Chris Isaak y John Fogerty, buenos americanos
El Azkena Rock Festival cierra una de sus mejores ediciones de los ¨²ltimos a?os con el triunfal regreso de Isaak y bandas como The Cult, Cheap Trick o Graveyard
En 1985 John Fogerty fue uno de los principales valedores del reci¨¦n debutado Chris Isaak, declarando que era ¡°como un gran rascacielos que se elevaba sobre el paisaje¡± y que iba a ser una gran estrella. M¨¢s de tres d¨¦cadas despu¨¦s Fogerty e Isaak han encabezado el cartel de la nueva edici¨®n del Azkena Rock Festival, representando la herencia de esa Norteam¨¦rica en la que los blancos de bien escrib¨ªan canciones y tocaban guitarras, un perfil nost¨¢lgico y anacr¨®nico en los EE.UU. de 2017. Las canciones, afortunadamente, siempre acaban elev¨¢ndose por encima de cualquier otra consideraci¨®n. Pero hay otras consideraciones, claro.
El s¨¢bado por la tarde, el sofisticado Michael Kiwanuka cantaba en Vitoria su I¡¯m a Black Man in a White World, y muchos entend¨ªan el mensaje: tal vez hay que darle un empujoncito al rock de una vez. El Azkena, festival decano del g¨¦nero en nuestro pa¨ªs, fue objeto de una necesaria pol¨¦mica cuando anunci¨® su programaci¨®n de este a?o: solo una mujer, la vocalista de la banda brit¨¢nica Buck & Evans, pisar¨ªa el escenario del festival en 2017. Si bien es cierto que el Azkena est¨¢ lejos de ser el principal exponente de esa tendencia en el panorama festivalero, este es un asunto que no solo hay que poner sobre la mesa, sino abordarlo frontalmente.
En otros aspectos el festival ha dado un gran salto cualitativo, con una mejor disposici¨®n de los espacios, la creaci¨®n de actividades paralelas acordes con el perfil de su p¨²blico ¡ªdesde lucha mexicana a un show de motocicletas en muro de la muerte¡ª y un cuarto escenario, Trashville, enfocado al lado m¨¢s especializado del garage, punk y rock, con la imaginer¨ªa de un cavernoso club inundado de electricidad y condensaci¨®n.
En lo musical, el Azkena ha consumado la reconciliaci¨®n con su p¨²blico ¡ªpocos festivales en nuestro pa¨ªs cuentan con una parroquia tan fiel y una identidad tan marcada¡ª mediante un programa que se ha beneficiado enormemente de la triada sueca conformada por Hellacopters, que ya no son lo que fueron aunque conserven su leyenda, Graveyard, que ofrecieron uno de los mejores conciertos del festival, y los reunidos para la ocasi¨®n Union Carbide Productions, tambi¨¦n fabulosos en la jornada del s¨¢bado.
Dos bandas legendarias que ya coincidieron en el Azkena en 2011, Cheap Trick y The Cult, destacaron particularmente. Los primeros, demostrando que se puede uno tirar 40 a?os en el rock sin convertirse en un fantoche, y los segundos, m¨¢s en forma que nunca, ofreciendo un concierto apote¨®sico en el cierre del festival.
Pero, por encima de todo, Isaak y Fogerty. Ambos con similares planteamientos: un concepto del show musical muy americano, medido y totalmente rendido al p¨²blico. Fogerty se abander¨® del momento m¨¢s ¨¢lgido de su carrera, el lustro en el que su banda Creedence Clearwater Revival fue una de las m¨¢s grandes sobre la tierra. Con un cancionero insuperable y 72 a?os muy bien llevados, Fogerty dio la talla y, aunque el concierto no se benefici¨® del sonido ochentero de la banda y lleg¨® a rozar lo verbenero por momentos, conect¨® con el p¨²blico desde el primer acorde.
El repertorio de Isaak, que no se acerca ni remotamente al peso espec¨ªfico del de Fogerty, se compensa con uno de los directos m¨¢s redondos e incontestables que pueden escucharse hoy. Las expectativas, muy altas tras su memorable paso por el festival en 2010, quedaron m¨¢s que colmadas: el concierto de Isaak no flaque¨® ni un segundo, apoyado sobre su asombrosa voz, presencia y carisma, y sobre la finura de una banda que lleva con ¨¦l m¨¢s de 30 a?os. La clave de un buen recital es que el artista toque como siempre y que el p¨²blico lo sienta como algo ¨²nico. Eso es lo que consigue Isaak, y lo hace sin concesiones: el californiano ejecut¨® un repertorio impredecible extra¨ªdo de casi todos sus discos (especialmente de Forever Blue y San Francisco Days), soltando sus mayores ¨¦xitos a mitad de concierto, incluyendo un set ac¨²stico donde otros empezar¨ªan a preparar la traca final, versionando a James Brown y a los norte?os mexicanos Los Invasores De Nuevo Le¨®n, y cerrando los bises con temas ¨ªntimos y contenidos sacados de sus ¨²ltimos discos. Todo le sirve a Isaak, porque lo hace tan bien que no importa la canci¨®n que elija ni c¨®mo la toque: siempre suena a ¨¦l, y siempre resulta perfecto.
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