Arl¨¦s enfoca la violencia colombiana
Los Encuentros de la ciudad francesa, festival de referencia en el mundo de la imagen, celebran la vitalidad de la fotograf¨ªa en el pa¨ªs latinoamericano
En una esquina, bajo el sol impenitente de la Camarga, aparece Joel Meyerowitz, genio estadounidense de la c¨¢mara, que pasa revista a sus primeras im¨¢genes en una exposici¨®n in¨¦dita. Recuerda as¨ª unos comienzos situados en un tiempo no tan lejano, cuando la fotograf¨ªa en color segu¨ªa sin ser considerada arte en may¨²sculas. ¡°En Arl¨¦s no estaban de acuerdo. Ya entonces la expon¨ªan y la celebraban¡±, explica. Desde su creaci¨®n en 1970, este festival de fotograf¨ªa, impulsado por otro maestro como Lucien Clergue, se esforz¨® en dar batalla a los prejuicios. 48 ediciones despu¨¦s, los Encuentros de Arl¨¦s se han convertido en el principal certamen fotogr¨¢fico en el continente europeo. Su objetivo es reflejar las ¨²ltimas evoluciones de la disciplina, pero sin renunciar a echar un segundo vistazo a los grandes nombres del pasado, or¨¢culos infalibles de lo que nos depara el futuro.
En su nueva edici¨®n, que permanecer¨¢ abierta hasta el 24 de septiembre, la fotograf¨ªa colombiana recibe todos los honores. Entre las 40 muestras programadas destaca la exposici¨®n La Vuelta, que presenta el trabajo de una treintena de artistas de generaciones distintas, que reflejan las mutaciones pol¨ªticas, sociales y culturales durante las seis d¨¦cadas de conflicto armado, al que aspira a poner fin el actual proceso de paz. ¡°Nos interesaba descubrir c¨®mo trabajan los artistas y qu¨¦ tienen que decir en esta ¨¦poca convulsa", explica el director del festival, Sam Stourdz¨¦, que se ali¨® con la comisaria colombiana Caroline Ponce de Le¨®n, antigua conservadora del Museo del Barrio de Nueva York, para obtener una radiograf¨ªa precisa de la cantera fotogr¨¢fica en el pa¨ªs. ¡°Escogimos a fot¨®grafos que se acercan al conflicto armado desde una aproximaci¨®n art¨ªstica y no period¨ªstica. Su trabajo parte siempre de la realidad, pero sugiere, evoca, despierta y provoca. Se sirve de otros verbos que el reporterismo¡±, apunta Ponce de Le¨®n.
Retratar algo tan difuso como una guerra se parece a obtener una imagen n¨ªtida en medio de la niebla, con luz menguante y sin una br¨²jula que recuerde d¨®nde quedan los puntos cardinales. Los fot¨®grafos colombianos que se han prestado al ejercicio presentan im¨¢genes borrosas y capturadas desde ¨¢ngulos inesperados, en el sentido f¨ªsico como en el moral. Intentan meterse en la piel de un enemigo que podr¨ªa ser su hermano. Y terminan dejando el horror fuera del encuadre, tal vez porque no existe mejor manera de convertirlo en tangible. Sobresale el nombre de Juan Fernando Herr¨¢n, que describe la dimensi¨®n psicol¨®gica del campo de batalla, y el de Wilson D¨ªaz, que filma a guerrilleros tocando en una orquesta de ballenato, como si dudara entre humanizarlos y convertirlos en seres rid¨ªculos. Por su parte, Mar¨ªa Elvira Escall¨®n fotograf¨ªa el interior de un edificio de Bogot¨¢ que sufri¨® un atentado en 2003. En lugar de enfocar frontalmente a las v¨ªctimas, prefiere capturar las huellas de las manos de los supervivientes sobre las paredes cubiertas de holl¨ªn.
Las im¨¢genes se encadenan, como dibujando un rengl¨®n interminable, en las paredes de iglesias desacralizadas, antiguos hospitales y pret¨¦ritos talleres ferroviarios. En el Espacio Van Gogh, que lleva el nombre del m¨¢s c¨¦lebre de los millones de turistas que han pasado por la ciudad, la muestra Pulsiones urbanas explora la identidad cultural de las urbes latinoamericanas en la ¨²ltima mitad de siglo, a partir de 350 im¨¢genes extra¨ªdas de la colecci¨®n Poniatowski. El centenar de fot¨®grafos expuestos, procedentes de Argentina, Chile, M¨¦xico, Per¨², Cuba y tambi¨¦n Colombia, parecen reflejar realidades similares. ?Todas las culturas fotogr¨¢ficas de Latinoam¨¦rica se parecen? ¡°Sin intenci¨®n de homogeneizar los particularismos de cada pa¨ªs, todos parecen describir el declive de la utop¨ªa modernista¡±, responde su comisaria, Mar¨ªa Wills. Tambi¨¦n la tensi¨®n entre las culturas prehisp¨¢nicas y la realidad poscolonial. Y el supuesto progreso hacia el que empujaba una urbanizaci¨®n galopante, que dejar¨ªa a numerosas v¨ªctimas por el camino. En esa l¨ªnea se inscribe tambi¨¦n la retrospectiva que Arl¨¦s dedica a la gran fot¨®grafa chilena Paz Err¨¢zuriz, que explora la historia reciente de su pa¨ªs a trav¨¦s de retratos de seres marginales, como mendigos, chiflados, prostitutas, travest¨ªs y recolectores de carb¨®n.
Blank Paper, la fotograf¨ªa espa?ola m¨¢s radical
Arl¨¦s tambi¨¦n rinde homenaje al colectivo madrile?o Blank Paper, que protagoniza una exposici¨®n que aspira a subrayar ¡°el gran nivel de la escena fotogr¨¢fica espa?ola, particularmente f¨¦rtil y densa¡±, seg¨²n el director del festival, Sam Stourdz¨¦. Formado por nombres como Juli¨¢n Bar¨®n, Ricardo Cases, ?scar Monz¨®n o Miren Pastor, el grupo se sit¨²a al margen del circuito oficial y las necesidades del mercado. ¡°Demuestran que, sea cual sea la situaci¨®n de un pa¨ªs, un artista no se detiene a esperar el apoyo institucional¡±, afirma Stourdz¨¦.
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