A la altura del gran Lobo

La primera novela que le¨ª de William Faulkner fue ?Absal¨®n, Absal¨®n! Me pareci¨® deslumbrante, pero tambi¨¦n me cost¨® trabajo llegar al final. Al rev¨¦s que con el intocable Ulises, de James Joyce, en la que me resultan insoportables las andanzas por Dubl¨ªn durante un d¨ªa de Leopold Bloom, pero puedo releer muchas veces con id¨¦ntica fascinaci¨®n el final del libro, con el mon¨®logo torrencial de su esposa Molly. Lamentablemente, llegu¨¦ tarde a un escritor portugu¨¦s e inmenso llamado Ant¨®nio Lobo Antunes. A principios del nuevo siglo. Hasta entonces le¨ªa a Pessoa (?Existe un poeta tan conmovedor como ¨¦l? ?Ha logrado alguien hablar mejor que ¨¦l de la desolaci¨®n y de la derrota ¨ªntima con mejores versos que este pavo enamorado de la absenta?) y a Saramago (este y Lobo Antunes no se ca¨ªan demasiado bien, normal), del que me enamor¨® su novela El a?o de la muerte de Ricardo Reis, pero del que me cans¨¦ progresivamente, sobre todo de estar de acuerdo en sus opiniones pol¨ªticas. Y, de acuerdo, Saramago pose¨ªa talento, aunque Antunes es otra cosa; es genial.

La persona que me alent¨® a leerle volv¨ªa rota en mi compa?¨ªa de un viaje fuera de Espa?a. Acababa de divorciarse y su peque?o hijo se trasladaba con la madre a vivir a una ciudad lejana. No pod¨ªa ni hablar, pero llevaba El culo del mundo de Antunes. Se introdujo en ella durante varias horas. Cuando aterrizamos, le coment¨¦: ¡°No est¨¢s perdido del todo si todav¨ªa puedes leer y concentrarte con pasi¨®n en algo¡±.

El culo del mundo y Cartas de la guerra. Correspondencia desde Angola narran la brutal experiencia, con una sensibilidad excepcional como la de Lobo Antunes, de los a?os que pas¨® en la guerra colonial en Angola. Ejerciendo de m¨¦dico en medio del infierno, enviando continuas, desesperanzadas, esperanzadas, l¨ªricas y maravillosas cartas a su embarazada esposa.

?Y c¨®mo traducir a im¨¢genes esa hipn¨®tica literatura? Con amor y perfecto entendimiento hacia el universo del autor, con una est¨¦tica tan potente como veraz, con un blanco y negro magn¨ªfico que jam¨¢s quiere ser preciosista (incluyo el amanecer del plano final), con la emocionante voz en off de la esposa leyendo los textos que le escribe su angustiado marido (as¨ª empieza el momento m¨¢s conmovedor de esta hermosa pel¨ªcula: ¡°T¨² eres mi coca¨ªna, mi opio¡±). El director Ivo M. Ferreira adapta a Lobo con personalidad propia, inteligencia y poes¨ªa. Habla del abatimiento, del amor ausente, del miedo, de la supervivencia, del caos, de la barbarie, de la piedad. Esta noche volver¨¦ a leer uno de los relatos m¨¢s conmovedores de este escritor irremplazable. Se titula El fin del mundo: ¡°Me siento en el patio de la parte trasera hasta que se hace de noche y les doy ma¨ªz a las gallinas, les doy ma¨ªz a las gallinas, les doy ma¨ªz a las gallinas¡±. Y c¨®mo no estar de acuerdo con su certidumbre en una entrevista que le hizo este peri¨®dico: ¡°Nadie escribe como yo. Tampoco yo¡±.