, a la que solo vemos a trav¨¦s de otros, una perdedora maltratada, hermosa, joven y cruelmente sola, a quien Harbour tambi¨¦n ha prestado cosas. ¡°Es hija de inglesa, como yo. Cuando creces ves que hay una parte que no cuadra y eso te hace m¨¢s vulnerable¡±, explica. Y, por ¨²ltimo, la estructura, las idas y venidas temporales bien hilvanadas, el oficio ya adquirido. ¡°No s¨¦ si cada novela es mejor, pero s¨ª s¨¦ que cada una es un avance¡±, asegura, reflexiva, esta periodista que a los 20 a?os se fue de vacaciones a Londres para escribir en el British Museum porque hab¨ªa le¨ªdo que Vargas Llosa lo hac¨ªa. ¡°Fracas¨¦¡± cuenta divertida. Luego, nada hasta los 45 cuando, mientras le¨ªa a Camilleri, se dijo: ¡°Puede que el mundo no necesite mis libros, pero yo s¨ª¡±.
Los personajes de novela negra tienen que sufrir. No me gustan los personajes que tienen una vida ideal porque eso no existe
Mar¨ªa no reh¨²ye ning¨²n tema y Berna menos. ¡°Solo hablar¨¦ en una mesa redonda de literatura de mujeres cuando se haga tambi¨¦n una de literatura de hombres. A ver si hay huevos¡±, suelta sobre el machismo en el g¨¦nero negro. ¡°?Mi vida literaria? S¨®lo s¨¦ que no quiero fuegos artificiales. S¨¦ que es una carrera de fondo pero no quiero ponerme en la senda de nadie¡± cuenta cuando se le pregunta por sus predecesoras en el g¨¦nero. Queda una cuesti¨®n: el periodismo, tan presente en la vida de la autora y en las novelas de Ruiz a trav¨¦s de Luna, un reportero veterano y descre¨ªdo que lanza pestes sobre la estado de la profesi¨®n. ¡°Si queremos ser honestos, en la novela negra hay que destripar todo. Yo lo he hecho con la polic¨ªa, con las empresas, con los que protegen la pederastia y el periodismo no iba a ser menos. Luna es un extremo perfecto para contar una fisura generacional irresistible¡±, explica para rematar, antes de salir para su despacho, camino del pr¨®ximo art¨ªculo, del siguiente libro.
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